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Embutidos,  aceite y pelota valenciana

Embutidos, aceite y pelota valenciana

La Vall d'Albaida, el valle de la tierra blanca, cuenta con una importante tradición artesanal y ofrece un sinfín de productos locales agroalimentarios e industriales

BEATRIZ LLEDÓ

Sábado, 28 de marzo 2015, 00:17

La Vall d'Albaida promete un viaje que despierta los cinco sentidos. La comarca de la tierra blanca (es el significado de su nombre en árabe) desprende una fuerte identidad propia gracias a sus productos artesanales, tanto agroalimentarios como industriales. En sus 625 kilómetros cuadrados produce desde aceite, queso, repostería y licores de hierbas hasta cera, jabón, mimbre, esparto y textil del hogar.

El vino de la zona siempre ha destacado por su buena calidad. La mayoría de sus poblaciones cuenta con viñedos aunque son los de Fontanars dels Alforins los más afamados. De las 50 bodegas con las que contaban en 1950 hoy quedan seis que han recogido la tradición vitivinícola y la han adaptado a los procesos de elaboración con tecnología moderna. Las variedades predominantes para los tintos son: cabernet sauvignon, merlot, tempranillo, pinot noir, shyraz y monastrell, y para los blancos: verdil, chardonnay, macabeo y parellada.

L'Olleria es el pueblo del vidrio, cuya fabricación forma parte de su vida cotidiana. Según la Mancomunitat de la Vall d'Albaida, «más de la mitad de la población vive de forma directa o indirecta de la producción del vidrio». La primera noticia documentada de esta actividad en la población data de 1548. Hoy, artesanía y tecnología se dan la mano para ofrecer un producto de calidad al alcance de cualquier bolsillo.

Mientras, la producción de la cera continúa siendo clave para Albaida. A principios del siglo XX, fue una ciudad puntera en la producción de cera a nivel estatal. La mayoría de las empresas que existían eran tradicionales y familiares, características que aún hoy se mantienen. En este tiempo se han introducido algunos cambios en el sistema de producción artesanal. Los productos obtenidos también han expermientado una gran transformación. «Hoy, sobre todo, se producen cirios perfumados para decoración aunque pervive la producción de cirios para rituales religiosos», explican desde la Mancomunitat. Esta industria también se implantó en otras localidades de la comarca como Agullent, Ontinyent, Palomar, Guadassèquies y l'Olleria.

Aunque, sin duda, la industria que más ha marcado el porvenir de la Vall d'Albaida ha sido la textil. Ontinyent despuntó en la segunda mitad del siglo XX en la fabricación de mantas (aunque hoy también tienen fama sus embutidos y su repostería, como las nueces y yemas al fondant). En la actualidad, Ontinyent, Aielo de Malferit, Agullent, Albaida y Bocairent forman la columna vertebral del desarrollo del sector textil en la comarca.

Agullent, con un importante recorrido textil, es conocido por confeccionar de forma artesanal las pelotas de badana y de frontón para practicar la pelota valenciana. Esta tradición de hacer pelotas se viene transmitiendo de padres a hijos. La pelota de Agullent tiene unas cualidades excelentes como son el tamaño, el peso y la textura que le han valido el reconocimiento por parte de los jugadores. La de badana se utiliza para el juego de raspall y galotxa. Está hecha con un núcleo de goma y encima lana, después se redondea hasta obtener el peso adecuado (unos 42 gramos) y se recubre de piel de cabra.

En Benigànim, los productos locales se cuela de la forma más dulce posible con el 'arrop i tallaetes', un postre típico de Todos los Santos que se elabora en este municipio desde tiempos inmemoriales y cuya elaboración perdura por la tradición oral. 'L'arrop', de producción artesanal, es un zumo hecho generalmente de uvas o higos y se mezcla con trozos de frutas como la calabaza o la naranja y que reciben en nombre de 'tallaetes'. La venta de este producto, tradicionalmente se ha hecho de forma ambulante

Aceite desde el s. IV a.C.

Por su parte, Quatretonda tiene fama de producir uno de los mejores aceites de toda la comarca. Allí se encuentra la sede de la cooperativa comarcal de aceite de la Vall d'Albaida. No en vano, existen noticias de la elaboración de aceite desde el siglo IV a.C. Aún hoy, aunque de forma minoritaria, perdura la forma tradicional de producirlo. Alfarrasí, Bèlgida, Beniatjar y Benicolet también destacan por la venta de aceite virgen.

Los productos autóctonos en Aielo de Malferit llegan en forma de cestos y muebles elaborados con mimbre, cuya elaboración se remonta a principios del siglo pasado. Pese a que alcanzó su esplendor en los años 90, en la actualidad algunos artesanos mantienen esta tradición. También son muy conocidos sus licores artesanales. En el año 1880 se fundó la fábrica para producir estos jarabes y que hoy pertenece a Juan Micó . Entre los licores elaborados en Aielo destacan el herbero, cazalla, el anís, 'lágrimas de contribuyente', 'leche de la vieja', 'placer de damas'... «Mención especial tiene el licor 'Nuez de cola-coca', elaborado en la fábrica desde hace muchos años y del cual los propietarios aseguran procede el refresco más famoso del mundo. En el año 1949 la compañía americana adquirió la patente de su licor a la fábrica de Aielo», apuntan desde la Mancomunitat.

El esparto es el estandarte de Atzeneta d'Albaida. El trabajo de estas fibras estuvo bastante generalizado en la mayoría de pueblos valencianos como ocupación de los agricultores cuando sus labores en el campo se veían interrumpidas por el mal tiempo. «Con el esparto se hacían capazos, serones, esteras, espuertas y cofines para las prensas de aceite, unos se utilizaban en la agricultura y otros se destinaban al transporte y al comercio», explica la Mancomunitat. La modernización del campo ha hecho que muchos de los objetos típicos para su tratamiento hayan dejado de utilizarse.

En Pinet, uno de los pueblos más pequeños de la Vall d'Albaida, con menos de 200 habitantes, está a punto de desaparecer una tradición muy importante: la elaboración de artículos con palmitos.

Con ellos se elaboraban utensilios imprescindibles en la agricultura y otro tipo de actividades. El resultado final eran capazos, cestas, estoras, escobas y cepillos. Menaje de primera necesidad.

Los productos autóctonos no terminan ahí. Los cántaros de Castelló de Rugat y la uva de mesa de Rugat y Sant Pere d'Albaida inundan cada rincón de esta comarca que desprende historia y tradición por los cuatro costados.

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