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El parque natural del Desert de Les Palmes, situado en la provincia de Castellón, es un espacio de 3.293 hectáreas. El paraje goza de un consolidado estado de conservación, por lo que lo convierte actualmente en uno de los parques mejor conservados en la actualidad. El parque ocupa el espacio de cinco términos municipales como son Benicàssim, Cabanes, La Pobla Tornesa, Borriol y Castelló de la Plana. De hecho, está considerado como el pulmón verde de la capital de la provincia de Castellón. Además, este parque tiene poco de desierto, dado que su nombre tiene un sentido religioso, y 'de las Palmas' se debe a que en la zona abundaban los palmitos. Actualmente el paraje se encuentra en estado de regeneración, con toques ya muy verdosos, pero que todavía muestra algún signo de un fuerte incendio que sufrió en 1992.
Sin embargo, la gestión de este parque natural por parte de las administraciones continúa salpicada por la muerte de diez burros dentro del paraje. En agosto de 2021, la entonces conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica del Govern del Botánico creó un programa que consistía en recuperar a animales como los burros e introducirlos en el parque natural para que contribuyeran a la eliminación de vegetal y limpiar de combustible el paraje para prevenir incendios. Tras dos meses de puesta en marcha de la iniciativa, la muerte de diez de esos animales provocó que el Consell cancelara dicho programa. Las hipótesis apuntaron que estos animales, acostumbrados al cuidado humano, no estaban capacitados para adaptarse al entorno.
Estos hechos propiciaron la dimisión del entonces director general del Medio Natural, Benjamín Pérez, y la apertura de un expediente al director del parque natural del Desert de les Palmes, Toni García. En octubre de 2023 se abrió un juicio oral contra García, por lo que la conselleria decidió suspender de manera cautelar su figura como director del parque. El proceso judicial continúa abierto con una petición por parte de la Fiscalía de 20 meses de prisión y la inhabilitación profesional de Toni García. Por todo esto, tal y como ha confirmado a LAS PROVINCIAS la actual conselleria de Medio Ambiente, el parque continúa hoy sin director, asumiendo sus tareas el funcionariado de la Dirección General de Medio Natural y Animal.
Este paraje es un lugar icónico para los residentes de esa zona de la provincia de Castellón. Denominado oficialmente como parque natural en 1989, es el pulmón verde de esta área y una vía de escape natural cercana para la población. Con diversos miradores y unas excepcionales vistas de la costa mediterránea, provocan que sea un terreno especialmente atractivo para el ocio y el disfrute de la naturaleza al aire libre.
Según informa la Dirección General de Medio Natural y Animal, no existen registros de indicadores de usuarios en el territorio protegido. En cualquier caso, en 2023, 6.504 personas utilizaron los servicios de información y educación ambiental del parque natural. Al tratarse de un parque periurbano y de montaña, la mayor parte de los usuarios son senderistas y ciclistas. Además, como espacio protegido, cuenta con una regulación específica creada, precisamente, para que, siempre que se cumpla, el comportamiento humano en la zona no afecte al entorno.
Muy vinculado a este parque está la orden religiosa de los Carmelitas Descalzos, que tiene su monasterio dentro del propio parque natural. De hecho, los Carmelitas son los que bautizaron el paraje como 'desierto', puesto que para ellos el desierto son lugares solitarios y alejados de la población, a los que se retiran para dedicarse a la contemplación y oración. Su presencia en el parque se remonta a 1690, cuando construyeron el llamado Monasterio Antiguo, del que todavía hoy se pueden ver las ruinas.
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Sebastián García, superior de la orden, comenta cómo ha evolucionado el parque durante los siete años que él reside allí. «En cuanto a la evolución del paisaje, es cierto que durante estos últimos años más secos los arbustos y maleza de baja altura se podría limpiar, dado que está muy crecida y en caso de incendio podría pender muy rápido», explica el religioso. Así, García también explica que se nota una mayor presencia de excursionistas en los últimos años: «Notamos que viene más gente porque uno de nuestros bienes más preciados del parque es el silencio, y es cierto que desde la pandemia se ha perdido un poco».
Los Carmelitas no son sólo patrimonio cultural dentro del parque con sus ermitas y su bautismo del paraje, sino también héroes anónimos del mismo. Este enero se produjo un conato de incendio en la cima del Bartolo, el punto más alto del parque natural. Los religiosos fueron los primeros en percatarse de la presencia de las llamas, por lo que acudieron con los extintores de su monasterio y consiguieron apagar el fuego antes de que se extendiera fulminando la vegetación de la zona.
Para la Dirección General de Medio Natural y Animal, los puntos fuertes del parque son sus valores culturales y paisajísticos, y su proximidad con el área metropolitana de Castellón, ya que «dan un inmenso valor patrimonial local; los ciudadanos pueden disfrutar de un espacio protegido con una figura de protección de muy alto nivel al lado de casa».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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