Un supermercado de Torrevieja toma la temperatura a los clientes

Si bien es una de las medidas que se aplican todavía en el entorno de Wuhan (China) una vez parece que el país asiático comienza a recuperarse de la pesadilla del coronavirus, en España aún no es muy frecuente ver termómetros en los accesos a los establecimientos que permanecen abiertos. Sí es el caso de un supermercado de Torrevieja, que desde hace días toma la temperatura corporal a todos los clientes que se disponen a entrar. La mayoría son británicos, alemanes, noruegos y españoles de avanzada edad a los que desde la tienda se intenta transmitir confianza y proteger de la pandemia de la Covid-19.

Un empleado del establecimiento, de la cadena Unide y situado en la calle Mayor de la pedanía torrevejense de La Mata, lleva puesto un equipo de protección individual (EPI) blanco con una mascarilla y espera en la puerta a cada comprador con un termómetro infrarrojo para tomar la temperatura.

El propietario del supermercado, Joaquín Manuel Sánchez Leal, explicó ayer que los clientes se muestran «agradecidos» por esta medida que protege tanto a la plantilla de diez trabajadores. Pero, sobre todo, a los usuarios de esta zona del sur de la provincia de Alicante muy habitada por mayores europeos que buscan buen clima y vivir muy cerca del mar.

«Los clientes lo ven estupendamente, incluso hay gente que viene a diario a que le tomemos la temperatura sin comprar», relató el propietario entre risas antes de insistir, más serio, en que los usuarios se lo están tomando muy bien.

«La clientela es mayoritariamente pensionista. Ingleses, alemanes, noruegos... gente mayor que vive sola y que tiene o no hijos, pero sin que éstos puedan tener contacto» a causa del coronavirus, por lo que este control les da «confianza» a la hora de adquirir sus productos diarios para casa.

Durante las últimas tres semanas, únicamente se ha denegado la entrada a tres compradores porque presentaban unos 38 grados de fiebre.

Este supermercado aplica esta medida de protección desde el lunes 16 de marzo, el primer día hábil después de la declaración del estado de alarma del Gobierno, porque Sánchez Leal ya se había provisto de los equipos y del material adecuado para la pandemia. Lo había hecho tras escuchar por televisión las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que le hacían ver que era de «sentido común» lo que iba a ocurrir: «Actué de esta forma porque vi lo que pasaba con mis vecinos chinos e italianos, y sabía que iba a llegar aquí», afirmó.

El establecimiento ha colocado una bandera española con un crespón negro por los «caídos de todo el país» por la pandemia, una situación «que no nos merecemos».