Pérdidas en bares y jubilados o estudiantes desplazados

El perfil del millar de perjudicados puesto sobre la mesa por el fiscal encargado del caso es muy variado. Repartidores y proveedores que tuvieron que asumir un trayecto por carretera más largo durante los ocho meses de corte de la CV-428 -o más que carretera por la sinuosa pista forestal que surca la cima de La Muela-, restaurantes y bares que perdieron no pocos servicios y menús al cerrarse el grifo de los muchos excursionistas que en situaciones normales llegaban al pintoresco entorno de Cortes de Pallás, vecinos desplazados... Son sólo algunos de los afectados que podrían acabar reclamando una indemnización si se confirma la acción penal contra algún responsable o responsable del hundimiento de la montaña y el corte de la carretera.

LAS PROVINCIAS lo comprobó apenas una semana después del derrumbe, cuando visitó Cortes y palpó cómo en sólo unos días el siniestro había cambiado la vida del municipio. Y la conexión por carretera no se restableció hasta diciembre, ocho meses después. Así, una veintena de padres de Cortes se encontraron ante el brete de cómo afrontar el viaje diario de sus hijos hasta el vecino instituto de Buñol. Al final optaron por dejar internados a los estudiantes en el instituto de Cheste, con el consiguiente desembolso económico, antes que afrontar dos peligrosos viajes de ida y vuelta.

Los tres bares y restaurantes de Cortes de Pallás ya notaban pérdidas por la bajada de visitantes. Algunos jubilados se desplazaron a vivir a Requena para no tener que estar yendo y viniendo por sus constantes revisiones de salud.