Borrar

31 fotos

Las ruinas de la masía abandonada Mas de Valero

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

Sábado, 3 de noviembre 2018, 20:33

Modo oscuro

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1.743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1.743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1.743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

TXEMA RODRÍGUEZ
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.
El abandono y olvido protagonizan más de un rincón de la Comunitat Valenciana. Algunos de los puntos donde más se visibiliza la incuria y sus lamentables efectos son las casas, fincas y otra serie de recintos residenciales, en los que a veces incluso quedan trazos de la vida que un día albergaron. Un zapato, una silla, cristales rotos o botellas vacías: crónica trizada que, a ojos observadores, refleja quién vivía ahí y cómo. Aunque no en todos los casos, ni mucho menos. Este es uno de ellos. Su interior no deja más pistas sobre su pasado de las que saben los vecinos de la localidad: ninguna. Poco se conoce sobre esta masía abandonada en las inmediaciones de Segorbe (Castellón) en un estado de abandono del que -sorprendentemente- ni siquiera las leyendas urbanas se han hecho eco. Un desconocimiento evidente del que solo se libra la fecha de su compra: los rumores apuntan a que fue en el año 1743, pero se ignora el resto de su historia hasta día de hoy. Unas ruinas donde el anonimato, paradójicamente, torna el misterio más en curiosidad que en terror.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Las ruinas de la masía abandonada Mas de Valero