![Cómo reinventar una casa de toda la vida para que parezca un palacio lleno de luz](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/03/01/D147197-R7uTShVaW9UYEEP1w1oVWEL-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
CASAS QUE HABLAN
Cómo reinventar una casa de toda la vida para que parezca un palacio lleno de luzCASAS QUE HABLAN ·
Un modélico ejemplo de reforma de una vivienda en la Valencia más aristocráticaSecciones
Servicios
Destacamos
CASAS QUE HABLAN
Cómo reinventar una casa de toda la vida para que parezca un palacio lleno de luzCASAS QUE HABLAN ·
Un modélico ejemplo de reforma de una vivienda en la Valencia más aristocráticaCuando Concheta Romaní y Carolina Tarazona, que desde el año 2022 forman el equipo de arquitectura Nhoma, desembarcaron en esta vivienda de la calle Pérez Pujol (barrio de Sant Francesc, corazón de la Valencia más aristocrática) observaron que el encargo de transformar sus 150 metros ... cuadrados distribuidos al estilo propio de estas fincas del siglo pasado (un espacio compartimentado alrededor de un largo pasillo, el tronco al que tributaban las diversas habitaciones) merecía una respuesta a la altura del desafío con que han descifrado proyectos semejantes. Dotar de un alma renovada al espíritu que habita en esta clase de viviendas. Un moderno confort que fusione el delicado linaje artesanal que preside los detalles decorativos, mediante la estilizada propuesta que ahora gobierna el piso: si fuera un plato de Ricard Camarena, hablaríamos de arquitectura de fusión. El pasado, el presente y el futuro: un luminoso futuro, el que garantiza la conquista principal de esta modélica reforma. La luz, la luz que entra a raudales por los ventanales orientados a la calle donde se ubica el portal, hacia la esquina que hace con Correos y hacia esta última calle: al fondo se divisa la plaza del Ayuntamiento. Privilegiadas vistas a la mascletá desde los coquetos balcones de primorosa forja que festonean la fachada.
El encargo adoptó el nombre de Casa Mara de acuerdo con la pauta que el estudio Nhoma aplica a los proyectos que aterrizan en su tablero: dedicar esta clase de obras a honrar la memoria de mujeres muy cercanas a Concheta y Carolina. Eran los meses previos al verano pasado cuando el propietario del edificio les planteó el reto que ahora acaban de resolver de manera ejemplar: convirtiendo una casa de toda la vida (muy señorial, por cierto) en un acabado modelo de vivienda que casi aspira a transformarse en palacio. Lo parece, al menos, en algunos detalles ornamentales resueltos por ambas arquitectas con acusado ingenio: el arco que se abre al espacio más noble de la casa, que dota de un aire espectacular a la experiencia de habitar esta clase de viviendas. El resultado de ese gesto arquitectónico, que se refuerza gracias al rescate de una techumbre donde sobreviven las coquetas vigas de madera y los elegantes revoltones, favorece la sensación de que (casi) se ingresa en realidad en otra casa: como si el tránsito por el pasillo y el recorrido por las habitaciones (las orientadas a Pérez Pujol y la orientada al patio) fuera una mera excusa para alcanzar la cima de esta casa/palacio. Un hermoso salón/comedor/cocina que forma una distinguida ele por donde el sol de Valencia penetra al mediodía con el brillo habitual. La vivienda ciega los ojos: si no es un palacio, desde luego lo parece.
Las arquitectas recuerdan mientras guían el itinerario por su casa (dotada por cierto de una maciza puerta, tan impresionante como la ubicada a pie de calle para ingresar en la finca) que cuando tropezaron con este encargo la vivienda «estaba en su estado original». Una distribución antigua en función de una lógica caprichosa, muy curiosa: cada vano de los que ahora arrojan luz a la estancia principal se correspondía entonces con su propia habitación. La primera decisión consistió en eliminar muros, para conferir a esta criatura nacida en 1930 el aspecto hogareño que ahora tiene y del que antes carecía. No era una medida fácil de acometer. Se trata de un edificio protegido, que reclamaba una intervención muy respetuosa, que preservara por ejemplo la carpintería original, la estructura de ladrillo y, en fin, la esencia misma del piso. Su experiencia previa en esta clase de encargos les ayudó a salvar con éxito ese propósito que mencionan a cada paso por la casa: ser fieles a la historia constructiva de la vivienda «pensando en las necesidades propias de ahora».
Prueba superada. Su proyecto apuesta por un espacio muy abierto, que pregona esa sensibilidad hacia la luminosidad como factor clave desde la librería que culmina el pasillo y se hermana con ese arco semipalacial: una alianza que permite que la hermosa luz de Valencia riegue toda la casa, rehabilitada con materiales «neutros y versátiles». Un guiño a la modernidad que arranca de las arquitectas una sonrisa cuando ven completado su encargo, que reclama la habitual conversación con el cliente para que las condiciones previas no limiten sino que abrillanten el desenlace que ahora tanto les satisface: hay que 'pelear', claro que entre comillas, con el dueño de la casa para conseguir un final que contente a todos pero también estos proyectos encierran para ellas una lección final, la que rescatan de Casa Mara. «Cuando el encargo no es obra nueva, te tienes que exprimir más».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.