José Vicente Pérez Pardo
Miércoles, 16 de noviembre 2016, 01:32
Las cuentas que ha echado el alcalde, Gabriel Echávarri, para que Ikea se instale en la ciudad antes de las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2019 todavía se encuentran delante de una roca: el concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Pavón, toda vez que el portavoz del equipo de gobierno y edil de Compromís, Natxo Bellido, apoya el último proyecto que lleva adelante el regidor. Es decir, constituir una Agrupación de Interés Urbanístico con los propietarios de los terrenos más próximos a la avenida de la Universidad y tramitar de manera urgente un plan parcial. Todo para que las obras puedan comenzar, como máximo, en otoño del año que viene y se pueda inaugurar la tienda en el primer trimestre del 2019.
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Por lo menos, Pavón se muestra ahora dispuesto a tramitar un planteamiento en Rabasa fuera del ámbito de protección de las lagunas, pero deja la decisión en manos de los técnicos y de una «reflexión global dentro del planteamiento de la ciudad». Pero el vicealcalde, y concejal de Guanyar, echa el freno cuando se le pregunta por la ansiada llegada de la multinacional sueca del mueble a la ciudad y por los plazos que manejan en Alcaldía. Contesta amablemente a las preguntas sobre el desarrollo del plan, «porque oficialmente no hay nada», pero frena la euforia: «No hay soluciones mágicas ni ultrarrápidas», dice, para tramitar este plan parcial que ahora parece que servirá para, por fin, traer Ikea a Alicante.
Asegura que la tramitación de un plan parcial es «similar a la del PGOU», aunque sin tanto estudio externo. La primera condición que pone el responsable de Urbanismo es que los técnicos de su departamento emitan un informe sobre «la compatibilidad de la actuación con un PGOU que está en marcha». A partir de ahí, comenzará a tramitarse con las afecciones correspondientes: movilidad, comercio, etcétera, sin querer dar plazos.
No hay, por tanto, tanto «consenso» entre los grupos municipales como afirmaba ayer por la mañana Natxo Bellido. Sí aseguraba el apoyo de Compromís a la propuesta sobre la instalación de Ikea lanzada el lunes por el alcalde, Gabriel Echávarri, porque «concuerda con los requisitos» que marcaron desde su partido: sin macrocentro y con el constructor Enrique Ortiz fuera de la operación. Ahora, la superficie comercial se reduce de 80.000 a 50.000 metros cuadrados y el promotor no tiene terrenos en el nuevo ámbito de urbanización.
A todo ello, Bellido añadió que esa propuesta «no entra en controversia con la política de protección de espacios naturales» que realiza la Concejalía de Urbanismo ni tampoco supone un «desequilibrio» de la situación comercial de Alicante. Este parámetro, para Pavón, lo tendrán que decidir los técnicos de su área «cuando llegue el proyecto».
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Éste es, precisamente, el principal problema que tiene ahora mismo el tripartito. Echávarri ha llevado personalmente las negociaciones con Ikea sin contar, al parecer, con Pavón, aunque deba ser Urbanismo quien autorice la operación. El responsable del área esperará a que tener el proyecto entre las manos para comenzar a tramitarlo, lo que puede ser tarde para el alcalde.
Parece que nadie más allá de Echávarri y Bellido conocen los pormenores de la operación. Tampoco la oposición. Al respecto, el portavoz del PP en el Ayuntamiento, Luis Barcala, exigió al regidor que convoque la comisión de Pleno para informar a los grupos políticos «si hay avances o es una ocurrencia». Para Barcala, «el alcalde tiene la obligación de informar porque, si no, no tendría haber aprobado su creación».
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Mientras se dan los pasos oficiales, muchos sectores permanecen expectantes a los acontecimientos. El primero, el de los comerciantes.
El presidente de Corazón de Alicante, Vicente Armengol, también espera que alguien del Ayuntamiento se ponga en contacto con ellos para enseñarles el proyecto: «Queremos saber para trasladarlo al colectivo, que estuvo muy combativo y se posicionó contra el macrocentro». El último proyecto ha reducido la superficie comercial de manera sustancial, por lo que «queremos conocer el proyecto sobre realidad».
La última intención de Corazón de Alicante es «buscar el equilibrio comercial» de la ciudad, algo que creen ahora está más cerca. Por eso, no quieren quedarse fuera ahora que parece que finalmente irá adelante: «Queremos participar».
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