Juan Sanchis
Lunes, 19 de octubre 2015, 21:01
Las lluvias empezaron a caer con fuerza el martes 19 de octubre y continuaron al día siguiente tras la formación de una gota fría en el Mediterráneo. La gente estaba alerta porque el Júcar y sus afluentes comenzaron a crecer y a alcanzar un caudal alarmante. Pero nadie, o muy pocos, podía imaginarse lo que estaba a punto de suceder.
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Las primeras señales de alarma comenzaron en la madrugada del miércoles 20 de octubre. Júcar arriba, por la Canal de Navarrés y Valle de Ayora, las lluvias alcanzaban especial virulencia. Un autobús con 16 trabajadores de la central de Cofrentes se despeñóa primeras horas de la mañana al hundirse un puente sobre el río y sólo seis personas se salvaron.
Los pluviómetros empezaron a marcar registros no vistos hasta el momento. Se llegaron a recoger 1.000 litros por metro cuadrado. A primeras horas de la mañana el Sellent comenzaba a desbordarse. Algunos empezaron a alertar de que a lo largo de la mañana el pantano de Tous empezaba a desmoronarse, aunque las informaciones fueron calificadas de alarmistas.
Mientras los alcaldes de algunas localidades ribereñas empezaron a tomar medidas. El alcalde de Gavarda ordenó la evacuación del pueblo a las 11.00 de la mañana al tiempo que el agua empezaba a circular por las calles de localidades como Beneixida, Cotes, Càrcer y Alcántara. En Alzira se suspendieron las clases.
La amenaza de que podía desencadenarse una tragedia se hacía cada vez más real. A media tarde los técnicos de la presa de Tous comprobaron que el agua comenzaba a erosionarla y no podían abrir las compuertas por problemas técnicos para aliviar la presión. Ya muchos alcaldes habían ordenado la evacuación y la población había dejado sus hogares y desplazado a zonas más altas.
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Las 19.15 horas de la tarde fueron el momento clave. Un aviso de un vecino de Gavarda comunicaba que la presa había reventado.120 millones de metros cúbicos de agua quedaron libres y se extendieron por toda la llanura entre Tous y Cullera. La incredulidad era tal que nadie se creía que el pantano hubiera cedido.
La tragedia no estaba más que en sus inicios. Las aguas permanecieron cubriendo campos y poblaciones durante días. Alzira y otras localidades permanecieron dos días incomunicados. La población, una parte considerabe subida a las terrazas de las viviendas, se encontraba indefensa y sólo recibía noticias a través de las radios con pilas. El nivel de las aguas llegó a alcanzar en algunas zonas los siete metros.
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Sueca tuvo suerte y se salvó gracias a la Albufera. El río se dividió en dos cauces, uno hacia la desembocadura en Cullera y el otro hacia la laguna donde se abrieron varias golas que permitieron dieron salida al agua. Sueca se quedó incomunicada pero a salvo de la crecida.
Los millones de metros cúbicos de agua quedaron durante días embalsados en la que hasta ese día era una de las comarcas más prósperas de la Comunitat y de España. El mazazo fue tremendo.
Al bajar el agua, los vecinos volvieron a sus domicilios y comenzó la batalla contra el barro.
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