«La Virgen quería ser ilicitana»

Las fiestas de la Venida de la Virgen están ya en marcha. El pregón que ayer tarde pronunció en el Gran Teatro José Antonio Valero, párroco de Nuestra Señora de los Desamparados y director de la Casa de Espiritualidad Diego Hernández, abrió los actos de las fiestas de invierno ilicitanas, que se desarrollarán hasta el día 29.

Tras recordar a los asistentes que en esa misma sala pronunció el pregón de la Semana Santa de 2009, destacó el honor y la responsabilidad que suponen «para este ilicitano de adopción» ser el pregonero de las fiestas. Recordó su «primera venida» a Elche, cuando en agosto de 1978 le llamó el entonces Mestre de Capella, Antonio Hernández, para cantar la Coronación de la Virgen en el Misteri. Durante 17 años ininterrumpidos interpretó al Padre Eterno.

Su «segunda venida» se produjo en 1990, cuando el obispo Francisco Alvarez le llamó con el encargo de crear una nueva parroquia en Elche, en el Sector V, Nuestra Señora de los Desamparados.

Habló Valero sobre la Natividad de Jesús, recién celebrada, y de María, «aquella joven, entregada y amorosa Madre que nos disponemos a recibir pasado mañana todos los ilicitanos». Prosiguió: «Nos acercaremos hasta casi tocar las frías aguas de nuestro mar en estas fechas, hasta poder descubrir sobre ellas, entre dos luces, un sencillo arcón de noble madera donde encontraremos el preciado tesoro que Dios regala al pueblo ilicitano».

Seguidamente reflexionó en torno a los seis elementos que hacen posibles estas fiestas. Del primero, el mar Mediterráneo, recordó las antiguas civilizaciones que lo surcaron, pero también que «hoy, con demasiada frecuencia esas mismas aguas escriben las esquelas mortuorias de los sin nombre, de los sin techo, sin futuro, sin tierra, sin esperanza, sin vida».

Prosiguió en clave social refiriéndose a «los tonos azules y verdosos de sus ricas aguas preñadas de vida», que, en ocasiones, «se tornan en tonos grises y oscuros para desgranar, entre olas y espuma, un rosario inacabable de esperanzas frustradas y marchitas en un hermoso día que jamás amaneció ni amanecerá».

Recordó las palabras del Papa Francisco refiriéndose a los fallecidos al intentar cruzar sus aguas, y pidió que en la misa «que celebraremos el miércoles al pie de las aguas de nuestro mar, oremos por todos ellos y por sus familiares allá donde se encuentren».

Respecto al segundo elemento, el guardacostas Francesc Cantó, dijo que «supo descubrir, sin saberlo, el tesoro que Dios regalaba, una vez más, a los hombres necesitados de luz y de amor». Confesó que «he querido ver siempre en la figura de este hombre a caballo, voceando sin descanso desde la playa hasta el Hort de les Portes Encarnaes el día 28, y por la tarde, hasta la basílica de Santa María, al mensajero del Señor que anuncia la gran alegría para el pueblo cristiano de Elche».

El tercer elemento de la fiesta es la Virgen, «una mujer atenta a los designios de Dios que descubre su voluntad y no duda en someterse a ella», y que da el sí a ser Madre de su Hijo. Un camino lleno de «sufrimiento, incomprensión y dolor» hasta llegar a esa coronación que culmina el Misteri.

El camino entre la playa del Tamarit y les Portes Encarnaes es el cuarto elemento. «Ella sabía muy bien hacia dónde quería ir y para quién había venido: 'Soc per a Elx'. Y los bueyes, con los ojos tapados, «fueron guiados milagrosamente» hacia Elche. «La Virgen quería ser ilicitana». El pregonero destacó los numerosos romeros que se acercan a la carreta a tocar el arca, las conversaciones, el almuerzo, la llegada a la ciudad...

«Primer pregonero»

El anuncio que realiza Cantó del hallazgo constituye el quinto elemento, recibido por el pueblo (sexto elemento) de manera «emocionada y expectante». «Francesc Cantó tuvo el privilegio especialísimo de ser el primer pregonero de la fiesta de la Venida», apuntó.

«Las gentes han escuchado el anuncio y ha entendido lo que Dios quiere: Que el pueblo cristiano de Elche acoja, venere y difunda la devoción a la Madre de Dios con el título entrañable de Virgen de la Asunción». Un pueblo, añadió, que «pronto se aprestará a desentrañar y comprender lo que la imagen trae consigo para representarlo a modo de una gran catequesis que, con el tiempo, no sólo será un regalo para el pueblo ilicitano, sino para todo el mundo: Nuestro Misteri».

Valero realizó en el tramo final de su brillante pregón un ruego a todos los asistentes: «Recuperemos y difundamos el verdadero sentido y origen de nuestras tradiciones y de nuestra fe que, a su vez, nos definen como lo que somos desde el pasado hasta nuestros días». Invitó a todos a participar en las fiestas y saludó de forma especial al rector de Santa María y nuevo obispo de Menorca, Francisco Conesa.

Tras el pregón y la entrega de obsequios a pregonero y cargos intervinieron el vicario episcopal, Vicente Martínez, y el alcalde, Carlos González. El acto se cerró con las actuaciones del Coro Juvenil del Misteri d'Elx y del Coro de Heraldos de la Sociedad Venida de la Virgen.