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MANUEL GARCÍA
NÁQUERA
Miércoles, 1 de junio 2022, 10:11
«Y si sale mañana de la cárcel, ¿qué hago?». Mari Carmen Sánchez es una vecina de Náquera con el temor continuo de que su exmarido, con quien contrajo matrimonio en 2015, pueda cumplir sus amenazas cuando salga de prisión.
"Si mis padres se mueren y por tu culpa no puedo despedirme de ellos, te mataré", asegura esta vecina que le dijo V., quien está a la espera de recibir permisos penitenciarios al estar en prisión. Y esta situación se produjo recientemente: "Sólo pudo salir de la cárcel dos horas para el entierro", ha recordado Mari Carmen. Entre otras causas, este hombre fue condenado por abusos a la hija de Mari Carmen, fruto de una relación anterior.
De este modo, pide que la protección que ella tiene tras recibir la atención de parte de la Mancomunitat del Camp de Túria, se extienda a su hija, quien próximamente se convertirá en mayor de edad al cumplir los 18 años y se irá a estudiar a Valencia. Mari Carmen quiere que la joven tenga un medio de defensa en forma de teléfono que le indique si su abusador está cerca de ella.
A sus 47 años de edad, y con dos hijos que actualmente tienen 17 y 12 años, tras el divorcio del padre de los niños se casó de nuevo, en 2015, con un vecino de Náquera. Mari Carmen ha recordado que "todo iba bien hasta que en mayo de 2018, abusó, mientras yo trabajaba, de mi hija que por aquel entonces tan solo tenía 13 años".
Tras presentar la correspondiente denuncia, se lo llevaron al calabozo y al día siguiente se celebró un juicio rápido en Llíria, "de donde salimos con una orden de protección en la mano".
Durante los meses siguientes, a Mari Carmen le tocó "reorganizar mi vida, solicitar el divorcio y arreglar todos los papeles. Me tocaba vivir sola con mis hijos de nuevo. En el mes de octubre necesitaba que me acompañara a Valencia, para poder firmar unos papeles y no demorar el asunto. Subimos en mi coche los dos, conducía él, en un momento dado empezó a decirme que le quitara la denuncia, me dijo que lo admitía que había tocado a la niña pero porque yo nunca estaba en casa y necesitaba sexo. Eso me hizo enfadar mucho, lo que me llevó a insultarlo y decirle que quería que parara el coche, que se bajara que no quería permanecer más tiempo a su lado. En ese momento comenzó a insultarme y a agredirme".
Se dio la circunstancia de que en el coche de al lado, un policía local de paisano lo vio todo e inmediatamente llamó a dos coches patrullas: "Tras pararnos me preguntaron si estaba bien, dije que no, lo esposaron y se lo llevaron de nuevo al calabozo. Tras un juicio rápido al día siguiente salí con otra orden de protección, la mía".
Cuando llegó la fecha del divorcio, en febrero de 2020, siguieron los problemas: "Se personó en mi domicilio, me pegó, me tiró al suelo, la Policía Local de Náquera vino, se lo llevaron y tras otro juicio rápido volvieron a aumentarle la orden de alejamiento".
Esta vecina ha denunciado que hasta "tres veces en dos semanas quebrantó la orden. En una de ella me echó gasolina bajo la puerta, llamé al servicio Atenpro, que desde hacía más de un año era usuaria, permanecí en casa inhalando la gasolina que entraba bajo de mi puerta, hasta que llegaron la Policía Local y la Guardia Civil. Me indicaron que recogiera la gasolina y esperara a la ambulancia. Mientras esperaba en casa, olí a quemado, abrí la puerta y grabé el incendio, No me sentí segura para nada. Dos días después entró en prisión preventiva".
A principios de julio el agresor salió de prisión con una pulsera asociada a un teléfono, que suena cuando esta a menos de 500 metros: "Durante el tiempo que estuvo libre se acercó a nosotras en varias ocasiones, obligándome a llamar a Atenpro en más de una ocasión, y tener contacto estrecho con Cometa (pulsera del agresor) y Atenpro casi diariamente".
Ya en abril de 2021 se celebró el juicio por los abusos y se condenó a V. a cuatro años de prisión. El caso está en el Tribunal Supremo tras presentar el agresor un recurso. Tras varias denuncias y sentencias, en julio de 2021 volvió a entrar en prisión. Actualmente sigue en Picassent, "pero en breve comenzarán los permisos. Y, por tanto, nuestro miedo".
Toda esta situación, ha detallado, "nos perjudica, mis hijos están en tratamiento psicológico y yo psiquiátrico y psicológico desde 2018. La Guardia Civil me ha preguntado: '¿Quieres que te digamos cuando vaya a salir?' Y yo les he dicho que sí para estar alerta". Así, ha querido contar su historia para que los vecinos conozcan la verdad "porque muchos de ellos no la saben y me dan la espalda".
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