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Viernes, 16 de octubre 2015, 17:39
El cardenal Antonio Cañizares ha publicado una nota en la que quiere pedir perdón por sus declaraciones del pasado miércoles. "Lo primero que hago, con toda sinceridad y de buen grado, es pedir perdón a los refugiados, perseguidos y emigrantes venidos a España en los últimos meses, -para mí muy queridos todos, sean de la condición que sean y vengan de donde vengan y como vengan-, si tales declaraciones les han podido producir algún daño por la opinión pública que se ha intentado crear".
Cañizares recuerda que "no es esa mi posición y que siempre han tenido y tendrán en mí a un hermano que los acoge y defiende, que comparte su tragedia, y que no voy a disminuir para nada ni mi ayuda personal, ni la ayuda institucional de la diócesis".
El arzobispo de Valencia ha aprovechado para pedir también "a los diocesanos de Valencia, a los católicos de esta Iglesia, si he podido causar algún daño moral ante las críticas que estos días a propósito de este asunto se han hecho a la Iglesia o a mi persona, de la que se han dicho tales atrocidades, que perdono de todo corazón y de verdad".
Cañizares quiere además negar "rotunda y categóricamente, absolutamente y sin paliativos de ningún tipo" que ese no es su pensamiento. Considera también que "lo que se ha hecho en un verdadero linchamiento de mi persona en estos días, constituye una manipulación de mi pensamiento, de mis palabras, de mi corazón. Nada más lejos de mí que lo que se me achaca. Si hay una sensibilidad, desde que soy sacerdote, en mi vida, es mi inclinación a los pobres, gracias a Dios".
Recuerda que así lo avalan sus escritos "donde me expreso con toda precisión cómo me sitúo ante el drama de los refugiados, de los perseguidos y de los inmigrantes: léanse y saquen conclusiones. Y, sobre todo, confirman este desmentido mis obras, las que directamente he llevado a cabo por mí mismo, en este sentido, a favor de los pobres y de combatir la pobreza, y las que he realizado a través de instituciones que he promovido tanto en mi actual diócesis de Valencia, como en las diócesis a las que anteriormente he servido".
El prelado recalca las disposiciones tomadas en la diócesis de Valencia sobre "viviendas y alojamientos, medios económicos, gestiones, a favor de estos hermanos nuestros que carecen de todo ante el hecho de tener que abandonar forzosamente sus países de origen".
Además, alude a la colaboración y disponibilidad que ha ofrecido a las autoridades de Valencia, tanto municipales como autonómicas. Resalta, en el mismo sentido, que como testimonio también pueden confirmar cuáles son las normas y criterios que tiene Cáritas, y la delegación diocesana para la pastoral de emigrantes, recibidos de mi persona".
Afirma que sus palabras en el Forum de Economía "se han magnificado y puedo decir que se han interpretado incorrectamente. ¿Se puede decir en verdad, por ejemplo, que soy un xenófobo, que soy un racista, que soy de la extrema derecha, o que mantengo una posición o actitud contraria a la de la Conferencia Episcopal Española o a la del Papa Francisco?" En este sentido ha resaltado que "me encuentro en comunión plenísima con el Papa Francisco (...) con la Conferencia Episcopal". Para Cañizares "la verdad es la verdad, y puedo decir, delante de Dios que no miento; y las interpretaciones que se han hecho carguen con ellas sus intérpretes. Y, por encima de todo, soy un hombre de fe plena en Jesucristo y jamás olvidaré sus palabras ni las utilizaré en mi provecho o para mi interés, lo consideraría blasfemo".
El cardenal indica que al afirmar que no todos los que llegan son trigo limpio, no pretendía descalificar con ella a todos los refugiados, huidos, inmigrantes o perseguidos. Resalta que no tiene ninguna prevención; "solo afirmo que se tenga prudencia; no digo más que lo que dijo el Papa: existe el peligro de infiltración, eso es cierto".
Por otro lado, añade que "hay que defender la identidad y la historia de Europa y de España misma y prevenir; no creo que esto sea reprobable". En cuanto al hecho de no todo trigo limpio, explica que se remite a "los hechos y a las informaciones veraces de que dispongo; y la Comunidad Europea, en reunión de más alto nivel, acaba de confirmar anoche mismo mis preocupaciones".
Confiesa que le han dolido "algunas cosas que han dicho de mí, sin fundamento alguno, sobre todo, por venir de quienes venían, personas significativas". Destaca que no habría publicado esta nota "si no fuese por servir al bien común, a la sociedad, y, principalmente a la Iglesia". Aclara que no pretende defenderse personalmente," me importan poco los insultos, las calumnias o las descalificaciones, las persecuciones. Todo esto me acerca más a Dios y a vivir las bienaventuranzas evangélicas, que son el retrato de Jesús". Además, pide a Dios rico en misericordia que le conceda seguirle siempre, sin preocuparme nada de mí ni para mí, sino sólo el bien de la Iglesia, y me conceda también la gracia de una conversión permanente, de ser un pastor conforme al corazón misericordioso de Dios que alimenta a su pueblo con la caridad con predilección por los más pobres, y ser igualmente ministro de reconciliación y de unidad".
Por últimp, termina afirmano que "olvido todo, y no tengo en cuenta para nada lo sucedido: simple y sencillamente insisto en pedir prudencia, espero reciprocidad y lealtad, y suplico, humildemente, que recen por mí".
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