B. González
Orihuela
Jueves, 9 de febrero 2023, 15:11
Un municipio al sur del sur de la Comunitat vivió durante los años 30 del siglo pasado una larga y arraigada tradición fallera. Se trata de Orihuela, en Alicante, y no, no se trata de una confusión con las Hogueras, más propias de esta provincia. Esta ciudad quiso emular a Valencia en tradición fallera y así está documentado en los libretos de la época en la que se llegaron a plantar hasta 20 monumentos falleros.
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La tradición desapareció tras la Guerra Civil y las fallas quedaron en el olvido. Hubo un intento de recuperación por parte del barrio del Rabaloche donde se celebraron varios años, pero enseguida quedaron en el olvido.
Ahora es un colegio de una pedanía de Orihuela, el Manuel Riquelme de Hurchillo, el que lleva más de una década poniendo su granito de arena para recuperarlas. El artífice ha sido su director, Joaquín Marzà, a quien llegó a sus manos un libro en el que se hablaba de esta arraigada tradición de Fallas en esta ciudad capital de la Vega Baja del Segura.
Quedó sorprendido porque descubrió que las Fallas habían sido una gran fiesta en la historia de Orihuela y quiso inculcar en los pequeños de Hurchillo de nuevo esta tradición. La diferencia con Valencia es que no se celebraban en julio, parece ser porque se conmemoraba la reconquista de la ciudad. Existía incluso un importante gremio de artesanos que se dedicaba en cuerpo y alma a estas fiestas.
Incluso el poeta oriolano universal Miguel Hernández participó en un cartel de una Falla, la de Paseo de Sagasta, con unos versos, en el año 1935.
"Estamos orgullosos de haber recuperado esta tradición y de haber incrementado el número de niños y niñas participantes, así como padres que se implican", manifiesta Joaquín Marzà, quien explica que al principio comenzaron con un fallero y una fallera y ahora llegan a la veintena.
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En este centro de Infantil y Primaria, de unos 200 escolares, el día principal de la celebración es el día 17 de marzo cuando realizan la plantà de un monumento que realizan con materiales reciclados y también hay mascletà, eso sí lo hace con globos (globotá).
También realizan el cartel anunciador, que según indica el director del centro, corresponde cada año a uno de los que se editaron en los años 30. "Este año corresponde al cartel del año 1933 de la falla de la Plaza de San Agustín", indica.
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Todo un trabajo en el que se implica la comunidad educativa, especialmente profesores y padres que son los encargados de montar el monumento. Como centro activo desde el punto de vista medioambiental, se utiliza todo tipo de material reciclable para realizarlo.
"También cuentan con carteles críticos, escritos en valenciano del carrer", puntualiza y un detalle importante es que los falleros y falleras de Hurchillo portan un pañuelo de color amarillo, símbolo de la falla del colegio.
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"La semana del 10 al 17 de marzo, todos los días los escolares vienen ya con el pañuelo en el cuello. De hecho, cuando son escolarizados con 3 años, se les hace entrega de ese pañuelo", subraya.
Así que este colegio, cada año, y desde hace ya más de una década, lleva un cachito de la fiesta josefina de Valencia a Hurchillo, Alicante.
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