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Jose Forés Romero
Martes, 3 de febrero 2015, 20:44
Desde las pasadas navidades todo tipo de comercios ubicados en el barrio de San Marcelino han sufrido una auténtica oleada de robos en sus establecimientos. Tiendas de ropa, peluquerías, bares, churrerías, papelerías, verdulerías, farmacias, panaderías, herboristerías, una tienda de cromos, un taller mecánico y otro de fontanería, así como viviendas, ya han recibido la visita de los ladrones. La impotencia se ha adueñado de los comerciantes de la zona.«A mí me llamaron a las seis y media de la mañana, el dueño del bar de al lado, y me habían robado la caja, que la he dejado tal cual, me da coraje tocarla, y un bote que tenía para ahorrar de cara a mi cumpleaños», lamenta como muchos otros pequeños empresarios, Mª José Roberto, de Entrecostureras.
Para paliar los robos algunos bares han adelantado el horario de apertura y suben la persiana a las cuatro de la madrugada. En otros casos, las alarmas parecen ser la medida más apropiada aunque la situación económica no permita hacer demasiados gastos.«El negocio no está bollante, necesitamos más seguridad, más policía pero no por la tarde, sino de madrugada, yo aún no duermo pensando que me van a volver a entrar», explica MªJosé.
Para rematar la incertidumbre y la inquietud, la semana pasada una sucursal de Bankia ubicada en el número 40 de la calle Músico Cabanilles sufrió el atraco de dos delincuentes armados con pistolas que ncañonaron a la directora y al subdirector de la entidad para apoderarse de una cantidad de dinero cuya cuantía no ha trascendido.
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