.jpg)
.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
«A mí me dijeron que estaban aquí los Reyes y le dije a mi hija, 'sí hombre, y los pajes también'». No se hablaba ... de otra cosa en el mercado municipal de Catarroja, visitado por los Reyes de España el pasado domingo. Quien más y quien menos quería comentar la jugada y en los puestos abiertos de un mercado que lucha por recuperar la normalidad todos agradecían la visita. «Todo lo que sea venir a estar con nosotros nos parece bien», comentaba Gema.
El Rey Felipe VI, la Reina Letizia y Leonor y Sofía pasaron casi 45 minutos en el mercado municipal. Se tomaron algo en La Tasqueta, un local que este lunes permanecía cerrado, y pasearon por las estrechas callejuelas del mercado. Tanta gente bajó a ver a los Reyes que los locales situados más lejos de la entrada norte del mercado no fueron visitados. «No, no pude acercarme, es que vino mucha gente, sólo veía a lo lejos la cabeza del Rey, que es muy alto», comentaron en un bar situado al sur del mercado.
Sí visitaron distintos puestos, entre ellos el de María José Alfaro, que tiene una pastelería en la misma entrada noreste del mercado. «Me saludaron, todos muy majos, las infantas también, y les di una bandejita de pasteles de boniato», cuenta Alfaro. «Llamé a la Reina, le dije, '¡Letizia, Letizia!', y le di los pasteles. Ella fue muy agradable, me dijo que cuánto era, que me lo pagaba, pero era un regalo», explica, todavía con una sonrisa en la boca.
Noticia relacionada
También se pasó la Familia Real a tomar algo a La Tasqueta, un bar que ayer no abrió. Lo normal es que el mercado no abra los lunes, aunque ayer fue una excepción por la cercanía de Nochebuena. «Sé que anoche estuvieron hasta muy tarde, habrán decidido descansar hoy», contaban en un puesto cercano. En otros bares del mercado sonreían: «Ojalá hubieran venido aquí».
Ver 7 fotos
Sí que saludaron a Gema Belén, que regenta un puesto de frutas, verduras y frutos secos. «Fueron muy agradables, tengo fotos con ellos y todo», explicó. Preguntada por si agradece la visita, se le ilumina la cara. «Claro, todo lo que sea venir a estar con nosotros nos parece bien. Además, mi madre es muy de los reyes y me hizo mucha ilusión verlos», aseguró Belén. La visita se extendió por espacio de cuarenta y cinco minutos. Durante la misma, la Familia Real saludó a casi todo el mundo (al menos, a todo el mundo que consiguió acercarse), y se hicieron muchísimas fotos. Gema tiene fotos con ellos, pero también muchos de los vecinos de la localidad. «Se corrió la voz muy rápidamente, me decían que estaban los Reyes y no me lo creía», indicó Ángeles, la vecina que confundió a los Reyes con los Reyes Magos. Ambas visitas, eso sí, parece que suscitaron la misma emoción. Los más mayores sintieron en su propia piel la misma que sentían cuando eran pequeños y la que llenará a los más pequeños en la noche del próximo 5 de enero.
Pero como la alegría va por barrios, también los hay críticos. Pocos, pero los hay. «Había gente del pueblo que sí sabía que venían», dijo una vecina que no quiso identificarse, y que insistió en el enfado de la alcaldesa, Lorena Silvent, que lamentó que Sus Majestades no hubieran pisado la zona más afectada por la dana. «Es normal que esté enfadada», insistía la misma vecina.
Fuera del mercado municipal, en la plaza homónima, la World Central Kitchen repartía comida caliente. En esa cola de casi medio centenar de personas, el enfado era palpable. «Sí, sí, muy bien que vengan, pero aquí seguimos así, en la cola», comentaba Lorena, una residente de la localidad, que acudía «para tener algo caliente para Nochebuena». El enfado era más que evidente. «Menos visitas y más palas», repetía un hombre, en un lema similar al que la alcaldesa Silvent trasladó el domingo. Lo cierto es que aunque el entorno del mercado está mejor que el resto del pueblo, en las mismas calles los semáforos no funcionan, por lo que la circulación es caótica, mientras que en otras partes del pueblo, sobre todo las más próximas al barranco, la basura se acumula sorprendentemente dos meses después de la riada que se lo llevó todo por delante.
«¿Pero qué quieres que haga, que se ponga él a quitar barro?», preguntó otra persona que estaba en la cola. Cinco le contestaron que sí. «¿La infanta no es militar? Pues eso», dijo otra señora. El primero, el que había preguntado, se encogió de hombros. Aunque eran los menos, hasta la visita real generó críticas en una localidad muy dolida.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El rincón de Euskadi que te hará sentir en los Alpes suizos
El Diario Vasco
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.