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BEATRIZ LLEDÓ
Sábado, 28 de marzo 2015, 00:17
Alicante. Segunda mitad del siglo XIX: 25.000 habitantes. Hoy: más de 330.000. Entre medias, 150 años de crecimiento, emigración, luchas políticas, eclosión del turismo y otros hechos relevantes que han forjado la urbe cosmopolita actual.
Los últimos 50 años del XIX en Alicante no se entienden sin la llegada del ferrocarril, la importante actividad portuaria y la Fábrica de Tabaco, que da trabajo a centenares de mujeres. La inauguración de la línea ferroviaria, más allá de su importancia como medio de transporte, influye también en la evolución del puerto y resulta decisiva en la transformación urbanística. Así, entre 1858 y hasta la década de los 80 se derriban las murallas que constreñían la ciudad y que dan paso al ensanche. La estructura de la ciudad se moderniza también por el crecimiento poblacional, la expansión económica y la desamortización.
En 1884 empieza a construirse el barrio de Benalúa, que responde a criterios higienistas. José Guardiola Picó es el autor de los planos, con zonas ajardinadas, calles amplias y paralelas con una gran plaza central. La zona está muy bien dotada de servicios y comunicada con el centro de la ciudad mediante una línea de tranvía.
Alicante comienza a moldearse como una ciudad moderna. A la llegada del alumbrado público se suma a finales de este siglo y principios del XX el abastecimiento de agua potable, la construcción de alcantarillado y la creación de una red de tranvías. Arranca una época de progreso.
En el siglo XX, la capital de la provincia es ya una ciudad comercial y portuaria. En 1908 se instalan los primeros faroles de gas para el alumbrado público. Las comunicaciones en los albores de esta centuria son claves. El puerto exporta vino «pero también la sal de Torrevieja, pasas de la Marina, tejas y ladrillos, conservas, alpargatas de Elche y productos agrícolas. Y se importan cereales, carbón, petróleo, madera, maquinaria y salazones», tal y como figura en la publicación 'La ciudad en el primer tercio del siglo XX. La crisis de la monarquía', de Francisco Moreno. En 1903 arrancan las obras del muelle de Poniente y la prolongación del de Levante. El estallido de la I Guerra Mundial frena el crecimiento de las instalaciones portuarias. La inauguración en 1914 del ferrocarril Alicante-Altea y un año después Alicante-Dénia supone un impulso a las relaciones comerciales con la comarca de la Marina. En 1928 nacen las Hogueras de San Juan, fiesta considerada de Interés Turístico Internacional.
Desde el punto de vista político, en las primeras décadas de 1900 las élites están ligadas a las clases comerciales. Las familias más importantes (muchas de ellas procedentes de Francia e Irlanda) están relacionadas con los negocios portuarios. «A partir de 1920 empieza una industrialización de la ciudad que genera una cierta rivalidad entre las nuevas élites procedentes de las zonas industrializadas de Alcoy, Crevillente y Elche; y las clases altas tradicionales instaladas en la ciudad», revela el historiador Salvador Forner.
Refinería, abonos y cerámica
Los Guardiola, los Leach, los Visconti o los Guillén son las familias dirigentes de la ciudad. La fortuna de muchas de los burgueses comerciales se remonta al siglo anterior. Entre las industrias importantes destacan «la refinería de petróleo Deutsch y Cia así como Fourcade y Provot, fábricas de tejas, mosaicos y losetas hidráulicas como El Sol y La Cerámica Alicantina; las fundiciones Aznar e Hijos, la fábrica de abonos Cros, las de conservas como Las Palmas, imprentas y talleres pequeños de maderas», tal y como refleja el artículo de Moreno. Las jornadas superan las diez horas de trabajo y las condiciones higiénicas dejan mucho que desear. La Fábrica de Tabacos sufre en el primer tercio del siglo XX una profunda crisis después de que las trabajadoras rechacen la introducción de maquinaria y se decide prescindir de personal.
Durante la Guerra Civil, Alicante muestra una gran resistencia republicana. La ciudad sufre más de 70 bombardeos en los que mueren medio millar de personas. El más sangriento tiene lugar el 25 de mayo de 1938. El ataque realizado por aviones italianos Savoia, un domingo a mediodía en el Mercado Central, acaba con la vida de 313 personas, muchos de ellos mujeres y niños.
Muchos historiadores lo comparan con el Bombardeo de Guernica. Pese a ello, Alicante siguió siendo republicana y, de hecho, fue su último bastión y el último punto en caer en manos de las tropas franquistas. El 30 de marzo de 1939 el puerto es tomado por la división Littorio.
Tras la guerra, la ciudad sigue la evolución del resto de España. Durante la posguerra se vive un fuerte estancamiento de la economía. A finales de 1950 empieza la gran expansión de la ciudad debido a las nuevas orientaciones políticas y económicas. En 1959 se pone en marcha el Plan de Estabilización. La devaluación de la peseta produce un efecto llamada de los extranjeros y arranca así, en 1960, la década prodigiosa para el turismo.
La economía evoluciona hacia el sector servicios y se produce un gran desarrollo urbanístico con el nacimiento de diversos barrios en las afueras. Alicante se consolida como centro de servicios y el desarrollo turístico provoca el crecimiento actual de la ciudad.
Sin universidad desde 1834
Un hecho importante en este siglo es la creación de la Universidad de Alicante en octubre de 1979, sobre la estructura del Centro de Estudios Universitarios, que había comenzado a funcionar en 1968. La ciudad recuperaba así los estudios universitarios suspendidos en 1834, cuando cerró tras dos siglos de existencia su precursora, la Universidad de Orihuela.
De esta forma, los estudios universitarios se retoman durante el curso 1968-69 con tan sólo 230 alumnos. En la actualidad, forma a cerca de 33.000 estudiantes. En 1993 destaca la designación de Alicante como sede de la Oficina Europea de Armonización del Mercado Interior (OAMI), una de las agencias autónomas más importante de la Unión Europea.
En 1997 se produce la mayor catástrofe natural de la historia de Alicante. El 30 de septiembre de ese año caen sobre la ciudad 156 litros por metro cuadrado en tan solo hora y media. En barrios como San Agustín o la playa de San Juan el agua supera el metro de altura. Una tromba que deja cinco fallecidos.
En el siglo XXI Alicante es una ciudad moderna y cosmopolita que mira al futuro con optimismo. Con la nueva centuria ha experimentado un crecimiento demográfico significativo por la llegada de extranjeros. Desde 2008 es sede de la Vuelta al Mundo a Vela, competición náutica de relevancia mundial. Actualmente es la ciudad con la red wifi más potente del país. Y es la sede de la Casa del Mediterráneo, institución para el conocimiento mutuo entre España y los países mediterráneos.
Uno de los hechos históricos más recientes de la historia de la ciudad es la llegada del AVE. El 17 de junio de 2013 el todavía príncipe Felipe inaugura la línea de alta velocidad Madrid-Alicante, que permite cubrir ese trayecto en dos horas y 20 minutos.
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