El vendaval deja cuatro heridos, corta carreteras y arranca cientos de árboles

Ni siquiera los más pesimistas esperaban que los fuertes vientos que ayer azotaron la Comunitat iban a provocar tantos daños. El vendaval más fuerte desde enero de 2010, y que registró rachas de hasta 113 kilómetros por hora en Zarra, también provocó cuatro heridos en distintos incidentes, sobre todo a causa de la caída de cascotes, de falsos techos y por siniestros de tráfico, la mayor parte en la provincia de Valencia. Los teléfonos de Emergencias y de los servicios de bomberos empezaron a sonar de madrugada, aunque el primer susto se lo llevó la plantilla del Villarreal CF, que volaba desde Madrid y cuyo avión tuvo que ser desviado a Valencia porque el fuerte viento impidió que aterrizara en Castellón.

Durante la noche, los bomberos de Valencia, tanto el cuerpo provincial como local, acudieron a más de un centenar de llamadas de auxilio, sobre todo por la caída de ramas, la rotura de árboles y el desprendimiento de mobiliario urbano en Massamagrell, Turis, Sagunt, Moncada, Godella, Alfafar, Alboraya, Manises, Silla, Alcudia, Torrent, Albal, Chiva, Rafelbunyol, Ontinyent, Burjassot, y en la ciudad de Valencia, donde la caída de un árbol en la avenida de Manuel de Falla impactó sobre un turismo que circulaba por la zona y obligó a interrumpir el tráfico, entre otros muchos incidentes.

Todavía no había salido el sol, y el polideportivo de Sollana ya había sufrido serios daños tras desplomarse una torre de iluminación, que destrozó parte del muro. También se desprendió parte del tejado del pabellón y se cayó otra plataforma de iluminación sobre una cancha deportiva.

Mientras avanzaba la mañana, las llamadas de emergencia se multiplicaban y desbordaban a los bomberos y al 092, que registró más de mil requerimientos. Los parques de l'Horta, La Ribera y Requena-Utiel tuvieron que contar con un refuerzo extra y en Valencia se vieron obligados a llamar hasta a los bomberos que tenían el día libre.

El intenso vendaval seguía haciendo estragos. En Guadassuar rompió los cristales de una ventana de la piscina cubierta, mientras que el techo de una granja de Catadau saltó despedido por los aires. También se desplomó la pared de una casa en Borbotó. En Alborache, tres enormes pinos se desplomaron y sólo la actuación previa de los servicios municipales evitó una tragedia, puesto que dos de los ejemplares se abalanzaron sobre una parada del autobús y el patio de una guardería. Afortunadamente, toda la zona había sido precintada y no hubo que lamentar ningún herido, según confirmaron a LAS PROVINCIAS vecinos de la localidad.

Precisamente la caída de otro árbol de gran porte y de un poste eléctrico (que originó problemas en el suministro) obligó a cortar durante varias horas los dos sentidos de la carretera CV-500 que da acceso al Saler. Brigadas de la Concejalía de Devesa Albufera colaboraron con los bomberos en revisar el arbolado para garantizar su seguridad. Por la tarde, una placa de la cubierta del polideportivo de Cheste que salió despedida por los aires cayó sobre la calzada de la CV-50, por lo que también tuvo que ser cortada.

De madrugada, dos camiones volcaron por la N-334 a su paso por la Font de la Figuera, debido al fuerte viento; mientras que en el bypass, a la altura de Puzol, otro accidente provocó que un cargamento de naranjas inundara ambos sentidos.

Las fuertes rachas de viento obligaron a suspender las clases en el municipio de Montserrat y en el colegio Trullàs de Benifaió. En Foios se desprendió la cubierta de un porche en el colegio Mare de Déu del Patrocini, aunque no se llegaron a suspender las clases. En Villena también se cerraron las clases de Primaria para evitar riesgos, mientras que en Turis se suspendieron los cursillos en la piscina municipal y una nave perdió parte de su techo de chapa.

El vendaval también provocó que se contabilizaran, al menos, cuatro heridos leves. Un hombre al que le cayeron cascotes en la avenida María Cristina, y tres clientes de una entidad bancaria del Cabanyal en la que, al abrir la puerta, una fuerte racha de viento rompió uno de los tirantes del falso techo y se desplomó.

En el puerto, por seguridad, se declaró la suspensión de las operaciones de carga y descarga y el cierre de las terminales de contenedores por el viento (uno de ellos, incluso, se desplomó sin causar heridos). También se cerró el acceso sur a los camiones «para evitar congestión y colapso dentro y fuera del puerto al no poder cargar y descargar en las terminales», según explicaron. Tanto en Altea como en Port Saplaya se suspendieron distintas regatas y una competición deportiva tuvo que trasladarse del cauce del Turia al velódromo Luis Puig. Los partidos de rugby también se suspendieron.

El dispositivo especial de seguridad activado en Valencia llevó al consistorio a cerrar los parques y jardines vallados de la ciudad, así como los cementerios y las instalaciones deportivas municipales. La Policía Local, por su parte, recomendaba no salir a la calle si no era «imprescindible» y proponía acudir en coche a por los niños al colegio. No se salvó del viento ni el estadio de Mestalla, que perdió varias de sus lonas, ni el Circ de Nadal, que suspendió una de sus funciones, ni el acto de exaltación de la fallera mayor, en el que se tuvo que anular el espectáculo pirotécnico previsto.

Cullera también sufrió varios incidentes. Durante unas horas el puente de la Bega, uno de los accesos a la ciudad, tuvo que ser cortado para que los bomberos retirasen unas chapas metálicas que corrían peligro de caerse. También cerraron el mercado municipal por la caída de un árbol que dañó el techo de la instalación.

La peor consecuencia del fuerte viento se registró, sin embargo, enBenimàmet. Un operario perdió la vida mientras derribaba un muro de forma preventiva para evitar riesgos para los viandantes.