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Los corredores en la línea de salida, preparados para iniciar la prueba.

Una carrera para bajar el pavo

El Cross Nocturno 'Ciudad de Orihuela' atrae a cerca de ochocientos corredores

Pilar M. Maciá

Lunes, 26 de diciembre 2016, 01:08

Si el calendario deportivo oriolano arrancó el pasado 5 de diciembre en Molins con la ya tradicional Carrera del Pavo, la caída de este animal en asados, arroces y sobre todo en ollas de cocido con pelotas degustadas en multitud de viviendas durante el mediodía de ayer, marcó el fin del diciembre de los corredores no ya solo de Orihuela sino de otros muchos puntos de la Vega Baja y de provincias vecinas como Murcia. La noche de Navidad sirvió a cerca de ochocientas personas para rebajar esos manjares cocinados bien a base de pavo o de otros muchos ingredientes en el Cross Nocturno 'Ciudad de Orihuela' organizado por la Asociación Virgen de Monserrate de la Policía Local con la colaboración del Club Atlético Oriol y el Ayuntamiento de Orihuela a través de la Concejalía de Deportes.

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El buen tiempo que ha acompañado durante este fin de semana festivo no abandonó a los corredores y favoreció también que los espectadores salieran a la calle a disfrutar de una prueba atlética que se ha convertido en una fiesta. Aunque el frío de la noche se hizo notar sobre todo en el inicio de la carrera y en su meta en lo alto de la explanada del Seminario, hubo formas de combatir el fresco sobre todo con las risas y la diversión que llegan cada año aparejadas con una carrera que cumple nueve ediciones y en la que cada vez participa más gente disfrazada.

Los atuendos relacionados con la Navidad fueron numerosos, renos, pavos, personajes como Papá Nöel o los Reyes Magos, uvas, dulces navideños, cartas llenas de deseos, un coro de niños con director incluido e incluso una bandeja de bombones de una conocida marca llenaron el recorrido, y en esta ocasión con más razón puesto que se ampliaron a tres los premios a los disfraces individuales y en grupo. Los participantes salieron desde la confluencia de la Plaza Nueva con la de la Centuria Romana y corrieron por el recorrido habitual subiendo hasta el Rabaloche, vuelta a la calle Mayor, San Juan y Puente del Rey y vuelta por Obispo Rocamora y Duque de Tamames para enfilar la cuesta desde la calle San Agustín para afrontar los últimos cuatrocientos metros de subida hasta el Seminario, de donde se bajaban rápido para evitar enfriarse. Los primeros en cruzar la meta fueron el redovanense Álex García Carrillo en apenas 21 minutos en categoría masculina e Irma Duchi en femenina.

Este año los organizadores decidieron adelantar una hora la salida de la prueba sobre todo por la fecha en la que se celebraba. Lo habitual es hacerla en el sábado entre Nochebuena y Nochevieja, pero al caer en ese día de la semana ambas noches se optó como ha ocurrido en alguna otra ocasión por hacerla en Navidad a sabiendas de que podría tirar para atrás a muchos corredores, aunque lo que ocurrió fue que la mayoría de participantes aún se la tomó más a fiesta. Como también es tradición, en el tiempo que transcurrió entre la finalización de la prueba y la entrega de los trofeos, que tuvo lugar en la Plaza de la Centuria Romana, los asistentes pudieron degustar un chocolate con mona.

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