Incierto camino al TSJ

El juego de estrategias para presidir el TSJ de la Comunitat enfrenta a cuatro aspirantes. La actual presidenta, Pilar de la Oliva; el expresidente de la Audiencia Pedro Castellano; el presidente de la Audiencia de Alicante, Vicente Magro, y el magistrado de Primera Instancia Juan Mejías. Todos pertenecen a la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura (APM). Resulta imposible adelantar con cierto grado de seguridad el nombre que ocupará el sillón del alto tribunal. De la Oliva puede partir con una cierta ventaja, seguida de Castellano y Magro. Y estos últimos no necesariamente por este orden. El más descolgado sería Mejías, nuevo en estas lides, sin el peso de los anteriores aspirantes. Todos, sin excepción, han movido sus fichas en las últimas semanas. Y siguen haciéndolo de cara al pleno del 28 de enero. Nadie da un paso como este si no maneja al menos alguna posibilidad de salir elegido. Tanto De la Oliva como Castellano han mantenido algún encuentro informal con el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes. Una maniobra, por otra parte, habitual.

El nombramiento del TSJ no es una cuestión aislada. La decisión está condicionada, sin duda, por otros escenarios. La elección del TSJ de Cataluña puede ser decisiva, según las fuentes. Hace cinco años, era la plaza valenciana una de las más codiciadas ante la previsión de que el alto tribunal enjuiciara toda la trama Gürtel. Ahora, el independentismo y el futuro judicial de Artur Mas han reorientado el foco. Allí se presenta a la reelección Miguel Ángel Gimeno, de la progresista Jueces para la Democracia, aunque no es el único candidato.

¿De qué manera influye en Valencia? Se da la circunstancia de que los progresistas no presentaron aspirante. La presidencia de De la Oliva ha resultado 'cómoda' para el sector. Los vocales de esta sensibilidad -no todos- podrían dar su apoyo a un segundo mandato siempre que se aceptase la apuesta catalana. Pero si eso no ocurre, quizá entonces las consecuencias sean imprevisibles. Si introducimos las variables de los otros TSJ (Andalucía y los ERE's) o los tribunales de las dos Castillas -aunque los nombramientos parecen más claros- las cábalas se multiplican. Inabarcables en esta página. No hay que olvidar que ya no es necesaria una mayoría cualificada. Es suficiente sacar un voto más que el rival, lo que puede facilitar las sorpresas.

De la Oliva dispone de algunos apoyos entre la veintena de miembros del Poder Judicial. En el grupo progresista cuenta con Mar Cabrejas. Esta vocal, que también integra la Comisión Permanente, podría movilizar algún otro voto. Tampoco se espera una dirección del voto unánime porque existen intereses dispares en el grupo.

En el lado conservador aparece otro vocal cercano. Se trata de Vicente Guilarte, vinculado con el Consejo General de los Registradores de la Propiedad. El marido de la actual presidenta es registrador. Guilarte normalmente arrastra el voto de Grande Marlaska. Además, De la Oliva mantiene buena relación con Juan Martínez Moya - también el vínculo es estrecho con Castellano- porque han coincidido como presidentes de TSJ.

Existe otra circunstancia favorable a De la Oliva. Manuel Almenar fue elegido en noviembre presidente nacional de la APM. Almenar, que hizo prácticas en el mismo juzgado que De la Oliva, fue su principal valedor la primera vez que se presentó al TSJ. El magistrado hará fuerza, sin duda, por aglutinar voluntades alrededor de la apuesta continuista.

A todo lo anterior, hay que añadir otras supuestas ventajas. De la Oliva es la única mujer en los TSJ. Dejar los altos tribunales sin féminas no ofrecería una buena imagen. No obstante, este factor podría anularse con Carmen Renedo, que tiene muchas posibilidades de llevarse el TSJ de Castilla y León. El otro dato que invita al optimismo de la responsable actual es que se trata del segundo mandato. Se suele conceder la renovación salvo desastres en los primeros cinco años. Pero esta costumbre también ha encontrado excepciones. Por ejemplo, el caso de Eugenia Alegret.

No todo son buenas noticias para De la Oliva. Pedro Castellano, que durante casi tres décadas ha dominado la APM en la Comunitat, dispone de poderosos contactos en el seno del Poder Judicial. Juan Manuel Fernández, José María Macías o incluso Martínez Moya pueden resultar próximos a sus intereses.

Tampoco se debe descuidar el papel que puede jugar la vocal Carmen Llombart. Su falta de sintonía con De la Oliva es conocida en el mundillo judicial. Las fuentes apuntan a que la expresidenta de la Audiencia de Valencia impulsaría cualquier opción que apartara a la actual responsable. Su rol puede ser decisivo si logra concitar en torno a ella un par más de vocales. Lo que se desconoce es quién sería su apuesta.

En este punto, diversas fuentes recuerdan la alargada sombra de Fernando de Rosa, actual presidente de la Audiencia. Su entorno niega cualquier maniobra. Dos tesis se manejan respecto al que fuera vicepresidente del Poder Judicial. Una es que intercede a favor de Magro, que sabe que no será renovado en Alicante. Este candidato preferiría el Supremo ante que el propio TSJ. Un cambio de aires a mitad de mandato quizá dejara una puerta abierta al alto tribunal para De Rosa. La otra idea, quizá como mal menor, es que desea una renovación de De la Oliva pese al nulo feeling existente. El interés sería el mismo. Una hipotética aspiración al TSJ con la actual responsable casi descartada al afrontar su tercer mandato. Aunque quizá para entonces se encuentre con la candidatura del juez decano, Pedro Viguer, y con un consejo muy diferente al actual.