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El corredor entre Valencia y Castilla

Una exposición repasa la evolución histórica de la ruta del transporte impulsada en 1427 para unir la Comunitat con el interior de la península

PPLL

Miércoles, 24 de septiembre 2014, 00:05

Las rutas permanecen «cualquiera que hayan sido las correcciones aportadas por el arte del ingeniero, más vinculadas a las condiciones del medio físico, al que sólo pueden adaptarse sin librarse de él completamente». Lo recoge Henri Cavaillès en 'Introduction à une geographie de la circulation' y esta frase resume el espíritu de una exposición que alberga la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universitat Politècnica.

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Bajo el título 'Caminos de Castilla. Paisajes del transporte', la muestra impulsada por la Cátedra Demetrio Ribes repasa la evolución histórica, territorial y patrimonial de uno de los corredores históricos de la Comunitat hacia el interior de la península tomando como punto de partida la 'Concordia' que firmaron Valencia y Requena en diciembre de 1427 para la construcción de un carril para carruajes y viajeros.

Ese es el punto de inicio de una exposición salpicada de la política, economía, sociedad y comunicaciones en la Comunitat desde la Edad Media hasta la puesta en marcha del AVE Madrid-Valencia en diciembre de 2010. Es decir, 587 años de historia del paisaje del transporte que arrancaron con el interés de Valencia por mejorar el camino que la conectaba con Castilla a través de Requena y atravesando el Pla de Quart, Chiva, Buñol o Siete Aguas.

Así, con la rúbrica del documento, la capital del Turia se comprometía a arreglar el camino desde su costa hasta el mojón de Castilla y la villa de Requena hacía lo mismo desde el mojón hasta el puente de Pajazo. Una infraestructura que es el punto de paso principal para vadear el río Cabriel y que fue objeto de numerosos litigios por los continuos daños en su infraestructura. De hecho, fue reconstruido entre 1484 y 1496 con la presencia del maestro de obras Pere Compte.

De ahí que existieran otros pasos alternativos como Vadocañas o Contreras, de reciente actualidad porque se realizan obras de reparación en su viaducto. Los puentes, según explican desde la cátedra que dirige Inmaculada Aguilar (también comisaria de la exposición), son «los puntos más débiles de este itinerario», cuyas obras acabaron en 1429.

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No así los trabajos de mantenimiento de una red viaria que se convirtió en una preocupación constante para las autoridades políticas de Valencia y Castilla de aquella época. ¿La razón? Gran parte del comercio terrestre entre las dos regiones estaba en juego a través de un corredor salpicado de socavones, baches, estrechamientos, puentes y acequias en mal estado que inundaban la vía.

El camino vivió también historias de visitas reales, paso de ejércitos, bandolerismo o peregrinajes a Santiago. En el siglo XVIII se consideró que su tamaño era insuficiente ante el aumento del tráfico. Sin embargo, como en la historia más reciente de la autovía a Madrid, la discontinuidad marcó la evolución de este corredor. Fue en el siglo XIX cuando se planteó abordar el problema estructural de un camino directo a Castilla.

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Todo ello queda reflejado en la exposición a través de un importante muestrario documental, cartográfico, fotográfico y patrimonial de fondos muy variados, como los archivo históricos del Ayuntamiento de Requena, el Municipal de Valencia o el Nacional, que se han distribuido en cuatro itinerarios para el visitante: la visión territorial, los medios de transporte y la evolución del material móvil, los relatos de viajeros y las obras de ingeniería.

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