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Damián Ibáñez, alcalde de Náquera. LP
La «terrible experiencia» del alcalde de Náquera

La «terrible experiencia» del alcalde de Náquera

Damián Ibáñez denuncia a través de un vídeo los problemas para entrar en su coche por el pequeño tamaño de las plazas en los aparcamientos

Manuel García

Náquera

Martes, 7 de marzo 2023, 11:25

Ha vivido una «terrible experiencia» y la quiere contar. Como aquella inolvidable película 'La cabina', con José Luis López Vázquez como protagonista, Damián Ibáñez, alcalde de Náquera, se ha visto atrapado y sin margen de maniobra cuando ha querido volver a entrar en su coche, que había estacionado en un aparcamiento unos minutos antes. El vehículo aparcado a muy pocos centímetros del suyo le impide abrir la puerta lo suficiente como para poder entrar.

«Ya estamos otra vez con la misma historia de siempre», comienza en su vídeo el primer edil de la localidad del Camp de Túria.

Y es que, como él mismo detalla, no es la primera, ni la segunda, ni la tercera vez en la que le pasa lo mismo, que tiene problemas para entrar en su coche después de haberlo estacionado en un aparcamiento público, de los muchos que hay en centros comerciales, hospitales, etcétera.

Ibáñez ha matizado que su comentario no se trata de una crítica, «sino que quiero pedir ayuda y auxilio a las personas que diseñan y autorizan las rayas que determinan el estacionamiento de un espacio para un coche».

Ha explicado que no tiene el privilegio de circular con un vehículo de grandes dimensiones, pero ha pedido que se piense en que no todos tienen un cuerpo atlético.

Después de intentarlo, sin éxito, por el asiento del conductor, debido al escaso margen existente con el coche estacionado, correctamente, como el suyo, ha probado por la parte del copiloto, pero nada.

La solución ha sido que ha tenido que entrar por el portón trasero, «pasando por los asientos, llegando al final a saltar hasta llegar a los pedales y una vez allí, no sentir las piernas, tener que reposar, descansar y una vez dispuesto, a salir del párking después de una aventura en soledad y pasar el tiempo de recuperación de tanto ajetreo».

Pero no ha acabado ahí la peripecia que rodaría con gusto, más de 50 años después, el gran Antonio Mercero, pues una vez que llegó a la barrera para salir del aparcamiento, el tícket dijo que nanay y lo rechazó. ¿El motivo? Por haber transcurrido el tiempo estipulado para salir del recinto.

De este modo, el primer edil, después de algún taco venial, ha concluido con una pregunta: «¿Hay posibilidad de dar palmo y medio a las medidas del párking, aquellos que tengan potestad de ello? No es una crítica, es tratar de ayudar a ciudadanos que, diariamente, cuando aparcamos, nos aterroriza el momento de llegar y vernos ante una soledad de invalidez y impotencia donde no poder refugiarte en ningún lugar. Incluso el responsable del párking levanta sus hombros dándote la razón… pero es lo que hay...»

Finalmente, ha resumido que no quiere echarle la culpa a nadie, porque, como alcalde que es, «de sobra sé que leyes, burocracia y cientos de informes de técnicos así lo indicarán…. Mi mensaje, y con todos mis respetos, es solo que para estacionar, bajar y subir del coche en un parking hay que pensar que conducimos atléticos, gordos, flacos, pequeños, bajitos, con bigote, calvos y personajes que tenemos hernias cervicales y lumbares….. Ánimo amigos, pero un poco de por favor aquellos que dais el visto bueno. Y sé que no es fácil».

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