Javier Martínez
Lunes, 15 de septiembre 2014, 07:21
Siete de cada diez personas que ingresan en el Centro de Internamientos de Extranjeros (CIE) de Valencia tienen antecedentes policiales o penales. Tras ser detenidos por delitos menores o identificados en controles rutinarios, los sin papeles que acaban en el CIE permanecen en el centro un máximo de 60 días mientras se resuelven sus expedientes de expulsión, aunque la estancia media se sitúa en 25 días. El ingreso de estas personas tiene una finalidad preventiva y cautelar. Los policías salvaguardan los derechos y libertades de los extranjeros retenidos con las únicas limitaciones que establece la medida judicial.
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Además de las fugas, las peleas entre algunos de los inmigrantes son continuas en las zonas de recreo. Los agentes de la Policía Nacional que vigilan a los internos no llevan armas de fuego. El CIE de Valencia dispone de una sala de control de visitas, otra de espera, locutorios, un despacho médico, un cuarto de curas, aseos con duchas para hombres y mujeres, cocina, lavandería, comedores, espacios de ocio y un patio para actividades deportivas.
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