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MANUEL GARCÍA
RIBA-ROJA DE TÚRIA
Viernes, 19 de agosto 2022, 00:07
Unos meses más sin una solución a un problema enquistado y ya casi eterno. El Ayuntamiento de Riba-roja de Túria, según ha explicado su alcalde, Robert Raga, es consciente de que no será hasta el próximo año 2023 cuando comience la actuación que permitirá el sellado de las 800.000 toneladas de residuos que permanecen en el extinto vertedero de Basseta Blanca.
Raga reconoce que es un problema que se ha alargado en exceso en el tiempo y confía en que sea durante este segundo semestre del año cuando se produzca la licitación para efectuar la obra que, en los cálculos más optimistas, no empezará hasta el próximo año.
Los plazos en este caso han sido siempre lentos y a los vecinos aún les quedan al menos unos meses para ver una solución más sólida para la cuestión del vertedero que, durante años, se encargó de recoger los residuos sólidos urbanos procedentes del área metropolitana de l'Horta, hasta que fue clausurado en 1993 por parte del Ayuntamiento de Riba-roja de Túria, encabezado en aquel momento por el ex alcalde Joan Antoni Toledo, del PSPV.
Una sentencia posterior obligó a su reapertura hasta que un fallo del Tribunal Supremo del año 1996 ratificó el cierre definitivo y obligó a la restauración de la zona.
Sin embargo, entre 1993 y 1996, entre los años de clausura y ratificación de la decisión municipal, se continuaron vertiendo miles de kilos diarios de residuos sólidos procedentes del área metropolitana de Valencia hasta alcanzar las más de 800.000 toneladas que, actualmente, se conservan en la citada zona y que supone, por esta razón, un deterioro ambiental evidente por la proliferación de los ríos de lixiviados que se crean cíclicamente y que aumentan en época de lluvias abundantes. De hecho, los lixiviados han llegado a descender hasta las zonas próximas de la Canyà de la Senyoreta, un área donde abundan los acuíferos.
Entre la pasada legislatura y la actual, la Generalitat ha llevado a cabo las catas de la zona para estudiar y conocer con mayor detalle la situación de los más de 125.000 metros cuadrados de extensión de los que consta este enclave, previos a las tareas consistentes en las obras de sellado definitivo y restauración ambiental. El proyecto está valorado en una inversión pública fijada en nueve millones de euros, de los que tres ya están presupuestados mientras que faltan los seis millones restantes.
De hecho, las tareas de sellado y restauración están contempladas en el proyecto autonómico sobre sellado de vertederos contenido en el Plan Integral de Residuos Sólidos de la Comunitat, aprobado por el Govern del Botànic. Por tanto, el sellado de esta zona cuenta con el blindaje del Decreto del Consell de la Generalitat Valenciana, de acuerdo a la ley 22/2011, del 28 de julio sobre residuos y suelos contaminados.
El Ayuntamiento no ha dejado de pedir medidas urgentes. Sin ir más lejos, el pasado mes de abril el pleno aprobó una propuesta del gobierno municipal en la que solicitaba a la Generalitat la "tramitación urgente" del proyecto de sellado y restauración del antiguo vertedero de residuos sólidos urbanos "para evitar un deterioro ambiental y un daño ecológico por la proliferación de los lixiviados que se forman en la zona, especialmente a causa de la lluvia".
El acuerdo plenario fue fruto de una propuesta del gobierno del PSPV de Riba-roja de Túria y contó, además, con el apoyo unánime del resto de grupos municipales con representación en el pleno: Partido Popular, Compromís, Ciudadanos, Esquerra Unida, Vox y Podem Riba-roja Pot. Los partidos firmantes reclamaron la utilización de "la vía de la urgencia" para acelerar los plazos.
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