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Más de medio centenar de personas se han manifestado esta mañana en contra del proyecto fotovoltaico de 400 hectáreas que una multinacional italiana quiere ejecutar en Chiva en la zona de Brihuela. La marcha, que ha cumplido todas las medidas de seguridad, ha salido desde la estación de Renfe hasta el albergue de Brihuela, donde se ha leído un manifiesto y se ha colocado un ataúd de cartón para escenificar la muerte de parte de la sierra de Chiva.
El proyecto de la empresa Falck Renewables ya cuenta con el 80% de los terrenos que necesita en la sierra de Chiva. Todos los grupos políticos de la localidad están en contra al igual que varias asociaciones del municipio porque defiende que es muy agresivo en el paisaje de la sierra, ya que se ubica a los pies del paraje natural de la Sierra de los Bosques, uno de los más grandes de la Comunitat. A pesar del impacto, es cierto que la zona no tiene ningún tipo de protección y a priori son terrenos idóneos según la ley de Transición Ecológica del Consell.
El Ayuntamiento está en contra del la planta y hace unos días desestimó la autorización urbanística para desarrollar el proyecto de Falck. Además, a nivel particular y colectivo se están presentado alegaciones contra el proyecto y hay tiempo hasta principios de abril para registrar iniciativas contra la instalación de la planta.
A pesar de la fuerza que se ejerce a nivel municipal, la postura de la Conselleria de Medio Ambiente es más tibia y no muestra un rechazo a un proyecto que entra dentro del discurso de energía renovable que defiende el Consell del Botánico. Ni siquiera el hecho de que el alcalde de Chiva, Emilio Morales, sea de Compromís ha significado un punto a favor para encontrar la complicidad del Gobierno valenciano en este materia.
Este periódico ha intentado ponerse en contacto varias veces con el director general de Calidad Ambiental, Joan Piquer, que no ha querido descolgar el teléfono para dar la opinión de la conselleria sobre este proyecto. Piquer ha derivado la responsabilidad en el gabinete de prensa, que se ha limitado a señalar que al ser un proyecto de más de 50 megavatios depende del Ministerio de Transición Ecológica y que Madrid todavía no ha elevado a la conselleria una petición de informe sobre la planta de Chiva. El área de Medio Ambiente de la Generalitat tiene que realizar un informe, que aunque no es vinculante, sí que es preceptivo de cara al poyecto. El Ayuntamiento de Chiva espera que ese informe ayude a poder parar el proyecto por el impacto paisajístico de la planta, aunque en la conselleria no existen malas sensaciones con esta planta de 400 hectáreas de ocupación.
La empresa defiende que los terrenos donde se van a ubicar las placas solares no tienen ningún tipo de protección especial y que el 80% de los propietarios ya ha vendido sus terrenos. Falck apunta que esta planta fotovoltaica de 125 megavatios es de tamaño medio, que cumple los requisitos y encaja perfectamente con la política de energía renovable y limpia que se pide para actuar contra el cambio climático. Además, Falck, que conectará las placas con la estación de Godelleta, señala que el proyecto dejará inicialmente cuatro millones de euros en Chiva además de otros 600.000 euros al año de IBI durante 35 años.
La última palabra para aprobar el proyecto la tiene el Ministerio de Transición Ecológica aunque el Ayuntamiento de Chiva espera contar con la colaboración del Consell para parar la planta, una complicidad que en principio no parece fácil que se dé desde la conselleria de Medio Ambiente, que se ha mostrado muy distante de las reivindicaciones que existen en Chiva.
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