Alerta en Peñíscola por una plaga de procesionaria

Es el caso de los vecinos de la urbanización Font Nova de Peñíscola que llevan años denunciando la presencia de esta plaga en las calles y muestran su preocupación dada la peligrosidad para la salud que supone el contacto de estas orugas tanto para el ser humano como para los animales, que pueden sufrir una reacción alérgica provocándoles heridas graves e incluso la muerte

«Llevamos años poniendo reclamaciones al Ayuntamiento y no hacen nada. Tenemos una plaga de orugas terrible. No sabemos qué hacer ni a quién dirigirnos», asegura Sergio Cámara, uno de los vecinos, quien apunta que desde el Consistorio alegan que al ser una urbanización próxima al parque natural Serra d'Irta no pueden tratar, «pero en Alcossebre en el otro lado de la sierra nos consta que sí se tratan los bolsones de las orugas que hay en los pinos».

Desde el Ayuntamiento corroboran la explicación dada a los vecinos. La urbanización Font Nova está en una zona de influencia del parque natural y no pueden realizar tratamientos. Aseguran desde el Consistorio que todos los pinos del municipio se tratan dos veces al año con técnicas de endoterapia, inyectando un biocida en el tronco del árbol que se incorpora a su savia natural y llega a las hojas de las que se alimenta la procesionaria. Insisten en que no pueden actuar en zonas que no son de su competencia e incluso en fincas privadas.

Una contestación que no convence a los vecinos porque aseguran que sí que se han llevado a cabo en la urbanización trabajos de limpieza para la prevención de incendios en esta misma zona con la autorización de la Generalitat. «Lo mismo podía haberse solicitado autorización para llevar a cabo el tratamiento de esta plaga», subrayan, además de indicar que las orugas, las «procesiones» e hileras de gusanos están por las calles y aceras, que sí son competencia del Ayuntamiento.

La actividad más visible de la procesionaria, cuando comienza el descenso de los pinos y empiezan su camino hacia el enterramiento hasta convertirse en mariposa, suele darse en el mes de febrero y marzo. En zonas como Peñíscola, se ha adelantado unas semanas y eso se debe, según los técnicos, a la temperatura.

«Funcionan por temperatura y en la costa de Castellón hemos tenido estos últimos días hasta 20 grados. Cuando desaparecen las heladas es cuando empiezan el camino al enterramiento. A eso hay que unir el estrés hídrico del año pasado, con escasas lluvias hasta pasado el verano que hace que la proliferación de las orugas sea más propensa», explica Ricardo, técnico de la empresa Lokímica, empresa especializada en el control de plagas.

Lo ratifica el profesor de Zoología y director del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva, Joaquín Baixa, quien apunta que el principal control de la plaga es el frío. «Como en los últimos años las temperaturas invernales son más suaves, las larvas no mueren dentro de las bolsas», señala.

La Conselleria de Medio Ambiente indica, no obstante, que la sequía y las altas temperaturas más que a la plaga de la procesionaria está afectando a otras plagas de insectos perforadores. De momento no hay un balance de incidencia concreto sobre la oruga, aunque se aprecia que no es mayor que otros años.

Sí preocupa este año la plaga de Tomicus, un pequeño coleóptero comúnmente conocido como Barrenillo, cuya larva perfora los troncos de los pinos. Una plaga que se ha disparado por la sequía y que está afectando principalmente a las zonas de mayor sequía de la Comunitat, como las dos Marinas, en Alicante.

Es por ello que desde el mes de diciembre y en lo que va del mes de enero, Conselleria está llevando a cabo trabajos de talado de árboles a raíz para evitar la propagación de este tipo de plagas. En concreto se han cortado 75.000 árboles de raíz y la inversión para el control de los daños generados por la sequía en la masa forestal de la Comunitat es de más de 750.000 euros.

En lo que respecta al caso de la procesionaria, desde Conselleria se indica que en el caso de parques naturales, también se está actuando en casos concretos para su propagación, pero no han especificado en cuáles.

Los especialistas hablan de varios momentos para el tratamiento y control con la utilización de diferentes métodos. Así, según explica desde Lokímica, en primavera-verano se utilizan más las trampas para el control biológico; en otoño los tratamientos de endoterapia o pulverización para eliminar la fase de oruga en estados tempranos y en invierno la poda de bolsones si aparecieran.

En el primer de los casos, las trampas se utilizan para capturar las polillas macho y evitar su reproducción. Cuando aparecen los bolsones, lo que se realiza es la poda para su eliminación y una vez que aparecen los gusanos utilizan construcciones mecánicas para evitar que bajen a la tierra. «Colocamos anillos en los pinos que impiden que lleguen a tierra, sobre todo en lugares con población especialmente vulnerable como los colegios», explica el técnico.

Y es que las orugas son urticantes y supone un riesgo para los niños y también para las mascotas. Los pelos que los rodean, hasta 600.000, a su contacto provoca reacciones alérgicas porque tienen una púas con la toxina que reacciona en la piel. Además de que el viente puede arrastrarlos a varios cientos de metros de distancia y la toxina del pelo mantiene su efecto durante un año.

En los humanos suele provocar síntomas similares a picaduras de insectos, como irritación en la piel, pero también en oídos, nariz y garganta. Animales como los perros pueden perder hasta la lengua e incluso provocar un shock alérgico que puede llevarle hasta la muerte.