J. MOLANO
Lunes, 16 de noviembre 2015, 00:38
«Hola, a partir de este momento paso a ser el protector de su expareja. Voy a proceder a advertirle de las consecuencias que conlleva quebrantar sus medidas de protección». Este es el mensaje que recibe en primera instancia por vía telefónica el agresor de una víctima de violencia de género en Valencia. Agentes especializados de la Unidad de Prevención Asistencia y Protección de mujeres maltratadas de la Policía Nacional (Upap), en colaboración con el Grupo de Actuación contra los Malos Tratos de la Policía Local (Gama), asisten de manera integral los 1243 casos que se registran en la actualidad en la ciudad.
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Los policías intentan disuadir al maltratador dándole un aviso para que sepa que su exnovia o exmujer no está sola, tiene asignado un agente las 24 horas del día los 365 días del año que velará por su seguridad, se preocupará por ella en el aspecto psicológico y le asesorará en todo lo que esté en su mano.
«Una mujer abandona la comisaría después de presentar un denuncia y piensa: 'Tengo que volver a casa. A él no lo han detenido. ¿Y si viene a por mí?'. Es muy importante que sepa que, a partir de ese momento, va a contar con nuestro respaldo. No están solas después de sufrir un episodio de violencia», afirma José Asunción, inspector jefe de la Upap.
En el caso del cuerpo estatal, se trata de un grupo formado por cerca de una veintena de agentes que trabaja de paisano, en plena calle, con total margen de actuación si una de sus 717 protegidas se siente intimidada o cree que su vida puede correr peligro. Desde el año 2003, todos los protectores cuentan con un teléfono oficial permanente que se le facilita a las mujeres que han sido maltratadas y su grado de riesgo apreciado es alto. A cualquier hora pueden ponerse en contacto con Alejandro, Laura, José Ramoón, Jaime, Chus... Sus guardianes. El teléfono es una extensión de ellos. El 80% de las llamadas que reciben son consultas solicitando consejo o información. El otro 20% corresponde a avisos para que tengan que intervenir con carácter urgente.
La afectada habla con un personal especializado con el que ya ha entablado una relación de confianza. Éste, además de tener controlados a víctima y agresor, debe detectar situaciones de peligro, como cuando la mujer reanuda una nueva relación sentimental y su anterior pareja, a la que denunció, sufre una celopatía o tiene problemas con el acohol u otras drogas. O en el momento en que finaliza la orden de alejamiento o existen problemas por la custodia de los hijos. Siempre tienen que estar alerta, en ningún momento bajan la guardia.
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«La respuesta que se le da a la violencia de género es inmediata. En menos de cinco minutos tienen una patrulla en el lugar. El servicio del 091 es rapidísimo», afirma Asunción. Cada uno de los cinco distritos de la Policía Nacional en la ciudad de Valencia posee una unidad de seguridad ciudadana con dos vehículos. «El coche patrulla siempre está cerca». Además, «la concienciación de todos los policías con temas de malos tratos y quebrantamientos de órdenes de alejamiento es máxima».
Alejandro, de 37 años, es un agente protector, pertenece a la Upap desde 2013. Ha estado involucrado en la violencia de género desde el inicio, cuando la mujer da el paso de denunciar, hasta el final, la fase de protección. Empezó en una oficina tomando declaración a mujeres maltratadas, luego pasó a formar parte de un grupo de investigación del Servicio de Atención a la Familia, especializado en estos casos, y, más tarde, recaló en la Upap, la última parte del proceso de atención a las víctimas de violencia de género.
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El policía recuerda un caso en el que la labor de la unidad logró salvar la vida de una protegida. «Fue en Sagunto hace un año. Un hombre intentó matar a su mujer apuñalándola y acabó en el hospital. Se le hizo vigilancia, tenía decretado un riesgo extremo. A los dos o tres días de haber recibido el alta, él fue a por ella a su domicilio. Logramos detenerle en las inmediaciones de la casa», cuenta.
Policía Local
Desde 2014, la Policía Nacional se reparte las órdenes judiciales por violencia de género con el Grupo de Actuación contra los Malos Tratos de la Policía Local (Gama). Éste controla 526 casos de mujeres víctimas de violencia de género. Uno de ellos en riesgo alto, 23, en riesgo medio, 78 en riesgo bajo y 424 en riesgo no apreciado. Su trabajo de atención a las mujeres maltratadas es completo. Intentan ayudarlas para que den el paso de tomar decisiones por ellas mismas y para acabar con su miedo, sabiendo que van a apoyarlas en todo momento.
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El número de personal de la Policía Local que tiene vínculos directos con Gama asciende a unos 50, entre mandos y agentes. Estefanía Navarrete es su directora, forma parte del mismo desde su creación hace 11 años. Es otra agente protectora. «Una persona muy cercana a mí sufrió malos tratos y no supe ayudarla. Sentí mucha frustración. A partir de ese momento me formé para poder entrar en el grupo. Tenía que superarlo, llegar a las víctimas. Cada día aprendo de cada una de ellas», confiesa. Siempre busca «empatizar con sus protegidas para lograr que confíen al cien por cien en nosotros». «La protección que les damos es proactiva. Vamos a los domicilios de las víctimas para que sepan que no solo estamos allí cuando nos llaman, sino para preocuparnos por su día a día», comenta.
Patrullas en cada uno de los siete distritos de la Policía Local en la ciudad de Valencia están muy pendientes de las víctimas y de sus agresores. Realizan vigilancias en domicilios y en los lugares que frecuenta el maltratador para tenerlo bajo control. «Intentamos normalizar la vida de la víctima, que se sienta a salvo, pero no agobiada por ello».
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«La violencia de género tiene tres frentes de actuación: una fase educacional, otra preventiva y una última de protección. Somos la operación de última instancia, el recurso cuando no hay solución». La directora aboga por «entrar en las aulas» para combatir la violencia de género, ya que «es lo que va a lograr que salgamos de esta situación». «Tendremos salida si actuamos desde el principio, desde una educación en valores e igualdad. Eso evitará que los adolescentes inicien relaciones sentimentales de tipo violento y destructivo».
Al lado de Estefanía se encuentra Sergio Lozano, otro de los protectores de la Policía Local. Tiene 40 años y lleva cuatro y medio en la unidad. «Al estar especializados realizamos nuestro trabajo de manera más segura. Me dedico a esto por vocación. Cuando las mujeres pasan a estar bajo nuestra protección tenemos que lograr que su riesgo sea de cero y estar pendientes de aquellos casos de peligro no apreciado. Ya que en cualquier momento puede cambiar esa situación. Es esencial que las que decidan denunciar a sus agresores sepan que con nosotros no tienen por qué temer a nadie».
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