EFE/J. A. MARRAHÍ
Sábado, 4 de junio 2016, 23:59
Caviar, pieles de caimanes, lagartos y grandes serpientes, colmillos de elefante, cuernos de rinoceronte, aves exóticas, corales... El tráfico ilegal de flora y fauna salvaje mueve en torno a 27.000 millones de euros al año en el mundo, cifra sólo superada por el comercio clandestino de armas y drogas. Así lo expone el responsable de especies amenazadas del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Luis Suárez, quien sitúa el puerto de Valencia como puerta de entrada en Europa para este comercio clandestino.
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«Nuestro país no se encuentra en el centro de las principales redes pero sí es protagonista como punto de recepción y redistribución a través de áreas portuarias como las de Valencia, Algeciras o Canarias, advierte el experto. La causa es la proximidad con las costas africanas y la especial relación con Iberoamérica, de donde proceden los animales y plantas ilegales.
La lucha contra esta actividad es precisamente el lema del Día Mundial del Medio Ambiente que hoy se conmemora. Según Suárez, «suele hacerse hincapié en la amenaza que la caza ilegal supone para especies como el tigre, el elefante o el rinoceronte». Pero lanza una reflexión: «Si estos animales tan visibles y vigilados sufren una persecución tan grande, imaginemos lo que puede suceder con otros más pequeños o menos conocidos».
El responsable de WWF pone el ejemplo del pangolín, un mamífero «amenazado y al borde de la extinción en Asia». Los controles del Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés) «no parecen suficientes», pues «se calcula que 13.000 ejemplares de pangolín se distribuyen ilegalmente cada año».
Situación similar es la de «ciertas aves y árboles empleados por la industria maderera». Según Suárez, «cuanto más pequeño es el objeto de deseo, más fácil es sortear su vigilancia». No obstante, hay motivos para la esperanza. El experto destaca la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas que desde 2015 «da dimensión al problema al exhortar a los estados miembros a que tomen medidas».
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Su Oficina contra las Drogas y el Delito (UNODC) lo considera «un asunto de capital interés». Interpol incluye ya en su decálogo de delincuentes más buscados a traficantes de colmillos de elefantes. Sus rostros aparecen junto a los de traficantes de armas o autores de crímenes contra la Humanidad.
En España, las autoridades han incautado cerca de 13.000 especímenes ilegales durante los últimos 10 años. Se ha convertido en «lugar de desembarco para madera tropical o pieles de reptiles». Suárez urge un centro de referencia para los animales que son requisados por las autoridades. Denuncia que los que existen actualmente en Alicante, Madrid y Toledo están «completamente desbordados».
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