Médicos del interior cambian el coche por la bici al no facilitar Sanidad vehículos ni abonar kilometrajes

«El hecho de que el Consell siga sin dotar de vehículos sanitarios a estos centros y el alza que ha experimentado el precio de los combustibles hacen que muchos profesionales que trabajan en centros de comarcas como l'Alcalatén o el Maestrat ya no puedan seguir asumiendo de su propio bolsillo los gastos que suponen los desplazamientos para realizar su trabajo», han lamentado desde CSIF.

Según han explicado desde la central sindical, «esta situación se agravará durante los meses de verano, ya que los profesionales sanitarios de estas zonas deben asumir a los pacientes de los compañeros de los consultorios ubicados en municipios vecinos cuanto estos especialistas disfruten de sus vacaciones, lo que incrementará aún más el gasto en combustible que deben afrontar actualmente».

«Estos costes añadidos implican, además, que cada vez son menos los profesionales sanitarios interesados en acudir a trabajar en estas zonas, ya que les supone un gasto adicional y un agravio comparativo respecto al personal que trabaja en municipios con mejores comunicaciones o donde las distancias para atender a pacientes son menores, puesto que no hay masías o núcleos poblacionales diseminados a los que hay que desplazarse con frecuencia para prestar servicios sanitarios», han detallado desde la formación.

Ante esta situación, desde CSIF reclaman a la Conselleria de Sanidad que, además de dotar «de una vez» los PAC de Forcall, Morella, Sant Mateu, la Pobla de Benifassà, Atzeneta, Vistabella, Albocàsser, Lucena del Cid, Villahermosa del Río, Villafranca del Cid y Montanejos «con los 4x4 que prometió en 2018»; y a Alcalà de Xivert, Alcossebre, Vinaròs y Benicarló de los cuatro vehículos gasolina de cinco plazas «que también siguen pendientes», tome medidas para subvencionar los costes de combustible a los profesionales sanitarios que, en el desempeño de sus tareas diarias, deben realizar desplazamientos adicionales con su propio vehículo para garantizar una atención de calidad a sus pacientes en estas zonas básicas de salud».

La problemática de la falta de transporte sanitario para los profesionales de los Puntos de Atención Continuada surgió hace cuatro años, después de que expirara el contrato con las ambulancias que realizaban estos desplazamientos. La falta de un modelo unificado de transporte para las atenciones domiciliarias hizo, en aquel momento, que cada departamento adoptara una solución provisional para trasladar al personal sanitario hasta los domicilios que requerían su asistencia. Taxis y coches de alquiler fueron las fórmulas más extendidas, aunque en algunos casos los sanitarios debían utilizan sus propios vehículos, aunque en la mayor parte de los casos sí les abonan el kilometraje. En función de los casos también apuestan por acudir andando al servicio si está cerca y hasta han llegado a llamar a la Policía Local para que los trasladen, siempre que los agentes estén disponibles, o hablan con los familiares de los enfermos para que les recojan, como ya recogió LAS PROVINCIAS.

Progresivamente, la conselleria ha ido incorporando vehículos para el traslado de los profesionales, pero según denuncia CSIF parece que no ha llegado a todas las comarcas valencianas y aún faltan en zonas de interior de Castellón.

Además, la anterior consellera de Sanidad Ana Barceló, de su puño y letra, suscribió con las principales fuerzas sindicales el denominado Pacto de la Mesa Sectorial de Sanidad para la Gestión del Desplazamiento del Personal de Atención Primaria el 14 de septiembre de 2018, hace ya casi cuatro años. En este pacto se acordó que los PAC serían atendidos con vehículo y conductor para garantizar la adecuada asistencia a los pacientes. El citado acuerdo, según lamentaron en su momento estos profesionales, no se estaba cumpliendo dos años después y en plena pandemia de Covid al no disponer de conductor en el centro de salud para efectuar los desplazamientos a los domicilios. Ante ello, alertaron, «no se asegura la adecuada asistencia a los pacientes, ni tampoco la seguridad del personal sanitario«. Al respecto, detallaron algunos problemas que se generaban ante la falta de un conductor para esos vehículos, puesto que el personal sanitario no tiene la obligación de disponer de permiso de conducir. Esto les provocaba un mayor estrés laboral, por ejemplo, por las dificultades para aparcar que retrasan la atención sanitaria o por estar pendientes del mantenimiento del vehículo. Además, en los departamentos en los que se dotó a los especialistas de vehículos se restringía, por ejemplo, el uso de taxis, lo que también derivó en quejas.