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Cuando Estellés entrevistó a Susan Hayward

Cuando Estellés entrevistó a Susan Hayward

Optaba al Oscar a la mejor actriz, pero el día de la ceremonia lo pasó recorriendo varias fallas y viendo torear a Aparicio

Domingo, 9 de marzo 2025, 01:09

Discreta y simpática, con una elegancia cortés que hoy no sería fácil encontrar, una estrella de Hollywood, la muy famosa Susan Hayward, pasó en Valencia las Fallas del año 1953 sin llamar apenas la atención. La acompañaba su marido, el actor Jess Barker, y un secretario, que conducía un Jaguar azul. Así, la joven pareja, pendiente siempre de lograr una conferencia con Estados Unidos para tener noticias de los niños, recorrió Francia, España e Italia. En Valencia, conocieron la ciudad y las fallas… y fueron entrevistados por un joven periodista, Vicent Andrés Estellés.

El Jaguar azul –los diarios dieron hasta la matrícula—llegó al Hotel Excelsior al atardecer del 16 de marzo. Y además del chófer secretario bajaron la bella Susan y su apuesto marido, Jess, que fueron atendidos por unos pocos periodistas. Uno de ellos era José Mengual, de 'Jornada', y el otro un futuro gran poeta, Vicent Andrés Estellés, fichado por Martín Domínguez para la redacción de LAS PROVINCIAS. Vergonzoso, tímido, nuestro Estellés firmó su crónica solamente con una E. Pero este periódico no tenía, ni tiene, más que una E. firmante, que es la del redactor encargado de cine, que entrevistó a Susan Hayward con la intención de ver sus cambios de carácter, su madurez, a través de sus películas… Estellés no ocultó el atractivo de Susan; aunque estaba llamado a enloquecer, meses después, en el otoño, cuando se pusiera en cartel 'Arroz Amargo' y la España de Arias Salgado descubriera a Silvana Mangano.

Susan Hayward dijo a los periodistas que los iba a atender al día siguiente y el 17 de marzo, en efecto, se mostró amable y simpática ante ellos, en compañía de su marido y de José Antonio Pérez de Lafuente, delegado de la Fox en Valencia, que hizo el milagro de las traducciones. Y nuestro poeta se puso a describir a una Susan Hayward de 36 pletóricos años. «Es muy bella, esbelta, tiene una mirada penetrante –aleteante a veces— es pelirroja y posee una gran seguridad que se trasluce, claramente, en sus gestos, en sus actitudes, en su palabra, o mejor aún en su respuesta rápida y precisa».

El influjo de Hemingway

Las Fallas de 1953 no tuvieron buen sol y Susan –que «manifiesta su contento por hallarse en nuestra ciudad y conocer nuestras grandes fiestas»— lamentó «la contrariedad del tiempo, cuando, precisamente, el sol de España lo venía buscando con esa su cierta alegría extraordinariamente juvenil, como de colegiala». Después, y sin duda por influencia de Estellés, gran admirador del autor de 'Fiesta', la entrevista derivó hacia Hemingway y la imagen de España en América. Que no era la que los tópicos sostenían, sin duda; ni la que Hollywood había sabido transmitir. Susan, que el año anterior había rodado una obra de Hemingway, 'Las nieves del Kilimanjaro', reprodujo alguna observación de Gregory Peck, compañero de reparto, en ese sentido. Y dejó ver que antes de emprender el viaje por España, el matrimonio se había reunido con los Peck para no viajar sin conocer el territorio más allá de lo convencional.

El viaje europeo de los Barker se inició en París, pero pronto vinieron a Madrid, desde donde viajaron a Valencia para coincidir con las fallas, una fiesta que Susan pensaba, no sin razón, que estaba basada en desfiles; pero que le sorprendió notablemente. «Me ha gustado, sobre todo, la naturalidad con que la gente vive las fiestas», le dijo a Estellés. El itinerario español, al menos el que la pareja tenía en principio decidido, incluía Córdoba, Granada, Sevilla durante la Semana Santa y luego Barcelona, para dar el salto a Italia.

Turismo y al menos una conferencia diaria con Hollywood para tener noticia de los gemelos, que andaban por los ocho años. Y un olfato especial por lo español, suscitado sin duda por las obras y experiencias transmitidas por Hemingway entre la gente culta de Hollywood. Susan Hayward asistió a las corridas de Fallas, donde triunfaron Aparicio, Pedrés y Montero, este último doctorado en el ruedo. Aparicio le brindó un toro a la actriz el 19 de marzo y otro al embajador de Japón, turista fallero también.

Hay que señalar que la Casa Americana, inaugurada el año anterior, estaba situada en marqués de Sotelo y que durante esa semana fallera vino a Valencia León L. Cowles, cónsul general de EE. UU. en España, fallero de honor de la comisión de esa calle, que le impuso su insignia en una fiesta especial. Robert Smith, agregado en la embajada para asuntos del cine, con su esposa, así como personal de la agregaduría cultural de la embajada, estuvieron también conociendo las fiestas… y no es extraño, sino todo lo contrario, que Susan Hayward se uniera a esas celebraciones, aunque la prensa no lo reseñase.

Las fallas: Regino y los Fontelles

La fiesta fallera de 1953 tuvo dos centros de atención muy cercanos: la plaza del Mercado y la del Doctor Collado. En la primera, Regino Más triunfó con su maestría habitual, bien demostrada en este caso a través de una gran paella, suculenta, atractiva con sus gambas coloradas, en un año en que se acababa de retirar la Cartilla de Racionamiento y los alimentos, ay, no eran ni baratos ni abundantes. En la plaza de la trasera de la Lonja, los hermanos Fontelles Alegre (Antonio y José) plantaron una falla inolvidable en la que dominaba una preciosa estrella, extendida al espacio como rosa de los vientos, que enseguida fue señalada como una obra maestra de la carpintería. Tan igualadas estuvieron las fallas que 1953 fue uno de los pocos años en los que se dio un primer premio compartido, o dos primeros premios.

En cuanto a la falla de la plaza del Caudillo, también salió del taller de los Fontelles, y tenía como tema los problemas ferroviarios de Valencia y las promesas de solución que nunca llegaban. La ciudad tenía más de 200 pasos a nivel y se hablaba de un desvío de líneas y de una nueva estación central, solución que no se empezó a desarrollar hasta después de la riada y que sigue todavía sin resolver en 2025. La falla estaba coronada por dos trenes de configuración humana, varón y hembra.

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