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¿Qué fue del Palacio Real de Valencia? | Valencia vendió por piezas su gran Palacio Real

Valencia vendió por piezas su gran Palacio Real

Durante medio año se desmembró la construcción de forma minuciosa para obtener beneficios económicos

Jaume Lita

Valencia

Sábado, 22 de mayo 2021, 00:39

Hoy en día sería inimaginable contar en Valencia con una construcción tan destacada como fue el gran Palacio Real, que ocuparía la extensión comprendida entre el interior de los Jardines de Viveros y el edificio de la Pagoda. Durante siglos al cruzar el antiguo Puente del Real (se amplió en 1968 para dar cabida al tráfico rodado) se divisaba todo el Real de Valencia, con su plano previo que permitía disfrutar de todo un Palacio que se magnificó desde una remota construcción islámica. Pasaron los años y la joya valenciana que había servido para residencia monárquica acabó saqueada, desmembrada y vendida por piezas. La ciudad, tiempo después, intentó reconstruir su Palacio, pero resultó imposible. ¿Habrá en Valencia algún elemento de su Real oculto o armonizado en otras construcciones?

Accediendo a Viveros desde la Alameda es fácil darse cuenta de que los jardines iniciales se encuentran en una planicie, que más adelante se eleva para dar lugar a la gran explanada que se utiliza en conciertos y ferias. Si este paseo se hubiera dado hace dos siglos no habría jardín y se estaría delante del monumental Palacio Real de Valencia. Esta explanada es la que se conoció como Llano del Real. A la parte de la derecha se encuentra la misteriosa montaña del General Elio, un montículo que desde hace más de un siglo no ha sido analizado por arqueólogos para determinar si se formó, como dice la leyenda popular, por los restos del viejo Real.

Valencia hoy en día puede disfrutar de los Jardines de Viveros porque en 1810 se decidió derrocar todo el Palacio Real. Durante años se entendió que la actuación de aquellos valencianos se debió a motivos militares, ya que las tropas francesas acechaban la ciudad y buscaban su toma. Mercedes Gómez-Ferrer, catedrátrica de Historia del Arte, explica en su libro 'El Real de Valencia (1238-1810). Historia arquitectónica de un palacio desaparecido' defiende que la demolición se llevó a cabo de forma «lenta para aprovechar y vender todos los materiales como ladrillos, sillares, maderas, cristales, balcones, tejas, azulejos, puertas, ventanas y faroles», entre otros elementos. La historia conocida es que la actuación de aquellos valencianos del siglo XIX se llevó a cabo modo defensa, para evitar que las tropas francesas tomaran esta posición de alto valor para la ciudad de Valencia. Si bien Gómez-Ferrer detalla en su libro un aspecto diferente.

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La catedrática señaló en su libro publicado en 2012 que la destrucción era «necesaria para salvaguardar la ciudad», por lo que fue una demolición preventiva y con el objetivo de preservar. Al relato de la historia cerca de dos siglos después habría que añadir dos hechos de aquellos años de 1800. En 1808 el Palacio fue atacado, como en muchas otras ocasiones en sus cinco siglos de historia, y posteriormente reparado en puertas, ventanas, tejados y demás elementos dañados. Pero lo realmente destacable es que la versión entendida actualmente es que los valencianos quisieron evitar la toma del Real, un edificio que las tropas napoleónicas ya habían saqueado.

Entre los días 4 y 9 de marzo de aquel 1810 los franceses entraron al Palacio pudiendo llevarse todo lo que consideraron de valor. Gómez-Ferrer destaca en su libro que la Real Capilla que existía en las dependencias sufrió un gran robo por parte de los franceses. Tal vez este hecho motivó que justo un día después de concluir el saqueo francés se determinara la destrucción del Palacio Real de Valencia, una construcción víctima de pillajes y ataques.

El Real se destruyó como otros edificios que hoy serían históricos y ricos en valor arquitectónico y patrimonial, como es el caso del «Convento de Zaidía, los templetes del puente de Serranos, la Ermita de la Soledad o el convento de San Juan de la Ribera», según señala Gómez-Ferrer. Así que Valencia inició el 10 de marzo la desmantelación casi completa de su Real. De esta forma seguro que los franceses no lo acabarían tomando ni llevándose todo lo que pudiera quedar en su interior tras casi una semana de saqueos.

Reconstrucción de la fachada del Palacio Real de Valencia. LP

Dónde están los restos del Real

Los trabajos se llevaron a cabo de forma minuciosa entre los meses de marzo y noviembre del mismo 1810. El objetivo era desmembrar la construcción en elementos que después se pudieran vender y muchos de ellos fueron adquiridos por nobles, iglesias, conventos y compañías de la época.

Gómez-Ferrer señala la dificultad de conocer el paradero preciso de cada una de las piezas, ya que no existe un catálogo preciso y si después se han reutilizado en construcciones que hoy están a la vista de todos, aunque sí se señala que entre los compradores de los restos del Palacio Real aparecen «la parroquia de San Andrés, el Convento de Santo Domingo o los Padres Escolapios. Al convento de Santo Domingo se llevaron ropas, orfebrería y cuadros para su venta y los papeles del Real a la casa profesa de la extinguida Compañía de Jesús, germen del Archivo del Reino». Entre los nobles compradores estaban «el Marqués de Mascarell, el Marqués de San José, el Conde de Ripalda, el Marqués de la Romana, el Marqués de Juan Real o el Marqués de Dos Aguas», entre otros.

Por archivos privados de estas instituciones sí se conoce que el Marqués de Mascarell adquirió «unas ventanas», así como «ventanas de columnillas y artesonados por porciones» por parte del Marqués de la Romana. Lorenzo Badino, representante de la parroquia de San Martín de Valencia, adquirió «dos columnas de mármol y el suelo del archivo». Así se fue desmantelando el Real.

Sobre la situación exacta de los restos Gómez-Ferrer ya señala su dificultad aunque señala a un edificio en el que podrían encontrarse varios restos del Palacio Real de Valencia: el Castillo de Alaquàs, ya que según la autora «no encajan con el original» de la construcción y sí con el edificio de Valencia.

Restos actuales del Palacio Real y excavaciones en 2009. Jesús Signes, Juan J. Monzó e Irene Marsilla
Imagen principal - Restos actuales del Palacio Real y excavaciones en 2009.
Imagen secundaria 1 - Restos actuales del Palacio Real y excavaciones en 2009.
Imagen secundaria 2 - Restos actuales del Palacio Real y excavaciones en 2009.

De esta forma según la catedrática destacan la presencia de «carpintería como la puerta al final de la escalera de acceso a la galería superior, así como una puerta con un escudo real y ventanas en planta noble más adecuadas para el entresuelo de un edificio». Pero las indicaciones de la autora señalan un dato más del Castillo de Alaquàs, ya que en una estancia el número de «arcos y columnas coincide con los descritos en la antigua galería de la Reina del Palacio Real de Valencia».

Víctor Algarra, arqueólogo encargado de la restauración del Castillo de Alaquàs y de la última excavación de los restos del Real de Valencia en 2009, indica a LAS PROVINCIAS que es «difícil de situar que elementos del Palacio de Valencia acabaran en Alaquàs. Hay que entender que por aquel siglo la construcción de vende para derribarla, nadie vive allí. Me extraña que Manfredi comprara en el siglo XIX elementos de gran valor para después querer destruirlo todo. Sí, los elementos señalados como la puerta con el escudo real existen en Alaquàs como explica Gómez-Ferrer, pero no tenemos ninguna prueba de que sean los mismos».

Algarra ha sido el último arqueólogo que ha trabajado sobre los restos del Palacio Real de Valencia e insiste en que la popularmente conocida como montaña del General Elio «nunca se ha tocado. No se sabe qué hay debajo», manteniendo el misterio de esta elevación del terreno. «Nosotros en 2009 nos limitamos durante seis meses a sacar a la luz restos muy importantes del Real de Valencia, pero quedan bastantes por descubrir y algunos están dentro de lo que hoy día ocupan los Jardines de Viveros», señala Algarra.

Maquetadel Palacio Real de Valencia expuesta en el Centro del Carmen. Damián Torres

Posible reconstrucción

Tanto Algarra como Gómez-Ferrer coinciden por separado en que lo de desmantelar edificios no era algo puntual. Ya ocurrió en edificaciones anteriormente descritas, especialmente a partir de 1836 y la Desamortización de Mendizabal, cuando conventos e iglesias quedaron sin uso. Valencia desmanteló su Real y los restos acabaron en múltiples lugares, incluso se utilizaron para apuntalar las desaparecidas murallas de la ciudad, pero la ciudad tenía especial admiración y añoranza por la vivienda habitual de reyes durante siglos, así se podría explicar que menos de dos años después de haber desmantelado por completo la construcción se buscara reemplazarlo o alzarlo de nuevo.

Es Gómez-Ferrer quien señala en su libro que en la posguerra surgió la «necesidad de volver a tener el Real» de Valencia. Por ello en un primer lugar se pretendió «adecuar el San Pío V», aunque se desestimó esta idea en junio de 1812 por la Comisión de Arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.

Lo cierto es que no todo el Palacio se pudo vender. Los restos quedaron apilados en una misma zona, pero conforme pasaba el tiempo esta montaña se veía reducida. Esta acumulación es la que da origen a la que actualmente se conoce como la montaña del General Elio, ya que esta elevación estaría formada por los restos no vendidos ni saqueados del Palacio. El mismo General Elio escribió una carta en 1814 al Duque de San Carlos que las ruinas iban desapareciendo. Con estos restos se intentó iniciar la reconstrucción pero el General estableció que «era muy costoso».

Durante la siguiente década los restos siguieron desapareciendo. Tal vez la naturaleza los cubriera con tierra dando forma a una rara montaña en el centro de Valencia para protegerlos y mantener algún elemento del antiguo Real de Valencia. La ciudad perdió, tal vez, la gran joya arquitectónica que albergaba, el edificio que había visto pasar todos los acontecimientos desde antes de la entrada de Jaume I y su conquista del Reino de Valencia. El Real desapareció y Valencia lo añoró desde que se dio cuenta de lo que representaba. Las obras en 1986 para realizar un colector permitió sacar a la luz los restos del antiguo Real. Se taparon y debajo de la calle General Elio siguen las bases de la gran joya de la corona. Valencia pasó página y construyó por encima, por eso ahora quedan piezas sueltas y grabados antiguos. Valencia tuvo un Palacio Real, una obra magnífica que hoy sería emblema de la ciudad.

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