«Tengo pánico a que mis gatos salgan a la calle»

Sin ir más lejos, el pasado 14 de agosto, Rasputin, otro gato, fallecía por las graves heridas sufridas al recibir un disparo en la mandíbula. Pese a los intentos de recuperarlo, la gravedad de las heridas en la mandíbula provocó que no hubiera otra opción que ayudarle a fallecer con el menor sufrimientos posible.

Lucas reside en la urbanización Colinas de San Antonio, en la localidad de San Antonio de Benagéber, y reconoce que vive con miedo porque sus dos nuevas mascotas, Milo y Cloe, podrían estar en el punto de mira de una persona, «no sabemos si es un hombre o una mujer», que ha repetido en varias ocasiones una acción similar: disparar a un gato con una escopeta.

Este vecino aún recuerda lo ocurrido con su anterior mascota hace algo más de un año y lo que le ha pasado a Rasputin ha sido, en cierta medida, como echar sal en su herida.

Los esfuerzos efectuados, incluyendo 3.000 euros en gastos sanitarios, «aunque el dinero en este caso es lo de menos», no impidieron que, finalmente, ésta también tuviera que ser sacrificada debido a la gravedad de sus heridas.

Aún conserva el amargo recuerdo de lo que le ocurrió y cómo su mascota sufrió también un ataque sin ningún tipo de justificación por parte de una persona que sólo busca hacer daño a los animales.

Ahora, con sus dos nuevas mascotas en casa, Jiménez, reconoce que toma las máximas precauciones para evitar que salgan en la calle: «Sólo les dejo que estén por casa y por el jardín», pero añade que no siempre resulta fácil impedir que un animal circule por donde desea al ser desconocedor del peligro que acecha en el municipio.

De este modo, agrega que le invade un sentimiento de «impotencia» mezclado con el temor de la posibilidad de tener que revivir lo que para él fue toda una pesadilla.

Tras conocerse el último caso, la muerte de Rasputin, Jiménez insiste en la petición común a todos los dueños de mascotas: «Queremos que se haga justicia, que se detenga a esta persona y que pague por lo que ha hecho».

El propio alcalde del municipio, Enrique Santafosta, declaró, después de producirse el último caso, que desde el Ayuntamiento de San Antonio de Benagéber eran conscientes del tema y que se había puesto en manos tanto de la Guardia Civil como de la Policía Local para tratar de dar con el paradero de la persona que efectúa estas acciones. Además, tanto desde el Consistorio como desde la asociación animalista local se ha pedido la colaboración ciudadana por si alguien hubiera sido testigo del hecho o hubiera presenciado algún comportamiento sospechoso.