Guerra contra la tortuga invasora

La tortuga de orejas rojas, también conocida como galápago americano o tortuga de Florida, es una de las especies invasoras más dañinas del mundo y ya ha invadido buena parte de las zonas húmedas de la Comunitat, por lo que supone un grave riesgo para la conservación de las poblaciones de galápagos autóctonos valencianos, como el leproso o el europeo, así como para otras especies de flora y fauna acuática. Así de tajante se muestra la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural en el último manual que ha editado para el control y erradicación de estos galápagos invasores, ante la proliferación de estos animales en los últimos años, que se cuentan ya por decenas de miles en prácticamente todas las zonas húmedas de las tres provincias, como las marjales de Rafaell i Vistabella, Xeresa, Pego-Oliva o dels Moros, el estany de Almenara o de Nules, los ríos Serpis y Canyoles y hasta en La Albufera y la Goleta de Tavernes de la Valldigna, entre otros muchos puntos de la geografía valenciana.

Durante los últimos años, el proyecto Life+Trachemys, financiado por la Unión Europea para el control de esta especie exótica, ha puesto de manifiesto su extensión por la Comunitat. En 11 años, se han capturado más de 28.000 ejemplares pero, de ellos, más de 22.000 se han atrapado en los últimos tres ejercicio, pasando de los entre 400 y 1.000 que se apresaban anualmente entre 2003 y 2009 a los cerca de 10.000 que vienen capturando cada ejercicio a partir de 2012.

Los distintos decretos que han prohibido el comercio de esta especie (en 2006) y su liberación y transporte (en 2009) no han sido suficiente para atajar este problema medioambiental que tiene su germen en la década de los 80 y los 90, época en la que se popularizó entre los más pequeños tener una tortuga de este tipo como mascota, como recordaron desde la Fundación Limne, organización sin ánimo de lucro centrada en la conservación y mejora de los ecosistemas acuáticos.

Sin embargo, buena parte de estas pequeñas tortugas, que viven más de 20 años y llegan a pesar dos kilos cuando son adultas, terminaron en ríos, pantanos y demás zonas húmedas valencianas, lo que supuso el comienzo de la colonización. Y para tratar de unir esfuerzos en la lucha contra esta especie, la conselleria, en colaboración con la citada fundación y Acció Ecologista Agró, ha confeccionado este manual para que las entidades y administraciones que quieran contribuir en la iniciativa sepan cómo actuar.

El manual desarrolla más de una decena de técnicas para su captura, especialmente con la colocación de trampas. Sin embargo, apuesta también por otras técnicas como la pesca deportiva, el uso de perros adiestrados (para localizar los nidos), de aparatos de georradar y hasta la caza carabina. En este último método, según recoge la guía, se emplea un rifle CZ-527 Varmint de calibre 222 Remington dotado con visor, y ya se ha empleado para abatir galápagos, por ejemplo, en el embalse de Buseo en Chera. Eso sí, siempre con los pertinentes permisos.

Ahora, además, están empezando a aparecer también tortugas chinas narigudas "que no va a afectar tampoco de manera positiva a los ecosistemas", advierten desde Limne.