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Paco Huguet
Sábado, 28 de marzo 2015, 00:17
Entre pins i moscatell, Nàquera és un clavell». Esta frase, un eslogan de la década de 1960 ilustra de forma precisa una época de transformación de Náquera. Después conocida casi exclusivamente como lugar de segundas residencias, esta población fue una potente productora de uva moscatel.
Sus racimos «no se desgranaban como los de las uvas de tierras más bajas», apunta Alexandre Navarro, miembro del Institut d'Estudis Comarcals del Camp de Túria. Esta característica la hacía especialmente atractiva para la exportación, porque alcanzaba su lugar de destino en muy buenas condiciones.
150 AÑOS | COMARCAS
Existen testimonios escritos de principios del siglo XVII que confirman la producción de uva allí, al pie de la Calderona. Se habla de viñas perdidas y de viñas viejas en documentos datados en 1609, año de la expulsión de los moriscos del Reino de Valencia. Desde mediados del siglo XIX la variedad más producida era la moscatel de Alejandría. Aunque también se ha usado para elaborar vino, buena parte era exportada hacia París, Hamburgo o Londres. Según recuerdan algunos de los vecinos de más edad, en las décadas de 1920 y 1930 se trasladaba a Puçol y desde allí en ferrocarril hasta Barcelona, otro gran mercado consumidor.
«En Náquera se reúnen las características de altitud, suelo y distancia al mar que hacen que una franja importante del término municipal sea un lugar idóneo para conseguir un fruto resistente, dulce y con un grado óptimo de maduración entre mediados de agosto y principios de septiembre», destaca Navarro.
Buena parte del término llegó a estar cultivado. La uva se colocaba en cestos de 30 a 35 kilos, con capas de heno para facilitar su ventilación, y su frescura, de cara a la exportación. La uva aún estaba en su apogeo cuando en 1936 y 1937 el ministro y después presidente Juan Negrín se iba a Valencia sin avisar a sus escoltas, que más de una vez tuvieron que salir disparados con sus Harley al enterarse de la 'fuga'. La zona de la Carrasca, de casas de estilo modernista, era una especie de 'subsede' del Gobierno.
En la década de los 60, con la apertura de pozos, empezó la transformación de los cultivos de secano en regadíos (sobre todo cítricos), lo que supuso la paulatina desaparición de la uva. Pocos años después, en los 70, surgieron las primeras urbanizaciones que hicieron de Náquera un lugar de residencia de verano y vacacional para miles de valencianos. Más recientemente, la población ha crecido con primeras residencias.
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