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José Huguet, fotografiado hace unos años en su casa de Valencia. Txema Rodríguez
Fallece José Huguet, el más admirado coleccionista valenciano

Fallece José Huguet, el más admirado coleccionista valenciano

Su archivo almacenaba más de cien mil piezas de toda índole sobre la antigua Valencia, fotos en su mayoría, pese a que donó otras 30.000 hace años a la Generalitat

Jorge Alacid

Valencia

Lunes, 7 de abril 2025, 13:15

Hasta hace apenas unos años, aunque acusaba los estragos de la edad, todavía era posible coincidir con José Huguet, recién fallecido en Valencia a sus 93 años cumplidos en noviembre, caminando por los callejones de Ciutat Vella, uno de tantos barrios que carecía de secretos para su bien adiestrada memoria. Natural de Benifaió, depositario de un auténtico tesoro en forma de colecciones de toda índole, fotográficas la mayoría y tal vez también las más valiosas, Huguet se acercaba desde su cercano domicilio junto al Parterre, curioseaba entre los anaqueles donde custodiaba su preciado tesoro, compartía anécdotas... Su conversación nunca decaía. Estupendamente sellados sus recuerdos a su muy longevo ADN, Huguet despedía a las visitas de su increíble archivo acariciando las piezas que había recopilado durante casi toda su vida. Como si fueran criaturas vivas que le estuvieran susurrando al oído, y sólo a él, el misterio que escondían. Una manera de entender Valencia.

Porque en esa palabra, la palabra Valencia, residía la clave de arco de su botín: cada papelito, cada imagen antigua, cada cartel... Todo debía remitir a la construcción de una particular historia de aquella ciudad que le vio nacer, la Valencia a la que volvió desde París encendido por su nueva pasión, cuando tropezó entre los 'bouquinistas', los legendarios vendedores aposentados a orillas del Sena que ofrecían entre su memorabilia unas postales desconcertantes, misteriosas. Imágenes de Valencia que él, sin embargo, nunca había visto. El detonante de su entusiasmo coleccionista: atesoraría desde entonces aquellos recuerdos para contribuir a su generoso modo a que habite entre nosotros la fisonomía de aquella ciudad antigua. La Valencia que gracias a él nunca se perdió. «Eran imágenes de una Valencia que los valencianos no conocíamos», se sorprendía todavía mucho tiempo después.

Aquel Huguet que regresó de Francia con la fe coleccionista latiendo en cada paso, del brazo de su esposa Catherine, fue el Huguet que luego conocieron sus contemporáneos. Admirado por el resto de la Valencia adicta a su misma fe, conocidísimo en cada archivo, cada comercio o cada esquina del mundo adonde le llevara su olfato en busca de un bien de esa índole que todavía no estuviera en sus manos, Huguet se acabó por convertir en algo más que uno de tantos miembros del padrón de su ciudad. Era una leyenda ya desde años antes cuando abrió sus archivos para LAS PROVINCIAS, mientras se enorgullecía de los fondos que había ido poniendo en manos públicas para el disfrute de sus conciudadanos. Es el caso de las 30.000 fotos y postales antiguas que acabó vendiendo a la Generalitat para alumbrar la Biblioteca Valenciana en el monasterio de San Miguel. «Pero tengo todavía más», advertía.

- ¿Muchas más?

- Muchas más. Unas 100.000.

Unas cien mil, nada menos. Una asombrosa cifra. No estaba nada mal como resumen de las andanzas de aquel vástago de una familia valenciana de raíz muy emprendedora, a quien le tocó viajar por la Europa del siglo XX defendiendo los negocios de las dos ramas de sus progenitores (la exportación de cítricos y la comercialización de piritas), cuya buena marcha le permitió ir construyendo este archivo monumental, que encontró un filón casi inagotable en el difunto Rastro de la plaza de Nápoles y Sicilia, engrandecido luego mediante sus expediciones por internet, hasta alcanzar atesorar un asombroso total que se resume en esta frase que pronunciaba sin alardes: «Fotos antiguas de Valencia seguro que las tengo todas».

Entre ellas, esas cien mil que en una entrevista a esta casa ofrecía a las instituciones a cambio de «una pequeña compensación». Y volvía a pasar el lomo de su mano por los tesoros que custodiaba acaban de quedar huérfanos. Activo agente de la escena artística valenciana, escritor de una decena de publicaciones (entre ellas, la monumental 'Historia de la fotografía valenciana') y empresario de éxito, en su memoria se oficiará este miércoles a las 13.15 horas una misa en el Tanatorio Municipal. Promotor de iniciativas como el Museo de la Imprenta, presidente de la Sociedad Valenciana de Historia de la Fotografía y académico de honor de la Real Academia de San Carlos, muere sin haber visto cumplido uno de sus últimos deseos: que su impresionante archivo quedara en manos públicas. Que su legado no se perdiera.

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