La 'Araña infernal' y los silbatos protagonizan un disparo de lo más original
Marjal de esta población de l'Horta Nord.:: LP

Albuixech extrae todo el jugo a su fértil tierra

La mayoría del término municipal estaba cultivado a mediados del siglo XIX, cuando la industria era prácticamente inexistente

E. PALOMARES

Sábado, 28 de marzo 2015, 00:18

Amediados del siglo XIX Albuixech tenía tan sólo 150 casas distribuidas por su término en casas de labor, sirviéndose sus moradores de aguas de fuentes de mucha calidad. El municipio de l'Horta Nord en aquella época tenía ayuntamiento y dos escuelas, una para niños y otra para niñas, que fueron construidas con las limosnas del vecindario. Gran parte de las tierras de su término municipal estaban cultivadas. El cultivo de melones, trigo, maíz, judías y hortalizas, alfalfa, cebollas y nabos, así como y viñedo y otros árboles, llenaba el término, incluso las incultas podían aprovecharse para arroz. La actividad industrial de este pueblo a 9 kilómetros de Valencia no era muy significativa. Tan sólo se producían derivados del esparto y algo de lencería, pero gran parte de la producción se destinaba al consumo local.

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La obra de Antonio José Cavanilles hace una breve referencia demográfica de Albuixech en la descripción geográfica que realiza del territorio comprendido entre El Puig y el barranco del Carraixet. Apunta Cavanilles, según 'Les observacions de Cavanilles dos-cents anys deprés', que a finales del siglo XVIII la población de Albuixech llegaba a los 110 vecinos.

Albuixech en la actualidad, con más de 4.000 habitantes, destaca por su extensa playa de fina arena con una gran marjal al lado «donde los labriegos plantaban antiguamente arroz», comenta el alcalde, José Vicente Andreu Castelló, quien destaca que en la época de su padre era muy común la presencia de una especie de pez «muy querido por los valencianos: el samaruc», en la actualidad en peligro de extinción.

«Muchos hombres de Albuixech, mi padre entre ellos, aprovechaban aquella marjal para coger con sus manos anguilas, ratas de agua y unas gambas pequeñas que tenían un gusto exquisito», según relata Andreu Castelló.

En la actualidad, parte de ese entorno ha cambiado. El municipio tiene una escollera, la autovía V-21, la vía convencional y se ha proyectado el AVE por la huerta.

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