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Lola Soriano
Valencia
Jueves, 24 de junio 2021, 00:01
A manotazos. Así tienen que ir los residentes y comerciantes de la pedanía de El Saler para tratar de espantar al gran número de ... mosquitos que les están haciendo la vida imposible estas semanas. Estos insectos voladores han invadido el pueblo de El Saler, pero además, también se han hecho fuertes en la Devesa, en Pinedo, El Palmar y Castellar-Oliveral, como denuncian los vecinos.
Los residentes aseguran que «una cosa son 'rantelles' que, aunque son muy molestas porque hacen verdaderas nubes y se cuelan en toda la casa, no pican, pero los mosquitos nos están friendo», indica María Antonia Pérez.
Esta mujer lo dice con razón, ya que estos voladores le han dejado más de quince puntos de extracción de sangre entre el brazo y la espalda. «Tuve que ir al centro de salud a que me dieran antihistamínicos y por la noche trato de aliviarme con agua y amoniaco», argumenta.
Esta vecina, como detalla, «solía ir a pasear por la tarde a mi perrita y ahora no me atrevo porque nos atacan los mosquitos a esas horas. Me tengo que esperar a que venga mi hijo y la saque porque a mi a veces las picaduras me dan hasta fiebre».
Otra residente de El Saler, Pilar Pradas, argumenta que el otro día fue andando a la zona de adosados de El Saler «y al día siguiente tenía 20 picaduras y tuve que ir a la farmacia a que me dieran un producto calmante. Tengo amigas que quedan a primera hora para andar y también las llenan de picotazos».
Juan Carlos Sancanuto, del restaurante 'Casa Teresa', explica que «nos está pasando que la gente se va a mitad de cena porque no aguantan los picores y estamos ofreciendo productos de farmacia y citronela a los clientes para que se los pongan».
La misma situación describe Celes Molero del restaurante 'Leo'. «El otro día a mitad de cena tuve que trasladar a unos clientes al interior del local porque les freían los mosquitos. También hay gente que acaba pagando y se va. Y hasta un camarero se llevó siete habas en espalda y brazos». Añade que ha comprado citronela «y la dejamos en las mesas para que los clientes se la pongan y tenemos enchufes con insecticidas».
Vecinos y hosteleros indican que «no sabemos si después de estos días de tantas lluvias hay charcas que han servido de caldo de cultivo, pero queremos que el Ayuntamiento haga algo ya».
Este molesto problema también se está registrando en la Devesa, como indica Ana Gradolí, de la entidad vecinal. «A causa de la lluvia los charcos no se secan y está todo el mundo quejándose de las picaduras en piernas y brazos».
En El Palmar, la portavoz Cintia Sancanuto también indica que «es imposible acercarse al campo por la tarde porque te fríen los mosquitos». En Pinedo, por ejemplo, los propietarios de la sala Canal están aplicando citronela en su parcela y en Castellar-Oliveral los vecinos también se quejan de la situación.
Desde el Ayuntamiento de Valencia explican que se hacen «tratamientos de larvicidas con operarios que portan mochilas en el agua acumulada en malladas, pero no fumigación aérea».
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