Tomate peleón

Con sus calles reconvertidas en plató de una superproducción de Hollywood, Buñol vuelve a ser escenario de una batalla a ‘tomatazo’ limpio

Carlos Garsán

Jueves, 28 de agosto 2014, 00:21

¿Es aquí donde hay mucho tomate?». Maki es una japonesa afincada en Sevilla que, como muchos otros, lleva años viendo la Tomatina por televisión. No sabe muy bien dónde ni desde cuándo, pero la conoce. Aunque la fiesta «es un poco loco», dice, no deja de atraer a miles de turistas de todas partes del mundo, los tomates lejanos, dispuestos a viajar a la pequeña localidad de Buñol para disfrutar del inmenso placer de lanzar la colorada hortaliza al de enfrente. Ningún científico ha demostrado que tenga efectos positivos ni que sea un método contra el estrés pero, por algún motivo, no pierde su poder de atracción.

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Lo que está claro es que la fiesta grande del tomate es un reclamo para propios y, sobre todo, para extraños. Probablemente lo más español que ayer pudo verse en la calle del Cid fue a un hombre australiano, de cerca de dos metros de altura, vestido con traje de sevillana. Y es que el dress code de la Tomatina es tan flexible como el gusto de sus participantes. Disfraces de plátano, de dios de la mitología griega o, incluso, en traje blanco y sombrero de copa. El último miércoles de agosto, en las calles de Buñol, todo vale.

Pero en esto del vestir el fin no es solo decorativo, también protector. Alguno de los curiosos artículos que pudieron verse en esta única pasarela, liderada por el turista japonés, fue una revisión de las clásicas gafas de buceo. Esta vez más sofisticadas, con linterna multicolor y parabrisas eléctrico. Otros decidían protegerse de pies a cabeza forrados con papel film. Pero si hay un país que ha desembarcado con paso firme en Buñol, ha sido Australia. «Cuando decidí venir a España era esto o los Sanfermines, pero estar delante de un toro me parecía un poco peligroso, así que elegí tirar tomates», cuenta Domenica, de Sidney. «Es una locura, pero es tan grande que hace que quieras ser parte de esto, aunque sea una vez en la vida».

Fotos de la Tomatina 2014

Pero las primeras veces en la Tomatina también duelen, y no es para menos, cuando son 140.000 los kilos de hortaliza lanzados desde los seis camiones de combate. «La experiencia ha sido brutal. Sencillamente no esperaba tantos empujones», explica cubierta de jugo de tomate Catherine, que llegaba desde Toronto para participar en la fiesta.

Sin embargo, y aunque los reyes de Buñol siguen siendo los turistas extranjeros, algo se cuece entre los vecinos de una localidad que, tras la limitación del aforo y el acceso por venta de entradas impulsado en la anterior edición, vuelve a cubrirse de tomate. «Antes me daba miedo entrar, el número de personas que había era exagerado. Muy poquita gente de aquí iba, se había convertido en un evento para los de fuera», afirma Silvia, una buñolense que llevaba un cuarto de siglo sin participar en la fiesta. Ayer volvió para superar sus miedos y, sin duda, mereció la pena. «He disfrutado como una enana». Ella fue uno de los 5.000 vecinos a los que se repartió entradas gratuitas, del aforo total de 22.000 personas, dos mil más que el año anterior.

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El cambio en la organización ha traído consigo un aumento en las medidas de seguridad que los vecinos alaban. Para muestra, un botón. En 2012 el número de asistentes superó los 45.000. «Este año ha ido de categoría. Con el aforo limitado hay más seguridad y los camiones pasan más rápido. Los que venían antes, probablemente no pensaban en volver. Ahora lo pasan mejor», cuenta Nicolás Garza, uno de los miembros de seguridad que colaboró en la marcha del camión. Sin embargo, la polémica ha seguido a la venta de entradas para el evento, que ahora está en manos de la Fiscalía Anticorrupción tras una denuncia interpuesta por el Partido Popular local. «La imagen se ha dañado, ha sido un tema oportunista», afirmó Rafael Pérez, teniente de alcalde y concejal de la Tomatina.

La de ayer fue una Tomatina rápida pero efectiva. En menos de una hora se ventilaron los 140.000 kilos de tomate en una 69 edición que, tras la lluvia que bañó la anterior, sudó un intenso calor.

Una fiesta de cine

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Pocos podían imaginar que un tomatazo fuera a convertirse en icono mundial, pero la fama de la Tomatina ha logrado superar fronteras, imponiéndose a otras frutas y verduras con ganas de figurar. Ahora Buñol está dispuesta a aprovechar una popularidad que ha puesto en el mapa a la pequeña localidad, que cuenta con tan solo 9.000 habitantes.

Las calles del Cid y Plaza del Pueblo se convirtieron ayer en plató de hasta cuatro producciones: dos spots publicitarios, un documental y una película. Pero sin duda, el proyecto que más expectación causó entre los asistentes fue la grabación de varios planos para una cinta que, aunque sería una coproducción española, nace cobijada por el gigante hollywoodiense. Aunque no hubo rastro de actores, un nombre suena como protagonista: Anne. También un apellido, claro: Hathaway.

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La productora belga, por su parte, apostó por la innovación con la grabación de un curioso reality-show que llegará a la gran pantalla en 2015. ¿La idea? Grabar las aventuras de cuatro conocidos cómicos belgas en su viaje en carretera por Europa. Cuentan divertidos los vecinos que, aunque el plan principal era subirlos con cuerdas a los camiones, finalmente tuvieron que usar varios arneses. Y es que al final, los que de verdad saben del arte de lanzar tomates, son los de Buñol.

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