

Secciones
Servicios
Destacamos
E. PALOMARES
Sábado, 28 de marzo 2015, 00:17
Pocas son las fuentes escritas que nos hablan de la Paiporta de principios del siglo XX y de su sociedad. Por esta razón el Ayuntamiento inició desde el Museu un trabajo de recuperación de la Memoria Oral del municipio. Se seleccionó un grupo ciudadanos de entre 70 y 100 años, con los que se concertó una entrevista en la que se les hicieron las mismas preguntas. Gracias a esas preguntas se pudo conocer las costumbres de Paiporta de principios del XX. En esa época se mataba el cerdo en casa y se hacían longanizas y morcillas para dejarlas secar y posteriormente meterlas en jarras con aceite. Este 'frito' servía para conservar el alimento cárnico durante mucho tiempo.
Las comidas más típicas eran el 'arròs amb fesols', 'putxero', 'arròs en casola', 'el guisao' del día de San Roque, habas con embutido, potaje, lentejas y la tradicional paella. Uno de los productos más utilizados era la patata, cocinada de todas las formas posibles, a pesar de que era un alimento bastante caro. Según cuentan muchos de los entrevistados en esta época comieron patatas y boniatos asados en el horno del Rajolar de Bauset, sobretodo en tiempos de penuria económica.
Mucha gente solía ir a poblaciones cercanas, como Benetússer, a comprar costillas y salchichas a una carnicería muy antigua, y al molino a por harina, donde era más barata. La carne que se conseguía durante la guerra era de estraperlo y se destinaba para el 'putxero' de los domingos, pero no en todas las casas. Las pescaderas que había en el pueblo se dedicaban al intercambio, cambiaban pescado por harina, tabaco o pan, dependiendo de las necesidades.
En la carestía de la posguerra existía un grupo de personas que se dedicaban a elaborar alimentos. Uno de ellos era el que hacía fideos por las casas o las señoras que se dedicaban a hacer turrones de cacahuetes, dulce que muchas veces era la merienda de muchos niños.
Los días de fiesta como San Roque o Navidad se procuraba que no faltara la comida en la mesa. En aquellos tiempos, según afirma uno de los entrevistados, «no había caprichos, en las casas no se tiraba nada y las sobras se guardaban para el día siguiente».
Los lugares que frecuentaba la población para divertirse eran los tres casinos (el casino de la Granota, actualmente el Ateneo Musical y Mercantil; el casino del Progrés ubicado en la parte de arriba del Banco de Valencia, y el casino Liberal que se encontraba en la plaza Cervantes) y el bar, además de las tres tabernas.
En la calle San Roque estaba el bar de Soret, lugar donde se solían reunir las diferentes asociaciones del pueblo, de cazadores o colombaires, entre otras agrupaciones. Además, allí se podían degustar una de las mejores horchatas.
Los niños iban a nadar al 'clot de les xiques', que estaba donde ahora se encuentra el Polideportivo Municipal. El puente viejo era el punto de encuentro de muchos jóvenes. Y también había varios cines: el Florida con su sesión doble y terraza de verano, así como un cine mudo con pianista incluido en la plaza Cervantes.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.