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A. RALLO / J. MARTÍNEZ
Lunes, 8 de diciembre 2014, 00:11
La instrucción del caso Soler por el intento de secuestro de Vicente Soriano se acerca a su final. Esta semana han declarado en el juzgado tres agentes de la Policía Nacional que llevaron la investigación sobre los presuntos planes delictivos del expresidente del Valencia CF. Del testimonio de los funcionarios se desprende que, en todo momento, las pesquisas avanzaron al ritmo que marcaba el confidente policial, un delincuente conocido en la Jefatura Superior de Policía. «Casi siempre se le detenía por robo con violencia, detención ilegal y pertenencia a organización criminal. Sus víctimas, en la mayoría de las ocasiones, eran traficantes de droga que no suelen denunciar», explicó uno de los agentes.
En su curriculum delictivo destacan unas lesiones por intentar cortar la oreja a una persona -un camionero durante un robo en 2004-, según indicó uno de los policías. Al parecer, trató de cortarla con un cuchillo. Llama la atención esta violenta acción porque el propio confidente, de nacionalidad marroquí, acudió al despacho de Vicente Soriano para informarle de los planes que supuestamente tramaba Soler. En aquel encuentro le advirtió de que los secuestradores, un grupo de la guerrilla colombiana, pensaban cortarle dos dedos y una oreja.
En otro procedimiento, tal y como adelantó LAS PROVINCIAS, la fiscalía pide para él 16 años de prisión. Los agentes reconocen que creyeron la versión del confidente porque aportaba datos que difícilmente podía tener en su poder sin que hubiera existido un trato directo con Juan Soler. «La investigación se basaba en lo que poco a poco iba haciendo el confidente», admitieron.
Era el colaborador policial el que les guiaba en las pesquisas. Avisaba de reuniones, les informaba acerca del bajo que querían alquilar para mantener al empresario secuestrado durante las primeras horas o les citaba para que comprobaran la presencia de los colombianos, presuntos ejecutores del plan.
Los agentes relatan cómo se prepara la grabación de la reunión que se celebra en un céntrico piso de Valencia muy próximo a la residencia de Vicente Soriano. Es el colaborado policial el que se ofrece a grabar la conversación, y uno de los agentes lo autoriza. «Insistió en que quería llevar la grabadora». El aparato se le entregó en un hotel cercano a Nuevo Centro, y desde allí, el confidente partió hacia la reunión. A los veinte minutos de terminar el encuentro en el que se iban a ultimar los detalles del plan, el colaborador de la policía entregó la cinta a un agente en un bar próximo a la comisaría.
Una de los policías declaró también ante el juez que Abdellatif L. O., conocido como Tati en el mundo de la noche, no estaba en la reunión que mantuvieron el 27 de marzo de 2014 varios implicados de la trama, concretamente Ciro dAnna, el confidente, Soler y su asesor. En este encuentro, según la investigación policial, «no se trataron los pormenores del secuestro», sino sólo le indicaron al delincuente que el «señor Soler tenía prisa con que se llevase a término».
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