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Abel de Céspedes, con sus hijos haciendo deberes.
La batalla de los deberes

La batalla de los deberes

Las tareas dividen a los padres, aunque todos coinciden en que los excesos perjudican al alumno

Joaquín Batista

Miércoles, 28 de octubre 2015, 20:13

Eva Bailén, alicantina afincada en Madrid, decidió impulsar hace siete meses una curiosa iniciativa a través de internet cansada de ver como su hijo, de 5º de Primaria, dedicaba las tardes a los deberes. Pedía una regulación para evitar excesos y situaciones de estrés a alumnos y familias por la invasión del tiempo familiar derivada de la repetición de tareas. Ejerció su "derecho al pataleo" a través de la plataforma Change.org, que permite reunir firmas electrónicas para dar visibilidad a casuísticas especiales y problemas con el objetivo de avanzar hacia una solución. Hoy la campaña se ha convertido en un fenómeno imparable que supera las 130.000 adhesiones. Más allá de alcanzar su objetivo, que el Ministerio de Educación regule normativamente los deberes escolares, sí ha conseguido que el viejo debate no caiga en el olvido: ¿Los deberes son una necesidad o un lastre familiar?

Más allá de las diferentes opiniones sobre la materia, la fría estadística arroja conclusiones: los alumnos españoles están a la cabeza de la OCDE en tiempo semanal dedicado al estudio y a los trabajos en casa. Y cualquier lector sabe que nuestros estudiantes no aguantan la comparación con otros países en cuanto a rendimiento. Ya sea por las elevadas tasas de abandono o por el estancamiento que se detecta cada vez que se hacen públicos los informes internacionales.

En datos concretos, recurriendo a las cifras de PISA de 2012, las últimas publicadas, los españoles participantes (15 años) dedicaban una media de 6,5 horas semanales, sólo superados por los de Polonia, Irlanda, Italia o Rusia. En el otro extremo de la clasificación se situaron los de Finlandia y Corea (2,8 y 2,9 respectivamente). Es decir, los nacionales llegaron a más que duplicar sus registros. Dejando de lado Corea y su polémico sistema basado en la más pura competitividad, no se puede olvidar que el país nórdico se ha convertido en el paradigma de la buena educación, en el sentido académico de la palabra.

En diciembre de 2014 se editó un pequeño estudio dentro de la serie PISA In Focus que ahondaba en la cuestión. Basándose en los datos de las sucesivas pruebas, detectó que entre 2009 y 2012 se redujo el tiempo de dedicación en todos los países, situándose la minoración en el caso español en 0,9 horas (de 7,4 a 6,5). El descenso se atribuyó "a un cambio en la forma que tienen los alumnos de utilizar su tiempo libre, lo que reflejaría por ejemplo la creciente importancia de internet y los ordenadores en la vida adolescente", aunque también se deslizaba la idea de que podría ser resultado "de un cambio en las ideas de los docentes respecto a la asignación o no de deberes y a cuántos son suficientes o demasiados". También se recordaba -con datos de 2009- que más de cuatro horas a la semana no tenían efectos perceptibles en los resultados de las pruebas, aunque sí se detectó una relación positiva entre mayor dedicación y mejores resultados (algo contradictorio con el ejemplo finlandés), además de la desventaja de los alumnos desfavorecidos a la hora de hacerlos.

"El trabajo en casa debería ser voluntario"

  • abel de céspedes, padre de la nucía

  • Abel de Céspedes inició su cruzada contra los deberes después de encontrarse expresiones que no le gustaron en las tareas de su hijo pequeño. Alcanzó su punto álgido cuando al mayor le suspendieron una asignatura por no llevarlos, al establecer la profesora que suponían el 10% de la nota, lo que derivó en una batería de quejas y recursos ante la inspección y la dirección territorial. Al final, alcanzó un acuerdo con el centro y le aprobaron. Dice que habría llegado hasta instancias judiciales.

  • "Yo soy contrario a los deberes, pero no me puedo oponer a que otros padres los pidan o los quieran. Pero lo que no puedo aceptar es que sean parte de la nota. A mi juicio deben ser flexibles en función de cada familia, y siempre voluntarios. Si un profesor me hace una indicación sobre mis hijos la seguiré, pero siempre que se respete mi propio criterio y mi derecho a la vida familiar", explica.

  • De Céspedes dispone de una custodia compartida que le permite ver a sus hijos todos los días a la salida del colegio antes de que vuelvan con su madre. "En la práctica ocupaban todo su tiempo, eran una mera extensión de lo que hacía en el colegio. Acababa cansado, yo no tenía tiempo de disfrutar con ellos, de que se distrajeran o hicieran otras actividades, de inculcarles los valores que quiero", relata este vecino de La Nucía.

  • "La educación obligatoria coincide con la jornada, hay un límite temporal. Si el colegio invade y me organiza mi tiempo no puedo educar en libertad", señala.

  • Eva Bailén, la impulsora de la petición en Change.org para limitar las tareas escolares, optó por esta vía tras ver como su hijo mediano tenía que asumir más deberes que su hermana mayor, algo que le frustraba pese a ser un buen alumno. Habló con el centro, pero no llegó a comprender los argumentos. "Entre los horarios escolares, el transporte y los deberes no había tiempo para otras cosas. Los niños tiene que dormir, necesitan tiempo de juego, de relacionarse", explica. Su objetivo es presentar las firmas recogidas al ministerio, desde donde explican a LAS PROVINCIAS que a día de hoy no ha prevista ninguna regulación. Pero ha conseguido que el debate tenga notoriedad y el apoyo de reputados expertos educativos.

  • "Es paradójico que los padres consigamos el derecho a la reducción de jornada para pasarnos el día haciendo deberes con los hijos", lamenta.

En cuanto a la Comunitat, que no participó en PISA, la única información sobre el tema se desprende de los formularios de contexto de la prueba diagnóstica del 2012-2013. En este caso se evaluó a todo el alumnado de 4º de Primaria y 2º de la ESO de centros públicos y concertados, y los resultados decían que la mayoría de estudiantes (entre el 56% y el 58%) dedicaban entre una y dos horas al día. Es decir, los datos podrían coincidir o duplicarse respecto a los de PISA, dependiendo de cada extremo de la horquilla.

En el caso de Primaria los que destinaban más de 120 minutos obtuvieron peores resultados en las competencias matemáticas y lingüísticas, conclusión que no se dio en Secundaria. Eso sí, como se puede ver en el gráfico adjunto, dedicar menos de 60 implicó peores resultados.

La información que facilitan los representantes de los padres, principales sufridores junto a los alumnos cuando existe un exceso de tareas, se acerca más a los máximos de la horquilla valenciana. Y aunque hay división de opiniones, sí existe cierto consenso: debería haber alguna regulación, evitando que las tareas de casa se conviertan en una mera prolongación de los tiempos lectivos o deriven en excesos.

Postura en la red pública

La posición más crítica la protagoniza la Confederación de Ampas de España (Ceapa), mayoritariamente de la escuela pública. A principios de curso abogaron por su eliminación por el estrés que causan al alumnado, que convierte su tiempo de ocio o de descanso en una extensión de la jornada escolar.

A nivel valenciano, Eva Grimaltos, presidenta de Fapa Valencia y la Confederación Gonzalo Anaya, la mayoritaria, se posicionaen esta línea, aunque matizada. "En Primaria sólo deberían encargarse tareas de lectura, y en Secundaria dos horas de estudio, no hasta cuatro como pasa en muchas ocasiones. Al final los alumnos no tienen tiempo de ocio o de relacionarse. Desde luego hay que evitar siempre la repetición", señala. También vincula el exceso de tareas con las ratios: "Son demasiados alumnos por aula. Entiendo que los profesores no tengan tiempo material para dar la clase".

Ramón López, presidente de Covapa (también representativa de la escuela pública), recuerda la línea pedagógica que habla de que debe incrementarse el tiempo de deberes en diez minutos por curso hasta que se llega al final del ciclo. "No rechazamos los deberes como tales, sí que se conviertan en una prolongación de la escuela. A veces los alumnos tienen jornadas semanales de 60 horas entre el colegio, las extraescolares y el trabajo en casa". También advierte del peligro de que generen desigualdades entre familias que pueden ayudar a sus hijos frente a las que no tienen esa posibilidad, por lo que aboga por "recuperar los tiempos escolares", que el profesor tenga espacio para apoyar a los alumnos en horario lectivo.

La posición en la concertada

Desde Concapacv, mayoritaria en la red concertada, la presidenta Julia Llopis se muestra favorable. "Los alumnos deben tener deberes ya que cada vez son menores los tiempos de aprendizaje. Es necesario afianzar lo aprendido, aunque muchas veces llega a casa lo que no ha dado tiempo a hacerse en clase". Eso sí, advierte ante los excesos. "Lo que no se puede aceptar son sesiones de tres o cuatro horas diarias. En estos casos ya no es por pedagogía. Es bueno el hábito de trabajo, pero los padres no podemos ser sustitutos del sistema", sentencia.

En una línea similar se expresa Vicente Morro, presidente de la Federación Católica de Ampas de Valencia (Fcapa). "Con la actual situación de fracaso escolar no podemos aceptar que se eliminen, no podemos tender hacia una reducción del trabajo", explica. "Deberes sí, pero modulados, por ejemplo, en base a la etapa y la edad, que aumente el tiempo progresivamente", explica.

El director del instituto Joan Fuster de Sueca, Vicent Baggetto, plantea un debate más amplio. "Nos quedamos con aspectos parciales, como la jornada continua o partida o los deberes. Creo que hay que reformular los tiempos escolares, abordarlos desde un punto de vista general que incluya todos los aspectos, por ejemplo también la incidencia de los puentes festivos".

En la actualidad no hay ninguna normativa, estatal o regional, que regule los deberes, a diferencia de otros países, por lo que dependen de la autonomía de cada centro. Y hay ejemplos valencianos en este sentido. En el colegio Gençana de Godella la norma general es que no haya deberes. El director Pedro Gil destaca que los profesores deben organizarse para dar tiempo en el aula. Para casa sólo se mandan trabajos de lectura diaria y expresión escrita mediante cuadernos de bitácora (la periodicidad es más amplia) en el caso de Primaria, y a medida que avanzan se introducen rutinas para mejorar su organización, como la planificación de tareas a presentar en el centro. Respecto al tiempo, en Secundaria se recomienda una hora, incluyendo el estudio, que se eleva a dos en 2º de Bachillerato.

"Huimos de la repetición sistemática de lo que se hace en clase", explica Elena Corchs, vice principal de Elementary School del American School of Valencia. Se buscan tareas motivadoras que refuerzan dos áreas básicas, la comprensión lectora y las habilidades matemáticas. Cada lunes se reparten fichas y libros adaptados y lo normal es que se entreguen los viernes, una manera de liberar el tiempo del fin de semana.

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