R. O.
Martes, 27 de diciembre 2016, 00:28
Con el objetivo de proporcionar ayuda sanitaria el enfermero Francisco Cámara y el anestesiólogo Jhon Díaz Lara, ambos personal sanitario del Hospital Vega Baja, viajaron hace algunas semanas a Senegal para tratar los problemas oculares de la población de la comuna de Thiadiaye. Durante su estancia los oriolanos realizaron 297 cirugías, el 95% de cataratas aunque también de glaucoma y tracoma, indicaron ayer desde el hospital oriolano. Esta acción fue posible gracias a la Ong Azul en Acción fundada por un grupo de agentes de la Policía Local de Murcia, y en la expedición participaron distintos profesionales como oftalmólogos, enfermeras, auxiliares de enfermería, anestesistas, ópticos, administrativos, traductores y encargados de logística que permanecieron en el país africano desde el 24 de octubre al 7 de noviembre pasados.
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En ese tiempo se llevaron a cabo un total de 1.527 consultas, 1.127 graduaciones, fueron donadas 795 gafas y se realizaron las citadas 297 operaciones. Francisco Cámara comentó tras la experiencia que lo que más le llamó la atención fue «ver lo sencillo que es cambiar la vida de una persona al devolverle la vista», cosa que consideró que es algo que en el primer mundo se ve a diario y no se le da la importancia en contraste con lo imposible que es que suceda en Senegal, salvo a través de ayuda externa, como ha sido este caso, debido a la sanidad precaria que tienen. «En nuestro país las cataratas incipientes pasan a la lista de espera y en breve plazo se operan, mientras que allí hemos visto a gente ciega más de veinte años por una simples cataratas, o niños ciegos de nacimiento por cataratas congénitas», resaltó el enfermero.
Para el doctor Lara esta fue la cuarta expedición en la que colabora, las tres anteriores las desarrolló en Kara, en Togo, y todas han sido con el mismo objetivo de devolver la visión o mejorar la calidad de vida de las personas que padecen patologías ocupares que son fácilmente curables o tratables pero que por las circunstancias en las que viven y la escasez de personal cualificado, a lo que se suma la ausencia de infraestructuras y material, es casi imposible realizarse este tipo de intervenciones. «Es gratificante debido a que nos montamos en un proyecto cada año y sabemos que los beneficios que tiene la población son excepcionales», aseguró el anestesista, quien precisó que «recuperamos la vista a la mayoría de las personas afectadas, y eso en un mundo tan abandonado y desprotegido es una bendición». Así, afirmó que el trabajo que se desarrolla allí hace útiles a personas que no lo eran «y también intervenimos a niños, y obviamente con ellos la dicha es mayor», apuntó. Ambos profesionales destacaron la falta de medios, de infraestructuras y de personal cualificado», e hicieron un llamamiento a la solidaridad de quienes viven en el primer mundo para que ayuden a estas personas sin querer aprovecharse de ellas, de sus materias primas o de su naturaleza. «Allí faltan muchas cosas y creo que nosotros, con esta actividad, ayudamos a esta población a salir un poco adelante», afirmó John Díaz Lara quien junto con Francisco Cámara animó a otros profesionales a participar en una experiencia como esta. Eso si, precisaron que antes de viajar a un país como Senegal deben concienciarse de a dónde van «porque verán mucha pobreza y el trabajo es agotador», pero añadieron que también es «gratificante» dado que después de horas de sacrificio se ve el resultado cuando se comprueba que gente que no podía ver lo logre.
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