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Nareen Shammo, ayer, en la sede de la UA de Alicante.
La voz de las esclavas sexuales infieles

La voz de las esclavas sexuales infieles

Nareen Shammo denuncia en Alicante la inacción frente al genocidio del EI en Irak

Lola Torrent

Viernes, 2 de diciembre 2016, 01:06

El 3 de agosto de 2014 los combatientes del Estado Islámico (EI) atacaron la población de Sinjar, al noroeste de Irak. Era de noche, y la gente todavía dormía. 5.000 hombres, mujeres y niños fueron asesinados. A muchos, se les enterró vivos. Doce días después la ciudad de Kojo sufrió igual suerte. 712 hombres murieron acribillados. A los bebés, las personas mayores y los enfermos los subieron a una montaña, los rodearon para que no escaparan y les dejaron morir de hambre y sed. Sólo sobrevivieron las mujeres y los niños. Se les reservaba otro oscuro destino. A ellas las violaron y se las llevaron para venderlas como esclavas sexuales y a los niños varones los aleccionaron para convertirlos en integristas y les entrenaron para matar. En total, 7.000 personas fueron secuestradas aquel fatídico mes de agosto por pertenecer a la comunidad étnico religiosa yazidí.

De aquel episodio y de su lucha por intentar liberar de su cautiverio a las víctimas habló ayer en la Sede Ciudad de Alicante de la UA la periodista y activista irakí Nareen Shammo durante un acto organizado por Amnistía Internacional. « Mi vida dio un giro ese 3 de agosto. Yo trabajaba para un canal de televisión en Kurdistán y empecé a recibir llamadas y mensajes de mujeres yazidíes que habían escapado del ataque. Me contaron lo que estaba pasando y me pidieron ayuda. Hasta entonces yo era una periodista alocada, a quien le gustaba viajar, divertirse, escuchar música. Disfrutaba de la vida y de la feliz compañía de mi novio. Pero a partir de ese día todo cambió», relata.

Shammo, que pertenece a la comunidad yazidí, comenzó a movilizarse y a utilizar los contactos que había granjeado a lo largo de sus 9 años de profesión periodística. Creó la red 'Initiative for Yazidis around the world' en 2014 para localizar e intentar liberar a las mujeres jazidíes secuestradas por el EI. Su activismo ha logrado rescatar hasta la fecha a cientos de ellas. « Todo mi tiempo lo dedico a intentar ayudarlas. Estoy en contacto con muchas mujeres que siguen secuestradas para intentar mantener viva la esperanza de su liberación. Pero a veces pierdes el contacto con ellas. Las trasladan, las venden a otros países como Siria. Y ya no las encuentras. Es muy duro», afirma.

Desde 2014 es miembro del grupo de trabajo de Minorías de la ONU y ha expuesto ante las Naciones Unidas y ante los gobiernos de Alemania y Bélgica el drama que padece el pueblo yazidí. Su empeño le lleva a dar charlas por todo el mundo para dar a conocer lo que el Estado Islámico está haciendo no solamente con la población yazidí, sino también con los cristianos y la comunidad shabak en las zonas ocupadas por los radicales . « El Estado Islámico está llevando a cabo un genocidio con quienes consideran infieles. En un periódico afín al EI se publicó que era una vergüenza que el pueblo yazidí siguiera con vida y que el objetivo era matarlos a todos. Fue una clara declaración de intenciones», denuncia. Nareen Shammo relata que su comunidad étnica y religiosa tiene una tradición de más de 6.000 años y en la actualidad se encuentra repartida entre Irak, Siria y Turquía. Desde los ataques a Irak del Estado Islámico, controlan el 90 por ciento de las zonas donde viven y, hoy en día, el 80 por ciento de la población yazidí ha abandonado sus hogares y se encuentran desplazados por diferentes lugares. La activista relata que cuatro días después del ataque a Sinjar, los integristas intentaron tomar también Bahzani, su ciudad natal. Los militares kurdos que debían protegerles frente a la posible incursión huyeron. Dejaron a la población indefensa. El miedo y la inseguridad es lo que ha llevado a la mayoría de los integrantes de esta minoría étnica a abandonar las zonas de conflicto armado.

Shamo lamenta la inacción no sólo de los gobiernos kurdo e iraquí sino también de la comunidad internacional. « Ese es el gran problema. Hay 7.000 mujeres, niñas y niños secuestrados que están sufriendo violaciones, que se han sido convertidas en esclavas sexuales de los combatientes del Estado Islámico, se está cometiendo un genocidio y no hay ninguna reacción. Ni por parte de los organismos internacionales ni por parte del gobierno kurdo o del gobierno de Irak. Es hora de dar una respuesta», asegura.

La divulgación de esta campaña genocida contra la comunidad yazidí en el norte de Irak forma parte de los esfuerzos de Nareen Shammo y otros activistas por desactivar los planes del EI. En enero de 2015 la periodista ayudó a realizar el documental de la BBC 'Esclavas del Califato', en el que se abordaba el sufrimiento de las mujeres secuestradas a través del testimonio de algunas de ellas que habían conseguido ser liberadas.

Su emisión sirvió, según recuerda, para que millones de personas tuvieran conocimiento por primera vez de una realidad no suficientemente difundida.

«Recibí miles de mensajes a través de Twitter y Facebook de personas que me decían que sentían mucho lo que estaba pasando con nuestra comunidad. Fueron miles de muestras de apoyo y comprensión pero en la práctica el resultado fue decepcionante. El impacto mediático que tuvo el documental se quedó sólo en eso. Ningún gobierno ha propuesto acciones para liberar a las mujeres y a las niñas de su esclavitud», lamenta.

Aunque ella representa a la comunidad yazidí, no deja de recordar que los cristianos y el pueblo shabak están sufriendo la misma situación en el norte de Irak y se están viendo obligados a desplazarse por falta de seguridad ante los continuos ataques deliberados y sistemáticos que están padeciendo.

«Estamos hablando de crímenes, de una campaña de genocidio, son precisas medidas urgentes de protección internacional. Lo que ocurrió el 3 de agosto de 2014 no es un hecho aislado. Se han producido un total de 74 ataques contra la población de estas tres comunidades y no pararemos de contar lo que está ocurriendo y de pedir una y otra vez protección internacional porque si no se les protege no habrá justicia y sin justicia no puede haber paz. No voy a parar hasta conseguirlo. Seguiré hasta que la situación cambie», afirma.

Nareen Shammo tiene 30 años. Como ella misma relata, es otra persona desde el 3 de agosto de 2014. Repite constantemente esa fecha porque el rumbo de su vida dio un giro tan brusco que apenas se reconoce ya en esa periodista despreocupada que hacía reportajes de investigación para un canal de televisión de Kurdistán.

Tuvo que dejar atrás muchas cosas y a mucha gente querida. El Estado Islámico la ha amenazado de muerte en varias ocasiones y actualmente vive en Alemania, donde se le ha concedido el asilo político. Cuando viaja tiene que adoptar medidas de seguridad, pero, según relata, su empeño es firme.

Con el apoyo de Amnistía Internacional recorrerá varias ciudades españolas para divulgar lo que está ocurriendo con la comunidad y las mujeres yazidíes. Es su manera de hacerlas visibles. Que el mundo sepa de ellas. Y se pregunte: «¿porqué nadie hace nada?».

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