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MARINA COSTA
Viernes, 19 de septiembre 2014, 00:03
El Puig está dispuesto a declararle la guerra al 'Tomicus', la peor plaga en décadas que está provocando la mortandad de centenares de pinos en el principal pulmón verde del municipio. Tras una tala de urgencia, que se ha llevado por delante más de 300 ejemplares en la montaña de La Patà y Santa Bárbara, el ayuntamiento ha decidido, por primera vez en su historia, regar el monte.
Se trata de la medida más simple y efectiva para tratar de frenar el avance del 'Tomicus', un insecto perforador que está aprovechando el debilitamiento de los pinos por la extrema sequía para colonizarlos y matarlos.
Las talas de centenares de ejemplares, también en localidades próximas como Paterna o Torrent, están convirtiendo el avance de este hiperactivo coleóptero en un verdadero problema. La llegada de una hembra a un árbol puede dejar más de 5.000 orificios. Los túneles que realizan después las larvas acaban por bloquear la llegada de la savia al resto de la copa y el árbol acaba secándose por completo.
Lo que aún está en estudio es el sistema de riego que se va a emplear para refrescar el terreno. La semana que viene los técnicos municipales realizarán una prueba en el monte con tanques, aunque también barajan utilizar una red improvisada de goteo o, incluso, aspersores. «Nunca se ha hecho algo así porque es impensable el hecho de ponerse a regar una montaña, pero la situación es tan grave que vamos a tomar todas las medidas posibles y esta es una de ellas. Creemos que puede dar buen resultado. Será más fácil en La Patà, porque allí sí que existen aljibes de agua. En Santa Bárbara no hay y estamos tratando de resolver cómo llevar el agua hasta allí», explicó ayer el concejal Agricultura y Medio Ambiente, Vicente Puchol.
Para ello, El Puig utilizará agua de riego procedente de la acequia de Moncada y «una parte mínima de la que da suministro a la población». La otra medida de urgencia que se va a tomar en breve será colocar grandes trampas biológicas, de casi un metro de altura, con feromonas en su interior para atraer a las hembras. Su colocación es inminente, según apuntó el edil.
Agua y resina
El principal problema que presenta la montaña de La Patà de El Puig es que está formada, en su mayor parte, por rodeno y el sustento y el sustrato del que disponen los árboles es ya de por sí muy escaso.
La extrema sequía ha hecho el resto y ha acelerado el «debilitamiento de los pinos, que en situaciones de normalidad son muy fuertes. El riego es, por el momento, la mejor fórmula a adoptar porque el agua ayuda al árbol a coger fuerzas y generar más resina, que es la protección más natural frente a los insectos», detalla Enrique Solaz, ingeniero municipal en los ayuntamientos de Pedralba y Tuéjar, poblaciones que también han tenido que instalar aspersores en sus parcelas municipales para frenar al 'Tomicus'.
Otro riesgo añadido en estos casos es la caída de ramas que se han secado o, incluso, el desplome de árboles completos. De ahí, la necesidad de «talar los ejemplares muertos o muy afectados, como medida de seguridad, y también para alejar la plaga retirando lo más rápido posible el material infectado», comentó explicó ayer el concejal Agricultura y Medio Ambiente.
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