Daniel Guindo
Sábado, 4 de octubre 2014, 21:16
"Es una excelente cadena de favores porque todos se benefician". El proyecto Nous Amics que desarrolla el Centro de Menores Jaume I de Picassent desde hace nueve años, y pionero en toda España, sigue despertando la admiración tanto de los amantes de los animales como de los defensores de los más desfavorecidos.
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La iniciativa, según explica a LAS PROVINCIAS la jurista del centro, Amparo Requena, cuenta con tres protagonistas principales: menores que han cometido una falta menor y que deben acometer tareas en beneficio de la comunidad; perros abandonados; y mayores, enfermos y niños discapacitados. Y todos ellos reciben un gran beneficio del programa.
Concretamente, la iniciativa consiste en que los menores con causas judiciales pendientes, normalmente niños de familias desestructuradas que han cometido un delito menor, aprenden durante tres meses a educar a perros abandonados que se encuentran en las instalaciones de Modepran. Gracias a la colaboración altruista de los educadores caninos de la academia CIM, los niños enseñan a los canes a sentarse, tumbarse, pasear sin dar tirones, y varias conductas más que hace mucho más fácil que, en el futuro, puedan ser adoptados por una familia. "Pensamos en hacer algo más útil y algo que les aporte. Los animales no juzgan y los chavales tienen una vida muy difícil y pensamos que les podían ayudar", recuerda Requena.
Sin embargo, los responsables del centro querían que la labor de los niños fuera algo más que la de acariciar a los animales y asearlos. "Con la violencia sólo se consigue miedo, por lo que siempre se educa en positivo, jamás pegándole al perro, siempre premiando. Y eso es lo que aprenden", apunta la jurista. Además, los menores y estos animales abandonados han conectado rápidamente y los niños vuelven a sentirse útiles, por lo que también aumenta su autoestima. "Y aprenden a tratar a los animales con respeto y a evitar el maltrato", subraya.
Pero no contentos con eso, los responsables quisieron aportar un nuevo valor añadido a la iniciativa, que cumple ya su noveda edición. Periódicamente, niños y canes visitan residencias de ancianos enfermos de Alzheimer o centros de atención a menores discapacitados. "Cuando ven las reacciones de los pacientes al interactuar con los perros, los niños sienten que lo que están haciendo allí hace felices a las personas. Cuando les preguntas, contestan que lo que más les gusta es ver sus caras cuando acarician a los perros", describe Requena.
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El amplio abanico de beneficios sociales que aporta la iniciativa, que nace para cumplir una medida judicial, le ha servido, para entre otras cosas, formar parte del seminario de Derecho Animal organizado el pasado viernes por el Colegio de Abogados de Valencia.
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