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Domingo, 8 de julio 2018, 01:06
Puede que a los más jóvenes el nombre de Avidesa les diga más bien poco. Quizá tampoco reconozcan su logo ni, probablemente, les suene de nada el nombre de su propietario.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENASin embargo, para los que llevan algunas décadas (echémosle unas cuatro) viviendo en la provincia valenciana -o en cualquier parte de España- es una denominación mucho más que identificable.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALos polos de fresa o chocolate de esta factoría estarán presentes en los recuerdos de la infancia de aquellos que se criaron durante los sesenta y setenta. Y también en los ochenta y noventa, porque no fue un negocio precisamente efímero.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALuis Suñer fue pionero en la formación de un imperio industrial en la Comunitat, liderado por sus dos empresas: Cartonajes Suñer y Avidesa, a cuya fábrica pertenecen estas imágenes.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAAunque ahora está en ruinas, fue la cumbre y despertar del entramado empresarial valenciano. Y cuenta con una relevante historia detrás.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENACorría el año 1921 cuando Suñer, natural de Alzira, comienza a trabajar en el taller que había fundado junto a sus padres. Estaba especializado en la creación de cajas de cartón, y acabó denominándose Cartonajes Suñer.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENACon la llegada de la Guerra Civil Española, la fábrica de cartones fue colectivizada por sus obreros, en el año 1937. Estos trabajadores formaban parte de la Confederación Nacional de Trabajo (CNT), una unión anarcosindicalista con un amplio atavismo sociocultural que, a día de hoy, sigue manteniendo un papel activo en el movimiento obrero español.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALos principios de esta organización son anticapitalistas, federales y colectivistas, de ayuda mutua y autogestión, y los llevaron a la práctica con Cartonajes Suñer durante el periodo del conflicto civil hasta que, con la finalización de la contienda en 1939, se restauró la propiedad de la empresa a la familia fundadora.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALa familia Suñer estaba tan implicada con su localidad que incluso puso en marcha un área residencial para los trabajadores de la empresa, que fue inaugurada por el ministro de la Vivienda en 1960.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENADesde entonces, la marca de origen alzirense se convirtió en una máxima de la estrategia empresarial de Luis Suñer, que vio aquí un resquicio tan paternalista como identificativo.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAUna clara insignia que ayudó a la formación de su imperio y que estuvo muy presente a lo largo del mismo.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl éxito de la industria de cartonajes lleva a Suñer a fundar, en 1956 y también en Alzira, la fábrica de helados Avidesa. Con los años se convirtió en Ice Cream Factory Comarker, una de las principales productoras de helados por volumen de España.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl proyecto de Avidesa no solo se consolidó, sino que llevó a Suñer a la cresta del enjambre manufacturero español. Algunos de sus helados continúan siendo icónicos, aunque la mayoría de consumidores no conozcan ya su origen.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl apolo de vainilla y los sándwich de nata fueron de las creaciones más reclamadas de la marca, que actualmente se siguen comercializando bajo la firma Nestlé, tras la adquisición de la firma por esta compañía.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl éxito de sus productos supuso suculentos contratos publicitarios y patrocinios para Avidesa, como acuerdos deportivos y anuncios televisivos.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEn sus inicios, la empresa se orientaba hacia la explotación y producción avícola.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENATodavía se la denomina como 'criadero de pollos', aunque en agosto de 1964 y por iniciativa del hijo del fundador, se creó una división productiva de helados, postres y dulces.
FOTO:TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENAA pesar de su juventud, el hijo de Suñer, Luis Suñer Picó, pronto mostró aptitudes al frente de la subdirección de la compañía, con el impulso de interesantes propuestas como la creación de un cuaderno de Normas de Empresa.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENAAunque ahora es algo extendido, la iniciativa destacó como algo inusual en una época en la que la regularización obrera todavía era muy incipiente.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAAdemás, Suñer Picó contribuyó al negocio avícola con viajes a Reino Unido, donde observaba los mecanismos de producción para acabar importando y adaptando el modelo inglés a la Avidesa alzirense.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENASin embargo el heredero de Suñer, no llegó a ver cumplida su propuesta: falleció abruptamente mientras dormía, con 21 años.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENATras la muerte de Suñer Picó, el 15 de enero de 1964, su padre decidió poner en marcha y en su honor la producción de helados de Avidesa. En agosto, la factoría comenzó esta especialización industrial que la lanzaría directa al éxito.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl triunfo fue tan espectacular que Suñer decidió abandonar paulatinamente la producción avícola y orientar la empresa hacia el arte heladero. Fue en 1980 cuando Avidesa dejó oficialmente de ser ese 'criadero de pollos' que se fundó un par de décadas atrás.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl impulso económico de Avidesa, junto a la afianzada Cartonajes Suñer, convirtió al alzirense en el rey de la industria valenciana: en 1959 se alzó con la Medalla de Oro al Trabajo y en 1964 con la Encomienda al Mérito Agrícola.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAAdemás, la democracia favoreció la pujanza de sus negocios, que en 1978 lo convertían en el contribuyente con mayores ingresos declarados a Hacienda, con 400 millones de las antiguas pesetas, según citaba el periódico El País años más tarde.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENASus fábricas albergaban a más de dos mil trabajadores: una grandeza palpable y -ahora- fantasmal que se acrecienta en los interminables pasillos, vacíos y llenos de pintadas y escombros.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALa enorme estructura de hormigón todavía deja entrever los retazos de esa época de esplendor empresarial valenciano que a día de hoy sigue en marcha, con un entramado comercial mucho más especializado y diversificado.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENAUn enorme hundimiento justo en medio de la fábrica es actualmente el protagonista indiscutible de la antigua Avidesa. Las vigas cuelgan del techo, trozos de cristales llenan cada rincón y las puertas descansan sobre los restos de lo que en su día fueron paredes.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENACuatro plantas de altura, terraza, neveras y lo que queda del mecanismo de un ascensor. Cientos de cuencos y recipientes abandonados. Escritorios con más polvo que madera y cartas firmadas.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEscaleras rotas, llenas de socavones y muebles rotos en cualquier esquina acaban de aderezar una de las muestras más importantes de la industrialización de la Valencia del siglo XX.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAAvidesa logró reinar sobre la economía valenciana en unas circunstancias en las que todavía no se alcanzaba a divisar la decadencia agrícola, que en aquel momento todavía se mantenía como la principal fuente de riqueza de la población de la Ribera.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAPero su triunfo no se mantuvo en el ámbito local. Su éxito siguió creciendo hasta el punto de despertar y liderar una especie de 'revolución industrial a la valenciana'.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl éxito de Avidesa colocó al empresario entre los más ricos del país, con una fortuna a principios de los ochenta que se coló entre los primeros puestos del listado de empresarios con mayores beneficios de España.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENAUna clasificación aireada por el gobierno de la UCD y que derivó en convulsas consecuencias para el valenciano.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALa pujanza de los negocios de Súñer fue tal que acabó colocándolo de pleno en la diana de ETA. La banda terrorista se encontraba en uno de sus momentos más activos y el empresario valenciano entró a formar parte de la lista de personalidades influyentes bajo el objetivo del grupo.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEra ya última hora de una tarde de enero cuando, en 1981, seis miembros de ETA irrumpen en el despacho del director de Avidesa (de 71 años por entonces), en Alzira, para secuestrarlo.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALos terroristas maniataron a algunos de los trabajadores y dejaron un paquete en la fábrica simulando una bomba.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl coche empleado por los secuestradores, robado en Barcelona, se encontró posteriormente en Algemesí, localidad cercana a Alzira.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENA90 días después, la madrugada del 14 de mayo en Alberite (Logroño), Suñer fue liberado.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALAS PROVINCIAS dio cuenta de cómo se había producido el rescate y mostró el reencuentro del empresario y su familia en la localidad alzirerense.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAFinalizaba así un rapto que, prácticamente, se convirtió en cuestión de estado. La fama e importancia de los negocios del valenciano era conocida en toda España y le bautizó como una de las personalidades empresariales más influyentes y destacables de la sociedad de la época.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl secuestro de Suñer fue el primero fuera del País Vasco a una personalidad ajena al mundo político, y uno de los más mediáticos de aquella época de terror.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAA pesar del gran éxito de esta empresa durante varias décadas, que llevó a muchos a predecir una trayectoria todavía mayor, el ocaso de la firma terminó por llegar.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALos primeros años de los ochenta fueron convulsos y trascendentales para el imperio Suñer, cuya estabilidad se vio gravemente perjudicada.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENADurante los tres meses que duró el secuestro del empresario, fue su hija María del Carmen Suñer Picó la encargada de dirigir la compañía.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAAunque tras su libración se reincorporó al trabajo, el suceso pasó factura en la salud del fundador. Después, en 1982, la pantanada de Tous supuso la estocada definitiva para Avidesa.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl mismo año que la marca se convertía en la firma de helado oficial del Mundial de Fútbol de 1982, celebrado en España, las instalaciones de la fábrica quedaron totalmente inundadas por la riada.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALas dificultades de financiación planeaban sobre Avidesa y llevaron a que en 1989 Alberto Campos-Suñer, nieto del fundador, sacase a bolsa el 30% del capital de la empresa. Un año después, Luis Suñer fallecía.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEn 1991 la empresa pasa a manos del BBVA, que en 1993 vende la compañía a Nestlé.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENALa marca y su fábrica han caido (casi) en el olvido pero sirvió de ejemplo a otros magnates valencianos como Juan Roig.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAEl caso de Mercadona y la figura de su dueño son un símil bastante acertado de la importancia empresarial que en su época alcanzó el fundador de Avidesa.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENASuñer despertó a la economía valenciana del letargo agrícola y la lanzó de lleno a la actividad industrial.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENAAvidesa supuso una revolución de las rutinas productivas de la provincia valenciana: hormigón, escaleras y maquinaria fueron ganando terreno a campos, ganado y cultivo.
FOTO: TXEMA RODRÍGUEZ/ TEXTO: TAMARA VILLENAUna vez más, emblemas locales relegados a la indiferencia, con forma de ruinas y atrapados en la temporalidad de un derrumbe inminente.
FOTO: TAMARA VILLENA/ TEXTO: TAMARA VILLENAPublicidad
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