Desde su fundación, los cementerios han sido un elemento presente en cada una de las etapas de la historia de Valencia. Su ubicación y ... forma han ido cambiando según cada una de las civilizaciones que han habitado la ciudad. En la actualidad, las necrópolis se encuentran apartadas de la vida diaria y el centro de la capital del Turia, pero no siempre ha sido así. En cada etapa se ha buscado el descanso eterno para los difuntos de una forma. Aún quedan algunos restos de aquellas necrópolis antiguas que pueden apreciarse hoy en día:
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Cuando Valencia era Valentia, los romanos construyeron los cementerios en torno a la ciudad de los vivos, fuera del recinto urbano, cerca de las vías de comunicación. Habría que distinguir dos etapas. Del periodo republicano sólo se conoce uno, la necrópolis occidental situada en la actual calle Quart. Otra funeraria occidental estaba en la plaza Marqués de Busianos.
Ya en el Imperio, las más importantes estaban alrededor de lo que ahora es el Mercado Central, junto a las Torres de Quart, en la calle Sagunto, barrio de Orriols y San Vicente Mártir. Otras áreas de enterramiento menos conocidas se situaban en El portal de Russafa, calle Caballeros, avenida Blasco Ibáñez y Patraix.
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La tradición romana prohibía los cementerios en el interior de las ciudades. Pero en el siglo V, sobre el lugar donde tiene lugar el martirio de San Vicente, al norte de la catedral, se construyó el primer cementerio, ya cristiano, dentro de los muros de la urbe.
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A finales del siglo VI o inicios del VII, surgió una nueva necrópolis que ocupaba el mismo espacio que la anterior y se extendía más al norte. Lo curioso es que aquí hay un cambio radical en la tipología de las tumbas, que pasan a ser de carácter familiar con grandes bloques de piedra y una cubierta con motivos cristianos, como el crismón.
Estos enterramientos grupales son propios de Valencia, ya que en el resto de necrópolis hispánicas seguían predominando las tumbas individuales. Algunas de ellas aparecieron en las excavaciones de La Almoina, museo en el que puede visitarse una tumba familiar visigoda y el acceso a otra.
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Durante la etapa musulmana, en la zona meridional de La Almoina y hasta la parte sur, se extendía La Rauda o cementerio real donde recibían sepultura la clase dirigente. La tipología de los enterramientos era variada, desde el más sencillo que consistía en una fosa simple excavada en la tierra hasta el más complejo formado por una tumba de con los lados de ladrillo y un realce para la cabeza. En una primera etapa recibieron sepultura en La Rauda personajes destacados, más tarde también fue usada por las élites.
Las tumbas estarían señaladas con un pequeño texto religioso junto al nombre del difunto y la fecha del fallecimiento. El Museo de Historia de Valencia expone una de estas lápidas encontradas en la zona de La Rauda.
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En el 2019, hasta 13 tumbas completas de una necrópolis islámica salieron a la luz en una excavación realizada en el número 2 de la plaza del Árbol de Valencia, en el barrio del Carmen.
También el pasado julio se encontraron restos de tumbas infantiles entre la muralla islámica de Valencia y la barbacana durante los trabajos de rehabilitación de la fortaleza, que según apuntan los arqueólogos serían del siglo XIII y que corresponderían a la población musulmana.
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El barrio judío, conocido como 'Call', también tuvo su cementerio hebreo, que se encontraba en la zona donde ahora está El Corte Inglés de Pintor Sorolla.
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Tras la expulsión de los judíos en el siglo XIV, los conversos (judíos convertidos al cristianismo en su mayoría de forma coercitiva) levantaron sobre el viejo 'fossar' del barrio una capilla donde hacer patente su fidelidad a la Cruz. Aquella pequeña capilla erigida sobre el antiguo cementerio judío fue el germen de del convento de Santa Catalina de Siena, que siglos más tarde se trasladó a Orriols.
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Uno de los cementerios medievales de la época de Jaume I que pueden visitarse en la actualidad es el de la iglesia de San Juan del Hospital. La construcción del templo en la etapa de la Reconquista fue acompañada de un hospital, una necrópolis y una residencia para los caballeros de la misma. Avanzando hacia el fondo del patio se llega al espacio cementerial, centro de construcciones hospitalarias únicas. En él se puede apreciar un arcosolio sumamente interesante. Es uno de los mejor conservados, tiene estructura de arco apuntado con restos de decoración mural: las cruces rojas de los caballeros cruzados. Es la sepultura de Fernández de Heredia.
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En la actualidad se puede pasear por este cementerio e incluso concertar una visita guiada.
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