a. talavera/ r. escrihuela
Miércoles, 10 de febrero 2021
Las playas situadas al sur de la desembocadura del río Júcar en Cullera llevan décadas sufriendo una importante regresión de la arena. El Marenyet, en Cullera, o la Goleta, en Tavernes, son los ejemplos más claros de esta situación preocupante que los expertos alertan que puede agravase al seguir avanzando y afectar a otras playas más al sur de la provincia de Valencia, como Xeraco.
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La principal causa de la pérdida de arena, según señalan expertos de la universidad, se sitúa en la ampliación del espigón norte de la desembocadura del Júcar. Una obra que se realizó a principios de los años 80 y que ha provocado que se frene el paso de sedimentos a las playas situadas al sur de este dique. Precisamente, esta construcción se realizó, en una primera fase en los años 50 y su posterior ampliación en los 80, para acabar con los inconvenientes que los sedimentos causaban en la desembocadura y que provocaban el dragado de los barcos.
Sin embargo, la solución a este problema ha generado uno más grave que ya afecta a varios municipios y que podría llegar a otros. «Se ha convertido en un problema crónico y se ha comprobado que progresivamente el punto deficitario de arena se va trasladando más al sur», explica el catedrático de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Topográfica de la UPV, Josep Pardo.
El retroceso de las playas comenzó a notarse primero en las más cercanas a la desembocadura, la del Marenyet y el Brosquil de Cullera. Después, llegó a la zona de la Goleta en Tavernes donde el mar rompe junto a las edificaciones y desde hace unos años los arenales del centro de esta ciudad de la Safor también han notado un descenso importante de la cantidad de áridos.
El espigón se ha convertido en un muro para el normal trasvase de arena por las corrientes marinas. Pero a esto se suma el efecto del cambio climático, que está elevando el nivel del mar, y la reducción de la aportación de sedimentos por parte del río debido a la creación de embalses durante su curso.
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Así lo apuntan otras voces expertas que señalan que la confluencia de estos tres aspectos está poniendo en grave riesgo la supervivencia de las playas del sur de la provincia como las conocemos actualmente.
La aportación puntual de arena, sobre todo tras los temporales, es la principal solución que se ha dado en las últimas décadas a este contratiempo. Pero se ha demostrado que no es suficiente ni duradera para mantener el litoral en condiciones.
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«La solución ideal sería recuperar el sistema natural para que se dejara pasar la arena. Si esto no es posible se deben realizar traslados de arena sistemáticos», señala Pardo. Aportaciones de «mayor magnitud» a las actuales ya que se ha desequilibrado mucho el flujo y las puntuales no son efectivas. Una actuación costosa que por el momento no se contempla en este punto del litoral.
Desde la demarcación de Costas se prevé construir unos espigones frente a la costa sur de Cullera para frenar la pérdida de arena. Un proyecto que está en fase de estudio y que podría realizarse en los próximos años.
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Este remedio ya se ha aplicado en otros puntos del litoral valenciano, como en el sur de Castellón, y los expertos consideran que no es apropiado.
«Suele pasar que los problemas se trasladan más al sur y se sigue dañando otros segmentos costeros. La solución pasa por recuperar el transporte natural», afirma el catedrático de la UPV.
Mientras, los vecinos de Tavernes y Cullera ven como sus playas desaparecen a un ritmo muy rápido y son sólo un recuerdo de lo que fueron hace décadas.
Más de dos décadas lleva la playa de la Goleta de Tavernes sufriendo la escasez de arena, pero la situación se ha agravado con los años y actualmente ya afecta a casi todo el litoral vallero, no sólo a esta zona. «Nuestra playa está en peligro de extinción». Así de rotundo se ha expresado el alcalde Sergi González quien no para de insistir a los técnicos de Costas que busquen una «solución urgente» al problema.
De momento la única respuesta que ha obtenido cada vez que ha llamado a las puertas del Ministerio de Transición Ecológica han sido reposiciones de arena. Miles de aportaciones de metros cúbicos que se lleva cada temporal. Esta semana el primer edil ha vuelto a pedir a Costas que «necesitamos que se acondicionen nuestras playas para Semana Santa».
El proyecto de un nuevo dique al sur de Cullera ha puesto otra vez en alerta a Tavernes, aunque por ahora se desconocen sus efectos. «Es un elemento nuevo en el mar y las corrientes suelen ir de norte a sur, pero no sabemos cómo nos afectará», apunta González. Donde de momento no llegan los problemas de escasez de arena es a Xeraco, aunque los expertos auguran que arriarán. Esta playa es de donde Costas extrae arena para llevarla zonas más afectadas. Una situación que también ha levantado las críticas del alcalde Avelino Mascarell por los destrozos que ocasionan. El edil teme que cualquier actuación para arreglar un problema le cree otro a Xeraco: «me gustaría que me garantizaran que esos proyectos no nos van a perjudicar».
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