Un reto, diez aficionados a la bicicleta y tres duros meses de entrenamiento. Esos son los tres elementos del argumento de una historia que discurre ... entre el kilómetro 0 de Madrid y el municipio de Enguera, en la Canal de Navarrés.
El pasado sábado conseguían el desafío que se marcaron de recorrer 410 kilómetros en bicicleta en un solo día. De hecho tardaron 17 horas. Desde las 5.30 a las 22.30 horas, cansados pero satisfechos.
No se trata de Induráins ni Contadores ni Delgados. Son aficionados que tras la subida al puerto más duro de la Comunitat, el Mondúver, quisieron dar un paso más. Jesús Martínez, Raúl Martínez, Jonathan Bañó, Raúl Bañó, Jesús Cebolla, Jose Vicente Beneyto, Miguel Ángel Granero, Ricardo Arnau, César Calatayud, Pedro Granero, fueron los intrépidos, con la ayuda de Miguel Juan Bañó y Alberto Castells que se encargaron de la logística. La mayoría de ellos son de Enguera, dos de Vallada y uno de Chella.
El organizador de la ruta y el preparador de la prueba fue Miguel Ángel Granero, ya forjado en otras aventuras de largas distancias. «Pensé que hacerlo desde la Puerta del Sol y hasta Enguera no solo era factible, sino incluso más motivador», explica.
El entrenamiento comenzó en el mes de febrero, en tres vertientes la física, la nutricional y la psicológica.
Para el físico la preparación fue progresiva. «Poco a poco fuimos aumentando las distancias. «Han sido tres meses duros, con días de frío, lluvia y superación», señala Ricardo Arnau, otro de los participantes.
No tuvieron ningún incidente y el tiempo les acompañó en una jornada en la que hasta el viento se puso de su parte
A la par fueron entrenando la mente, «porque cuando las fuerzas ya no dan para más, el motor está en la cabeza. Hay que saber dosificar el esfuerzo, pensar a largo plazo», señala Granero.
En la dieta les ayudó un nutricionista que les proporcionó el Ayuntamiento de Enguera. La alimentación es fundamental, especialmente los tres días previos al reto, donde tuvieron que comer mucha pasta y arroz para recargar reservas.
«Ha sido una experiencia muy bonita que con el tiempo la valoraremos más. Lo que al principio es una utopía, con el tiempo y dedicación se demuestra que se puede alcanzar», asegura.
El recorrido transcurrió según lo previsto, «ni un pinchazo» tuvieron. El buen tiempo les acompañó e incluso el viento se puso de su parte.
Destacan el disfrutar de Madrid sin tráfico, ver amanecer sobre la bici, el compañerismo que reinó durante todo el trayecto y el recibimiento que tuvieron en Enguera con todo el pueblo aplaudiendo a su llegada.
Destacan el poder cruzar Madrid sin tráfico, ver amanecer montados en bici y el recibimiento que tuvieron en Enguera
«Fue emotivo cuando en el último tramo, uno de los compañeros, que fue duda hasta el último momento por un problema de tendón, llorar por haberlo logrado», subraya.
Ahora ya buscan un nuevo reto tras darse un tiempo de descanso, excepto Miguel Ángel, que ya lo tiene para este fin de semana.
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