Usar el pasado para proyectarse hacia el futuro. Éste es el objetivo que desean lograr las personas que trabajan alrededor del Palacio Vizcondal de Chelva ... , un edificio único en la provincia por sus características y por la variopinta historia que acumula entre sus muros.
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Juan José Ruiz, arqueólogo y director cultural de la Fundación María Antonia Clavel, entidad propietaria de parte del edificio, explicó que actualmente se está acometiendo la preparación de la siguiente fase de recuperación del Palacio Vizcondal, que va a consistir en la adecuación de zaguán o entrada, dando preponderancia a la visión de la monumental muralla. Además, se colocará un ascensor y se acondicionarán espacios para cumplir con la normativa y dar servicio a las personas con movilidad reducida.
Así, con la ejecución de la siguiente fase, explicó Ruiz, se podrá dar uso ya al Palacio Vizcondal, con lo que ello supone, es decir, abrirlo al púbico con fines culturales. De este modo, se pretende realizar visitas guiadas con grupos reducidos, para lo cual se ha elaborado un audiovisual didáctico con la explicación del Palacio a través de acuarelas firmadas por el artista Ben Lustenhouwer).
También se quieren celebrar eventos (conciertos, exposiciones temporales, talleres, conferencias, jornadas, cursos...), ubicar diferentes museos de ámbito comarcal (histórico, etnológico y medioambiental), crear una biblioteca especializada en la comarca de la Serranía (se está redactando un convenio con la Universidad de Valencia) y ser un referente en la investigación local (con publicaciones propias) y un foco de la cultura en general.
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Desde el año 2016, la centenaria Fundación María Antonia Clavel, presidida por Gustavo Fombuena, está apostando por la recuperación patrimonial de su parte del Palacio, conocida popularmente como 'La Posada' por su último uso. Los trabajos de puesta en valor, con excelentes resultados, son fruto de un equipo multidisciplinar, conformado por Tirso Ávila (arquitecto), Ricardo Cristal (historiador y etnólogo), Beatriz Oliver (conservadora y restauradora), Karen Lustenhouwer (historiadora y documentalista), Mayte Loscos (técnica en turismo y medio ambiente) y Juan José Ruiz (arqueólogo y director cultural de la fundación).
El edificio, gracias a los estudios, ha condensado la historia y evolución cronológica de Chelva, dando respuesta a los orígenes de la villa, los cuales, eran inciertos antes de las excavaciones arqueológicas. Las fases del inmueble son estructuras referidas a labores artesanales de la cultura ibera (siglo IV a. C.), alcázar almohade de finales del siglo XII, donde se conservan la torre principal, las murallas (de imponentes dimensiones), una poterna y un baluarte. Con la aparición en escena ya de Jaime I (1238), se construye una iglesia gótica, la primera de Chelva, aprovechando el espacio del castillo de la fase anterior, se conservan diferentes arcos de la fachada y nave central y una lateral. Se mantiene el uso de iglesia hasta que se crea el Vizcondado de Chelva en 1390, es entonces cuando el edificio se convierte en la residencia del señor feudal.
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En el año 1520 el Palacio es incendiado por los agermanados. Esta destrucción parcial sirve para que se acometan reformas renacentistas, entre las que llama especialmente la atención la bóveda de arista que cubre la sala noble.
Ya en el siglo XIX, durante las guerras carlistas, durante las cuales la zona fue protagonista de múltiples acontecimientos, se fortifica el inmueble mediante aspilleras, época que deja constancia con los abundantes grabados en la segunda planta del edificio con un 'Cubo' o lagar para producir vino que daba nombre al edificio.
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Este conocimiento de la evolución histórica del edificio ha sido resultado de las investigaciones llevadas a cabo en seis fases, las cuales han sido financiadas con fondos propios de la misma fundación, o con dos subvenciones recibidas una por parte de la Diputación y otra por parte de la Conselleria de Cultura.
Durante las fases de recuperación del palacio se ha podido comprobar cómo un yacimiento arqueológico se ha convertido en un yacimiento laboral, aportando de esta forma, la Fundación María Antonia Clavel, su granito de arena al problema de la despoblación. Este objetivo seguirá vigente tanto en la siguiente fase de trabajos como cuando el edificio esté funcionando, con lo que colabora así al desarrollo económico y social de la Serranía. Como concluyó Ruiz, «Josep Burriel señaló que el futuro está en el pasado, y así lo demostramos aquí».
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