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Lunes, 25 de junio 2018, 19:50
Anteriormente conocida como Prados de Santa Eulalia, es la materialización arquitectónica del clásico 'lo que pudo ser y no fue'. Restos de un lugar que en su día aspiró ser arquetipo colectivista y que, por un tiempo, lo logró.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENALas ruinas de sus muros contienen una utopía socialista que muchos, a día de hoy, todavía desconocen. Una historia aderezada con un juicio por adulterio que fue presenciado por la alta sociedad española en pleno 1910.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAUn rincón ubicado entre Sax y Villena donde el paso del tiempo ha dejado su huella más evidente: el olvido.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENASon pocos los que pueden presumir de conocer los erarios que atesora, y menos todavía los capaces de apreciarlos. Aunque, como suele pasar con los grandes tesoros, tampoco resulta nada fácil dar con ellos.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAEntre casas, campo y carreteras, se encuentran los escombros -algunos aún en pie- de la aplicación más práctica del protosocialismo en la Comunitat. Situada en la provincia de Alicante, la (ahora) Colonia de Santa Eulalia es un pequeño pueblo cerca del río Vinalopó casi en la ruina y abandono.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAFundada en 1887, se constituyó como una colonia por y para trabajadores. Inspirada en el más puro socialismo utópico que se intentó implantar en la Gran Bretaña del siglo XIX, basado en formulaciones 'irrealizables' que dejaban a un lado la lucha de clases en pleno capitalismo.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENADentro de este modelo de organización ideal, surgieron los falansterios: pueblos autosuficientes en los que la propiedad común absorvía la privada y dejaba atrás el liberalismo económico.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENAEstaban planteados como una especie de paraíso terrenal dentro de la ideología utópica socialista, establecidos sobre los pilares de la explotación laboral que edificó la Revolución Industrial y que fomentó el desarrollo y extensión de los principios autogestionarios.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENAFue fundada por Antonio de Padua y Saavedra, conde de Alcudia, y su esposa María Concepción Fontes y Sánchez de Teruel, en 1890.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENADentro del palacio de los condes, cerámica y azulejos de distintos colores cubren y cuelgan en las paredes de cada estancia; acordes a una apuesta por lo estético como clara ostentación de poder. El edificio albergaba una biblioteca, gran salón, despacho, administración, cocina, patios y 12 habitaciones.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAY como no podía ser menos en un lugar así, las leyendas urbanas y rumores tampoco faltan en su historia. Real o ficticia, la leyenda de los condes de Santa Eulalia envuelve el entorno e impregna de misterio lo que queda de ella.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENAAcorde al inicio de cualquier historia de terror urbano que se precie, se dice que el palacio es fuente de desdichas. Tanto así que al parecer su última habitante, la vizcondesa María Avial y Peña, murió en Madrid pidiendo limosna.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENADesenlace real o ficticio, lo que sí es cierto es que la última vizcondesa perdió todas sus posesiones y murió ahogada en deudas tras hipotecar todas sus propiedades. Las tragedias parecen tener su origen, según la leyenda popular, en los vicios y desenfreno de sus adinerados propietarios.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENAAntonio de Padua decidió poner en marcha este proyecto colectivista en Santa Eulalia, pero la necesidad de capital le llevó a asociarse con Mariano Bertodano y Roncali y su esposa María Avial, vizcondes de Alzira. La pareja de condes aportó el efectivo para poder construir y poner en marcha la colonia y juntos formaron la sociedad explotadora 'La Unión' en 1900.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENACuatro años después María Aval se convierte en la propietaria de la Colonia, ya que fue adquirida con el dinero de su dote. Según la leyenda popular, la condesa convirtió el palacio en un lugar de vicio y depravación donde no faltaban nunca el alcohol y el juego.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENAEn 1907, el romance clandestino entre María Avial y Antonio de Padua surgió a la luz. El adulterio causó todo un revuelo social del que se hizo eco hasta la prensa de la época. Como el diario ABC, que el 11 de enero de 1910 transmitió la jornada judicial a los aristócratas. Un proceso que marcó el inicio de la decadencia de la colonia.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENASanta Eulalia es el exponente perfecto -de los pocos en España- de este tipo de edenes comunales, donde productividad y belleza se alinearon para formar uno de los rincones más especiales del territorio valenciano.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENATenía una funcionalidad agraria y su formación fue posible por la Ley de colonias agrícolas de 1868.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENASe trataba de formar un pequeño enjambre industrial y agrícola, dedicado sobre todo a la elaboración de vino, aceite y harina, que aúnara todos los procesos de producción.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAPor ello, esta aldea equitativa y alejada de la civilización urbana se organizó de manera autosuficiente, con sus propias calles, plazas, fábricas y hasta teatro.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENALos restos recuerdan un lugar donde se aglutinaban elementos capitalistas de inclinación a la posesión y fisiocrácitos de explotación de la tierra y recursos naturales, con un paternalismo católico y la concepción del campo e industria como mecanismo educativo y reformista.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAEl planteamiento arquitectónico trataba de mostrar a habitantes y visitantes un alto nivel de prosperidad alcanzado con esta propuesta socioeconómica.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENALa muestra más clara de este afán arquitectónico y estilístico de sus creadores fue el palacio de los propios condes, que se muestra en las imágenes y todavía está en pie, aunque con un acceso bastate complicado y en estado crítico. Su estructura está muy deteriorada y un paseo por su interior supone una excursión de riesgo -y encanto- elevado.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENAEl edificio presenta una especie de experiencia contradictoria: a pesar de estar en completo abandono, los pocos muebles que quedan en su interior parecen estar colocados ex profeso, en los puntos precisos para potenciar el encanto que el tiempo -sin éxito- se empeña en derruir.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAEl palacio comenzó a construirse en 1898, con dos alturas y una apuesta notable por los detalles. Pequeños rasgos como cenefas, la amplitud de los ventanales o el uso del color como elemento decorativo muestran la personalidad que tuvo el edificio.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENAUna mesa justo en el centro de la entrada principal, un sofá delante de un enorme ventanal o una toalla abandonada en la bañera, como esperando el final del baño de su último habitante o invitando a sumergirse a uno nuevo.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAEn la entrada principal son varias las esculturas humanas que hacen referencia a la agricultura y el proceso industrial, en un intento de embellecer y reflejar la finalidad de la colonia. Por dentro, las despejadas estancias mantienen tonalidades claras que varían entre el azul y el ocre.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENANinfas y ángeles decoran una escayola que embellece un interior repleto de columnas y escaleras de mármol, que comparten protagonismo con otros elementos como la bañera o sofás abandonados.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAEra la representación de un utopismo hasta entonces relegado a elucubracianes filosóficas o literarias. Santa Eulalia fue una aproximación bastante certera a la realización de lo ilusorio. Una quimera que perdió su esencia al lograr lo utópico. Producción, administración y recursos propios lograron lo que, hasta entonces, parecía -cuanto menos- improbable: la autarquía.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENASus habitantes, que llegaron a sumar unos 200, eran a su vez los motores de la producción e industria de la colonia. Trabajadores que hicieron posible la emancipación de la aldea, que logró convertirse prácticamente en una especie de burbuja socio industrial.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAEn Santa Eulalia se cristalizaba un ideario en el que el individuo vivía en armonía con el resto del colectivo y del medio ambiente. En ella hicieron vida los obreros y labradores que decidieron instalarse junto a sus familias, que hicieron posible la viabilidad del proyecto durante más de tres décadas.
FOTO: TAMARA VILLENA| TEXTO: TAMARA VILLENAEl anticipo perfecto de lo que un siglo más tarde tomaría formas diversas como el movimiento hippy o la comuna anarquista, aunque paradójicamente fue creada por una aristrocracia terrateniente cercana a la burguesía liberal y bastante alejada de la ideología socialista.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENASu cultivo, recolección y elaboración se dedicaba, en su mayoría, a la exportación a Francia, Alicante y Madrid. Además, estaba situada en un enclave estratégico que llevó a su apeadero ferroviario a convertirse en zona de paso obligatorio para el tráfico mercantil entre Madrid y Levante.
FOTO: TAMARA VILLENA | TEXTO: TAMARA VILLENAEl teatro era un atractivo para los visitantes, y lo sigue siendo. En él actuaban figuras de la lírica y la comedia, y acudían algunas de las compañías teatrales más importantes de la época.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENALos restros del teatro siguen mostrando la estructura de lo que fue el escenario y las gradas, con pinturas en sus paredes y retratos de importantes personalidades del mundo de la cultura como Miguel de Cervantes, que da nombre al derruido recinto.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAEra uno de los lugres más concurridos de la aldea, junto a la iglesia. La ermita era el centro neurálgico de la colonia, situada junto a la plaza central. Desde este punto se organizaba toda la colonia, en una planificación que evidenciaba la primacía del poder religioso como estructurador social.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAOtro dato relevante de la colonia se esconde bajo ella: durante la construcción del lugar y las excavaciones realizadas para edificiar el poblado se descubrieron los restos de un cementerio de la época musulmana.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAAdemás del teatro y fábricas de varios tipos, Santa Eulalia contaba con escuela, correos, jardines, estación de ferrocarril y hasta un casino.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENALas 138 hectáreas de la colonia estaban impregnadas de un estilo modernista y una atractiva intencionalidad arquitectónica poco usual en parajes rurales, lo que hacía de ella una propuesta aún más especial.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAEn el teatro, así como en el palacio, se apreciaba un mayor esfuerzo estético con pinturas y grabados en paredes de mayor complejidad, como los que muestra la imagen.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAAmbos edificios presentan esculturas y figuras en escayola de estilo modernista, que siguen aportando una distinción especial a las construcciones a pesar de su avanzado estado de abandono.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENA¿Qué pasó al final? Pues lo que sucede con todas las utopías y en lo que radica su sentido: que no son posibles. Su época de esplendor duró hasta 1925, cuando el desarrollo industrial de comarcas cercanas como Alcoy y Elda hizo que muchos de los vecinos pusieran rumbo hacia estas localidades.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAAunque otros aseguran que además del tiempo y la falta de adaptación a los cambios, fueron los vicios de sus propios creadores lo que acabó de matar lo que habían construído. La publicación de su adulterio en 1910 abrió las puertas a su definitivo fin años más tarde.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENALetreros de cerámica en color rojo siguen anunciando qué era cada edificio y son, probablemente, los elementos que más contribuyen a mantener la atemporalidad del lugar.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAEl pasado 2016, la Colonia fue declarada Bien de Interés Cultural, dentro de la categoría de Espacio Etnológico, lo que supone la (tardía) potrección patrimonial de este entorno por parte de las instituciones públicas.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ | TEXTO: TAMARA VILLENAPublicidad
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