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R. G./EP
Mutxamel
Viernes, 17 de septiembre 2021, 00:25
Treinta años han pasado desde que la banda terrorista ETA dejara una huella imborrable en Mutxamel con un atentado que sesgó la vida de tres ... personas: Víctor Manuel Puertas, José Luis Jiménez y Francisco Cebrián. Ayer se cumplieron tres décadas de ese momento que consternó a la población y al país y numerosas instituciones, entidades y familiares decidieron recordar ese 16 de septiembre de 1991 con un homenaje a las víctimas.
El acto tuvo lugar en el Passeig de la Constitución y contó con la presencia de representantes del Ministerio del Interior, de los Ayuntamientos de Mutxamel y Alicante y la Diputación, entre otros estamentos. Un momento muy emotivo, especialmente para los familiares de las víctimas.
El ataque se consumó con un coche bomba contra la residencia de los agentes de la Guardia Civil y sus familiares, pero el vehículo no explosionó en ese momento sino posteriormente, cuando era remolcado. Fallecieron dos agentes de Policía Local, Víctor Manuel Puertas, de 21 años, y José Luis Jiménez, de 28; y el dueño de la grúa que transportó el vehículo con el coche-bomba, Francisco Cebrián, de 40.
Para recordarles, ayer se descubrieron tres esculturas de un artista local que tienen en común una característica, un agujero central que simboliza "el vacío" que dejaron con su marcha.
El alcalde de Mutxamel, Sebastián Cañadas, abrió el turno de intervenciones. El primer edil remarcó que el "cobarde y cruel" atentado "dejó lamentablemente marcado" al pueblo y a sus gentes "para siempre, especialmente a las familias y a los que vivieron en primera línea esos terribles momentos".
Por ello, el agujero central de las esculturas, una por cada víctima, pretende "poner énfasis en el vacío tan tremendo que dejaron en nuestro pueblo y en sus familias", manifestó Cañadas.
Por su parte, el presidente de la Diputación, Carlos Mazón, señaló que esta herida "no tiene tamaño, no se hace ni más grande ni más pequeña con el paso del tiempo". También señaló que "resulta difícil entender y pensar que los dos bienes más preciados que tenemos en democracia y como seres humanos, que son la vida y la libertad, no fueran compatibles durante un periodo de nuestra historia, porque para defender la libertad, que es nuestro bien cívico más preciado, hemos tenidos que dar vidas".
Mazón también lamentó que la libertad y la vida durante un tiempo en España, en Alicante y en Mutxamel "no hayan podido ir de la mano". Y añadió que no habrá "ni olvido ni humillación posterior". El presidente de la Diputación defendió la idea de que no se permita "un relato que cuente una historia que no ocurrió o que lo haga de manera distinta a como sucedió, sino tal y como la vivimos y tal y como nos negamos a olvidar".
A este homenaje también asistieron el alcalde de Alicante, Luis Barcala; la subdirectora general de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo del Ministerio del Interior, Paloma Pérez Cortijo, y alcaldes de la comarca, así como el que fuera primer edil del municipio el año en que se produjo el atentado, Fernando Ripoll.
Las víctimas del atentado no están presentes en Mutxamel a través de las esculturas. De hecho, el municipio decidió en 2007 dedicar sendas calles a esas tres personas que perdieron la vida hace 30 años a manos de ETA.
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